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Capítulo 1 — Nuestro ejemplo - El ministerio de curación

Capítulo 1 — Nuestro ejemplo NUESTRO Señor Jesucristo vino a este mundo como siervo para suplir incansablemente la necesidad del hombre. "El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias" "(S. Mateo 8:17), para atender a todo menester humano. Vino para quitar la carga de enfermedad, miseria y pecado. Era su misión ofrecer a los hombres completa restauración; vino para darles salud, paz y perfección de carácter. Variadas eran las circunstancias y necesidades de los que suplicaban su ayuda, y ninguno de los que a él acudían quedaba sin socorro. De él fluía un caudal de poder curativo que sanaba de cuerpo, espíritu y alma a los hombres. La obra del Salvador no se limitaba a tiempo ni lugar determinado. Su compasión no conocía límites. En tan grande escala realizaba su obra de curación y de enseñanza, que no había en Palestina edificio bastante grande para dar cabida a las muchedumbres que a él acudían. Encontrábase su hospital en los verdes collados de Gali

8. Nuestras oraciones serán contestadas - Ser semejantes a Jesús

Nuestras oraciones serán contestadas Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a él, y él te oirá; y tú pagarás tus votos. Job 22:26, 27. En la oración por sus discípulos, Cristo dijo: “Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”. Juan 17:19. En su oración Cristo incluye a todos los que escucharían las palabras de vida y salvación por medio de los mensajeros a los que envía... ¿Podemos comprender por la fe el hecho de que somos amados por el Padre así como su Hijo es amado? Si pudiéramos asirnos de esto y obrar de acuerdo con esto, tendríamos la gracia de Cristo, el aceite dorado del cielo derramado en nuestra pobre alma, sedienta y agostada. Nuestra luz ya no sería por más tiempo vacilante y parpadeante, sino que brillaría en medio de las tinieblas morales que como una mortaja funeral están envolviendo al mundo. Por la fe deberíamos escuchar la intercesión prevaleciente que Cristo presenta co

Capítulo 6—Maravillas obradas por la fe - El camino a Cristo

Capítulo 6—Maravillas obradas por la fe A medida que vuestra conciencia ha sido vivificada por el Espíritu Santo, habéis visto algo de la perversidad del pecado, de su poder, su culpa, su miseria; y lo miráis con aborrecimiento. Sentís que el pecado os separó de Dios y que estáis bajo la servidumbre del poder del mal. Cuanto más lucháis por escaparos, tanto mejor comprendéis vuestra falta de fuerza. Vuestros motivos son impuros; vuestro corazón, corrompido. Veis que vuestra vida ha estado colmada de egoísmo y pecado. Ansiáis ser perdonados, limpiados y libertados. ¿Qué podéis hacer para obtener la armonía con Dios y asemejaros a El? Lo que necesitáis es paz, tener en el alma el perdón, la paz y el amor del Cielo. No se los puede comprar con dinero; la inteligencia y la sabiduría no pueden alcanzarlos ni podéis esperar conseguirlos por vuestro propio esfuerzo. Pero Dios os los ofrece como un don, “sin dinero y sin precio.”1 Son vuestros, con tal que extendáis la mano para tomarlos. El

Orando juntos: La experiencia de la oración compartida

  ÍNDICE ¿Por qué orar por lluvia?. 2 ¿Por qué oración unánime?. 3 ¿Qué es la oración unánime?. 4 Cómo empezar la oración unánime. 5 Adoración y alabanza. 8 Confesión. 8 Súplica. 9 Acción de gracias. 9 Versículos sobre la fe para orar. 10 Cómo terminar la oración unánime. 11 Consejos adicionales para los líderes de la oración. 12 Prepara tu corazón. 12 Modela la reverencia. 12 Permite que sea el Espíritu Santo el que dirija. 13 Ora más, habla menos. 13 Mantén las oraciones individuales cortas. 13 Sé sensible al dirigir. 14 Inspiración recursos adicionales. 14 Los 4 temas de la oración. 14 Precaución ante un reavivamiento falso. 17 Conciencia del reavivamiento genuino. 18 La prueba de las Escrituras. 19 La confesión pública del pecado. 20 Obstáculos a la oración. 23 La necesidad de perseverar. 24 Pensamientos de los líderes de la iglesia. 26 Recursos de oración y reavivamiento. 27 Descargar

