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Interludio: Los Sobrevivientes De Jacob

Interludio: Los Sobrevivientes De Jacob

(Jacques B. Doukhan)
La destrucción de repente se detiene, y el ojo profético se centra en los que "quedarán en pie" (comparar con Apoc. 6: 17). Estos sobrevivientes llevan una señal, o marca, que los protegerá de la ira divina. Esto nos hace acordar a los eventos de Egipto cuando los hijos de Israel fueron librados por la señal de sangre rociada sobre los marcos de las puertas (Éxo. 12:23). Pero esta vez los cuatro vientos de la tierra, que llevan la ira de Dios, amenazan contra los "cuatro ángulos de la tierra", es decir, toda la tierra. La estructura quiásmica (ABA') del anuncio de los ángeles identifica a los sobrevivientes. La primera acción (A) no hiere la tierra, el mar ni los árboles (Apoc. 7:1). La segunda acción (B) amenaza la tierra y el mar (vers. 2). Y la tercera acción (A') nuevamente no hiere la tierra, el mar y los árboles (vers. 3).
A (7:1)                                             B (7:2)                                              A' (7:3).
no hiere:                                        amenaza:                                           no hiere:
tierra, mar, árboles                      tierra y mar                                   tierra, mar, árboles

El centro del quiasmo revela el elemento de la naturaleza evitado por los vientos. La orden explícitamente limita la destrucción de la tierra y del mar, que representan toda la tierra.49 Los árboles son los únicos sobrevivientes del desastre. El texto ya insinúa, en el nivel sintáctico, su carácter excepcional. En la primera acción, que introduce las otras dos, la palabra griega para "árbol" recibe una declinación diferente de las otras dos palabras "tierra" y "mar", aunque cada una está precedida por la misma preposición griega. "Árbol" está en acusativo, en tanto que las palabras "tierra" y "mar" están en genitivo. Esta diferencia sugiere que los vientos se comportan diferente con la tierra y el mar que con los árboles.
Estas indicaciones estilísticas y sintácticas ayudan a distinguir los árboles de los demás elementos, al ser apartados. Los árboles representan la persistencia. Sus raíces, que se entierran profundamente, los protegen de los vientos. En la Biblia, los árboles simbolizan a los justos (Sal. 1:3; Jer. 17:8), en tanto que la paja, que es fácilmente llevada por el viento, representa a los impíos (Sal. 1 :4;Job 21: 18).
Debemos entender el hecho de que el ángel salvaguarda los árboles como una protección divina de los justos. Pero, curiosamente, los árboles/justos no le deben la salvacióh a la fortaleza de sus raíces. Su supervivencia es un don de lo Alto. Un ángel del este -la dirección simbólica del sol que trae vida y luz; el jardín del Edén (Gén. 2:8); el humano libertador, el rey Ciro (Isa. 41:2); y el mismo Dios que salva (Eze. 43:2)- marca sus frentes con un sello.
En contraste con otros sellos del Apocalipsis que eran portadores de la muerte, este es el sello de la vida (Apoc. 7:2). Los otros sellos anunciaban juicio y destrucción. Este denota salvación y creación. Los otros sellos garantizaban la confidencialidad de un documento, pero este indica propiedad.

Los antiguos con frecuencia marcaban sus mercancías con un sello para designar a quién pertenecían. Generalmente, el sello utilizado para marcar la arcilla o la cera constaba de una pieza de metal o de una piedra preciosa (Éxo. 28:11; Est. 8:8) que portaba el nombre grabado o el símbolo del propietario. En nuestro pasaje, el sello marca la frente. Nos recuerda a Caín, que también recibió una
marca en la frente para su protección (Gén. 4: 15). Pero un pasaje de Ezequiel nos llega más de cerca: "[ ... ] le dijo Jehová: Pasa por en  medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: [ ... ] . Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis [ ... ]" (Eze. 9:4-6).
Los que reciben la marca en su frente son los fieles, que reaccionan ante las "abominaciones" (vers. 4) hechas por sus contemporáneos. Los versículos anteriores usan la misma palabra, "abominaciones", para hablar de la idolatría del sol (Eze. 8: 16, 1 7). La marca en la frente, por lo tanto, representa la adoración al Dios verdadero, al Dios viviente, al Creador. Los Salmos alaban a Dios como el Dueño de todas las cosas porque es el Creador: "De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos" (Sal. 24:1, 2). 50
Reconocer a Dios como el Dueño de todo viene a ser lo mismo que reconocerlo como Creador. Su sello alude a todo un modo de pensamiento. Ser sellado es mostrar que le debemos· todo a Dios, un tema que impregna toda la Biblia. El diezmo representa nuestra devolución a Dios de lo que ya es suyo, un tema ya entendido por Melquisedec, que justificó que Abram le diera su diezmo con la proclamación de Dios como "creador de los cielos y de la tierra" (Gén. 14: 19). El libro de Levítico hace la misma asociación. Antes de entrar en la Tierra Prometida, Dios le dijo al pueblo de Israel que debía recordar que la tierra le pertenecía a él: "[ ... ] porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo" (Lev. 25:23). A causa de este hecho, "el diezmo [ ... ] dejehová es" y "es cosa dedicada ajehová" (Lev. 27:30).

