Domingo 20 de enero: En la sala del trono celestial
El arco iris de la promesa que
circuye el trono de lo alto es
un testimonio eterno
de que "de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que
en el cree, no se
pierda, más tenga
vida eterna". Juan 3:16. Atestigua al
universo que nunca abandonara
Dios a su pueblo
en La lucha contra el mal.
Es una garantía
para nosotros de que contaremos con fuerza
y protecci6n mientras dure
el trono ...
El arco iris de La promesa es
una seguridad que se da a
cada alma humilde, contrita y creyente, de que su
vida es una
con Cristo, y de que Jesús es
uno con Dios. La ira de Dios no caerá sobre
un alma que busca refugio en el (La
maravillosa gracia
de Dios, p.
70).
Los seguidores de Cristo
habían de mirar a Satanás como
a un enemigo vencido.
En la cruz, Cristo iba
a ganar La victoria
para ellos;
d 'S ·aba que
se apropiasen de esa
victoria. "He aquí --dijo el-
os doy potestad
de hollar sobre
las serpientes y sobre los escorpiones,
y sobre toda
fuerza del enemigo,
y nada os dañara".
Vers. 19.
El poder omnipotente
del Espíritu Santo es La defensa de toda alma
contrita. Cristo no
permitirá que pase bajo el dominio
del enemigo quien haya pedido su
protecci6n con fe y
arrepentimiento. Es verdad que Satanás
es un ser fuerte; pero, gracias
a Dios, tenemos un Salvador poderoso
que arroj6 del cielo al maligno.
Satanás se goza cuando engrandecemos su
poder. ¿Por qué
no hablamos de Jesús? ¿Por qué
no magnificamos su poder y su amor? (El
ministerio de curaci6n, p.
62).
Satanás había puesto en
duda que Jesús fuese el Hijo de Dios. En
su sumaria despedida tuvo una prueba que no podía contradecir.
La divinidad fulgur6 a través
de la humanidad doliente. Satanás no
tuvo poder para resistir La orden ...
La victoria de Cristo
fue tan completa como lo
había sido el fracaso de
Adán.
Así podemos nosotros resistir La tentaci6n
y obligar a Satanás a alejarse.
Jesús venció por La sumisión a Dios
y La fe en él, y mediante el
apóstol nos dice: "Someteos pues a
Dios; resistid al diablo, y de vosotros
huira. Allegaos a Dios, y él
se allegará a vosotros". [Santiago 4:7,
8]... Satanás tiembla y huye
del ante del alma
más débil que busca refugio
en ese nombre poderoso ...
Nunca podrá comprenderse el costo de
nuestra redenci6n hasta
que los redimidos estén con el Redentor
delante del trono de Dios. Entonces, al percibir
de repente nuestros sentidos arrobados las
glorias de la patria eterna, recordaremos
que Jesús dej6 todo esto
por nosotros, que no solo
se desterr6 de las cortes celestiales, sino
que por nosotros corri6 el riesgo
de fracasar y de perderse eternamente. Entonces
arrojaremos nuestras
coronas a sus pies,
y elevaremos este canto: "¡Digno es
el Cordero que ha sido inmolado,
de recibir el poder,
y La riqueza, y La
sabiduría, y La fortaleza,
y la honra, y la gloria,
y la bendición!" [Apocalipsis 5:12] (El Deseado
de todas las
gentes, pp. 104, 105).
Satanás había puesto en
duda que Jesús fuese
el Hijo de Dios. En
su sumaria despedida tuvo una prueba que
no podía contradecir. La divinidad fulgur6
a través de la
humanidad doliente. Satanás no tuvo
poder para resistir la orden...
La victoria de Cristo
fue tan completa como lo
había sido el fracaso de Adán.
Nunca podrá comprenderse el costo de
nuestra redenci6n hasta que los redimidos
estén con el Redentor delante del trono
de Dios. Entonces, al percibir
de repente nuestros sentidos arrobados las
glorias de La patria eterna,
recordaremos que Jesús dej6 todo
esto por nosotros, que no solo
se desterr6 de las cortes celestiales, sino que
por nosotros corri6 el
riesgo de fracasar y de perderse eternamente.
Entonces arrojaremos nuestras coronas
a sus pies, y elevaremos este canto:
"¡Digno es el Cordero que ha sido
inmolado, de recibir
el poder, y la riqueza,
y La sabiduría, y
La fortaleza, y La honra, y La gloria,
y La bendici6n!" [Apocalipsis
5:12] (El Deseado
de todas
las gentes, pp.
104, 105).
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