UN PASEO POR EL FUTURO Los dos tuvieron que separarse tras 115 años de matrimonio. La consideraban la relación más duradera del mundo, hasta que Bibi empezó a atacar al marido. ¡Llegó a arrancarle un pedazo de su cuerpo! La cosa se puso violenta. Era necesario evitar lo peor, y llamaron a los expertos para tratar de salvar la relación. Recurrieron a comidas especiales y otros recursos, buscando animarlos, pero sin éxito. Él y ella ya no podían compartir el mismo espacio ni mirarse a los ojos. De hecho, el asunto se convirtió en un gran problema para el zoológico de Klagenfurt, en Austria.1 Tuvieron que separar a las dos tortugas agresivas y centenarias. Tratándose de dos animales tan pacíficos y “buenos” como las tortugas, esta historia puede parecer divertida. Sin embargo, nos hace pensar en las relaciones humanas. En períodos mucho más cortos que 115 años, hemos visto fuertes lazos deshechos. No solo los vínculos matrimoniales, sino también entre padres e hijos, hermanos, parientes