Capítulo 5—La consagración - El camino a Cristo

 Capítulo 5—La consagración La promesa de Dios es: “Me buscaréis y me hallaréis cuando me buscareis de todo vuestro corazón.”1  Debemos dar a Dios todo el corazón, o no se realizará el cambio que se ha de efectuar en nosotros, por el cual hemos de ser transformados conforme a la semejanza divina. Por naturaleza estamos enemistados con Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en palabras como éstas: “Muertos en las transgresiones y los pecados,” 2 “la cabeza toda está ya enferma, el corazón todo desfallecido,” “no queda ya en él cosa sana.” 3 Nos sujetan firmemente los lazos de Satanás, “por el cual” hemos “sido apresados, para hacer su voluntad.” 4 Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero como esto exige una transformación completa y la renovación de toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a El completamente. La guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás se haya reñido. El rendirse a sí mismo, entregando todo a la voluntad de Dios, requiere una luch

07 Orar en el nombre de Jesús - Ser semejantes a Jesús

 Orar en el nombre de Jesús Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1. Tenemos un abogado ante el trono de Dios, que está envuelto por el arco iris de la promesa, y estamos invitados a presentar nuestras peticiones ante el Padre en el nombre de Cristo. Dice Jesús: Pidan lo que deseen en mi nombre, y les será hecho. Al presentar mi nombre, dan testimonio de que me pertenecen, que son mis hijos e hijas, y el Padre los tratará como a su propio Hijo y los amará como me ha amado a mí. Su fe en mí los llevará a ejercer un afecto íntimo y filial hacia mí y el Padre. Soy la cadena de oro por la cual el corazón y el alma de ustedes están unidos en amor y obediencia a mi Padre. Exprésenle a mi Padre el hecho de que mi nombre les es precioso, que me respetan y me aman, y pueden pedir lo que deseen. Él perdonará sus transgresiones y los adoptará en su familia real: los hará hijos de Dio

06 Poseer un corazón lleno de gratitud - Ser semejantes a Jesús

 Poseer un corazón lleno de gratitud Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Éxodo 15:1, 2. Como una voz que surgiera de gran profundidad, elevaron las huestes de Israel ese sublime tributo. Las mujeres israelitas también se unieron al coro. María, la hermana de Moisés, las dirigía mientras cantaban con panderos y danzaban. En la lejanía del desierto y del mar resonaba el gozoso coro... Este canto y la gran liberación que conmemoraba hicieron una impresión imborrable en la memoria del pueblo hebreo. Siglo tras siglo fue repetido por los profetas y los cantores de Israel para atestiguar que Jehová es la fortaleza y la liberación de los que confían en él. Este canto no pertenece sólo al pueblo judío. Indica la futura destrucción de todos los enemigos de la justicia, y señala la victoria fi

Capítulo 4—Para obtener la paz interior - El camino a Cristo

Capítulo 4—Para obtener la paz interior “El que encubre sus transgresiones, no prosperará; mas quien las confiese y las abandone, alcanzará misericordia.”1 Las condiciones indicadas para obtener la misericordia de Dios son sencillas, justas y razonables. El Señor no nos exige que hagamos alguna cosa penosa para obtener el perdón de nuestros pecados. No necesitamos hacer largas y cansadoras peregrinaciones, ni ejecutar duras penitencias, para encomendar nuestras almas al Dios de los cielos o para expiar nuestras transgresiones, sino que todo aquel que confiese su pecado y se aparte de él alcanzará misericordia. El apóstol dice: “Confesad pues vuestros pecados los unos a los otros, y orad los unos por los otros, para que seáis sanados.”2 Confesad vuestros pecados a Dios, el único que puede perdonarlos, y vuestras faltas unos a otros. Si has dado motivo de ofensa a tu amigo o vecino, debes reconocer tu falta, y es su deber perdonarte con buena voluntad. Debes entonces buscar el perdón de