No es coincidencia que el sábado ocupe el lugar central en el Decálogo, generalmente reservado para el sello en los antiguos documentos pactuales.51 El sábado celebra al Creador y su obra; es el sello de Dios sobre la creación. Nuevamente distinguimos el sello de Dios en las elecciones alimentarias de Daniel y sus compañeros cuando procuraban mostrar su dependencia del Creador en lugar del Rey (Daniell).

El sello en la frente representa la marca de Dios sobre la totalidad de la persona, la señal de que le pertenecemos. La imagen de Dios, si se refleja en la criatura humana, constituye su sello en cierto sentido. Pertenecer a Dios es vivir con él. A través de esta imagen, el Apocalipsis designa a los que confiesan al Dios de la Creación en cada faceta de su vida. El sábado, el diezmo, las elecciones alimentarias y el respeto por la Ley de Dios, todo podría indicar la presencia del sello de Dios, pero no lo producen en forma mágica. El sello de Dios es invisible y está vivo, así como el Creador Dios al que representa.

Así es también para los que llevan el sello. Ellos constituyen una entidad espiritual. Su número, 144.000, compuesto de 12 x 12, es simbólico. El número 12 representa el número del pacto entre Dios y su pueblo (4, número de la tierra, por 3, número de Dios). Además, es el número de las 12 tribus de Israel, explícitamente mencionadas (Apoc. 7:4-8). Cada tribu consta de 12.000 personas. En cuanto al número 1.000, que multiplica all2, simboliza no solo la multitud sino también la tribu. En hebreo, la palabra elif(mil) implica la tribu, la multitud, el clan o hasta el regimiento. El número·l2.000, por lo tanto, describe a la tribu en su totalidad. Sin embargo, en los tiempos de Yohanan, los registros de los que pertenecían a la mayoría de las tribus habían desaparecido con la destrucción del Templo. De los que cualquiera podría estar seguro era de los que afirmaban ser parte de Judá, Benjamín y Leví. Por lo tanto, no deberíamos tomar al Israel mencionado aquí en un sentido literal. La regularidad rítmica de la lista -como la del desfile de un ejército- refuerza la impresión de lo completo y la perfección. La palabra ochlos, traducida en el versículo 9 como "multitud", también significa "ejército". Y, de hecho, los versículos 9 y 1 O describen a un ejército victorioso. Las vestiduras blancas y las palmas eran parte del ritual de celebración de la victoria militar. 56 El estilo, el lenguaje y el simbolismo numérico del texto, todo da testimonio de la presencia de todo Israel. Los
144.000 representan a Israel que marcha como un todo. Es el "todo Israel" soñado por el apóstol Pablo (Rom. 11 :26), el número "completo" de los salvados, como se hace referencia en el quinto sello (Apoc. 6:11 ). También es la gran multitud, multicultural y multinacional, la que Yohanan ve adornada con vestiduras blancas (Apoc. 7 :9; comparar con 6:11 ), sobrevivientes de la opresión (Apoc. 7: 14; comparar con 6:9, 11).

El grupo incompleto del quinto sello y los 144.000 son las mismas personas. Están todos presentes. Los refugiados de la historia, cuyo único punto de referencia estaba en las alturas de los cielos, condenados a deambular por la tierra siempre como extranjeros, ciudadanos del más allá, ahora se reúnen en el descubrimiento de su identidad perdida, de sus raíces, de su pueblo: su Israel. Al compartir recuerdos de las penurias y el sufrimiento, ahora van juntos en cuerpo y alma. Su corazón se llena de emoción y esta se escapa como un gran grito de gloria, un grito de victoria (Apoc. 7: 1 0).
A su grito de victoria, los ángeles, los ancianos y los cuatro seres vivientes responden: "¡Amén!", en una adoración séptupla: ''Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén" (vers. 12).

La visión ahora tiene lugar en el cielo, en el futuro lejano, cuando los cielos se unirán con la tierra en adoración; cuando Dios verdaderamente vivirá entre su pueblo. Este último lo servirá "día y noche en su templo" (vers. 15), como lo hacían los sacerdotes y los levitas (1 Qrón. 9:33). La visión se desdobla con la imagen del Tabernáculo que Dios extiende sobre ellos (Apoc. 7:15), que evoca el Santuario del desierto. En griego, skenoun (extender\el tabernáculo) suena parecido a la palabra hebrea shekinah (del verbo shakan, habitar), que designaba la nube de fuego, un símbolo de la "morada" de Dios entre su pueblo (Éxo. 40:34-38).

La presencia de Dios es un hecho. Está físicamente con su pueblo. El texto concluye con una alusión al Salmo 23: "Porque el Cordero [ ... ] los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos" (Apoc. 7:1 7). 57 Dios no se contenta con solamente satisfacer las necesidades de sus criaturas, sino también ansía una relación íntima con ellas. No solo acabará con el hambre, la sed, el calor y el sufrimiento de nuestra existencia, sino también nos consolará por medio de su propia presencia.(Secretos del Apocalipsis páginas 74-78)

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