05 Tener un espíritu perdonador - Ser semejante a Jesús

 Tener un espíritu perdonador Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará... vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas... tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mateo 6:14, 15. Nuestro Salvador le enseñó a los discípulos a orar así: “Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Mateo 6:12. Se pide aquí una gran bendición basada en ciertas condiciones. Nosotros mismos declaramos las condiciones. Pedimos que la misericordia de Dios hacia nosotros sea medida por la misericordia que le manifestamos a los demás. Cristo declara que ésta es la regla por la cual el Señor tratará con nosotros. Se cita Mateo 6:14, 15. ¡Qué condiciones maravillosas!, pero cuán poco se las entiende o se les hace caso. Uno de los pecados más comunes, y al que le acompañan los resultados más perniciosos, es el abrigar un espíritu no perdonador. Cuántos hay que albergan la animosidad o la venganza y después se inclinan ante Dios y l

Capítulo 3—Un poder misterioso que convence - El camino a Cristo

 Capítulo 3—Un poder misterioso que convence ¿Como se justificará el hombre con Dios? ¿Cómo se hará justo el pecador? Sólo por intermedio de Cristo podemos ser puestos en armonía con Dios y con la santidad; pero ¿cómo debemos ir a Cristo? Muchos formulan hoy la misma pregunta que hizo la multitud el día de Pentecostés, cuando, convencida de pecado, exclamó: “¿Qué haremos?” La primera palabra de la contestación del apóstol Pedro fué: “Arrepentíos.” Poco después, en otra ocasión, dijo: “Arrepentíos pues, y volveos a Dios; para que sean borrados vuestros pecados.”1 El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado y abandono del mismo. No renunciamos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad. Mientras no lo repudiemos de corazón, no habrá cambio real en nuestra vida. Muchos no entienden la naturaleza verdadera del arrepentimiento. Muchas personas se entristecen por haber pecado, y aun se reforman exteriormente, porque temen que su mala vida les acarree sufrimientos. Pero esto no es

04 Orar por el pan cotidiano - Ser semejantes a Jesús

Orar por el pan cotidiano El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Mateo 6:11.  Como hijos, recibiremos día tras día lo que necesitamos para el presente. Diariamente debemos pedir: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. No nos desalentemos si no tenemos bastante para mañana. Su promesa es segura: “Habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. Dice David: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”. Salmos 37:3, 25... El que alivió los cuidados y las ansiedades de su madre viuda y la ayudó a sostener la familia de Nazaret, simpatiza con toda madre en su lucha por proveer alimento a sus hijos. Quien se compadeció de las multitudes porque “estaban desamparadas y dispersas” (Mateo 9:36), sigue teniendo compasión de los pobres que sufren. Les extiende la mano para bendecirlos, y en la misma plegaria que dio a sus discípulos nos enseña a acordarnos de los pobres... La oración por el pan cotidiano incluye no solamente el ali

Capítulo 2—La más urgente necesidad del hombre - El camino a Cristo

Capítulo 2—La más urgente necesidad del hombre  (El camino a Cristo) El hombre estaba dotado originalmente de facultades nobles y de un entendimiento bien equilibrado. Era perfecto y estaba en armonía con Dios. Sus pensamientos eran puros, sus designios santos. Pero por la desobediencia, sus facultades se pervirtieron y el egoísmo reemplazó el amor. Su naturaleza quedó tan debilitada por la transgresión que ya no pudo, por su propia fuerza, resistir el poder del mal. Fué hecho cautivo por Satanás, y hubiera permanecido así para siempre si Dios no hubiese intervenido de una manera especial. El tentador quería desbaratar el propósito que Dios había tenido cuando creó al hombre. Así llenaría la tierra de sufrimiento y desolación y luego señalaría todo ese mal como resultado de la obra de Dios al crear al hombre. En su estado de inocencia, el hombre gozaba de completa comunión con Aquel “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.”1 Pero después de su caíd