Jueves 6 de junio: Perdón y paz
Si os dicen palabras violentas, no repliquéis jamás con el mismo espíritu. Recordad que “la blanda respuesta quita la ira.” Proverbios 15:1. Y hay un poder maravilloso en el silencio. A veces las palabras que se le dicen al que está enfadado no sirven sino para exasperarlo. [387] Pero pronto se desvanece el enojo contestado con el silencio, con espíritu cariñoso y paciente.
Bajo la granizada de palabras punzantes de acre censura, mantened vuestro espíritu firme en la Palabra de Dios. Atesoren vuestro espíritu y vuestro corazón las promesas de Dios. Si se os trata mal o si se os censura sin motivo, en vez de replicar con enojo, repetíos las preciosas promesas:
“No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.” Romanos 12:21. (Ministerio de curación, p. 342)
"Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda". (Mateo 5:23,24)
Cuando nuestro deber está tan claramente marcado, ¿por qué tantos miembros de iglesia se van en contra de un claro "Así dice el Señor", y hablan de sus dificultades con personas que no conocen nada acerca de ellos, o a quienes esas dificultades no conciernen en lo más mínimo? Jesús, el gran Maestro, nos ha dicho cual es nuestro deber... Oh, cuánta pena pudiera evitarse, y cuantos pensamientos negativos pudieran ser apagados, si los creyentes se involucraran en la obra que Cristo ha dicho que se deba hacer para prevenir el mal hablar y el mal pensar.
Unas cuantas palabras de expiación pueden cambiar completamente la opinión de aquellos que han estado contrariados, abrigando sentimientos amargos. No podemos ser obedientes a la ley de Dios sino hasta que hayamos borrado de la mente las diferencias, hasta que permitamos que nuestros corazón sea enternecido y subyudado por el Espíritu de Cristo. (This Day With God, p. 19).
Las palabras amables, las miradas de simpatía, las expresiones de aprecio serían para muchos de los que luchan a solas como un vaso de agua fresca para el sediento. Una palabra de estímulo, un acto de bondad contribuyen mucho a aliviar el fardo que pesa sobre los hombros cansados. La verdadera felicidad consiste en servir desinteresadamente a otros. Cada palabra, cada acción ejecutada en este espíritu queda anotada en los libros del cielo como habiendo sido dicha o hecha para Cristo. “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a unos de estos mis hermanos pequeñitos -declara él-, a mí lo hicisteis”. Mateo 25:40.
Vivid en el resplandor del amor del Salvador. Entonces vuestra influencia beneficiará al mundo. Permitid al espíritu de Cristo que se apodere de vosotros. Esté siempre en vuestros labios la ley de la bondad. La indulgencia y el altruismo caracterizan las palabras y las acciones de quienes nacieron de nuevo para vivir una vida nueva en Cristo Jesús. (Testimonos para la iglesia, t. 7, p. 54)
El espíritu de labor abnegada en favor de otros da al carácter profundidad, estabilidad y amabilidad como las de Cristo, infunde paz y felicidad a su poseedor. Las aspiraciones son elevadas. No hay cabida para la pereza o el egoísmo. Los que ejercitan las gracias cristianas crecerán. Tendrán nervios y músculos espirituales y serán fuertes para trabajar por Dios. Tendrán claras percepciones espirituales, una fe constante y creciente, y poder prevaleciente en la oración. Los que velan por las almas, los que se consagran plenamente a la salvación de los que yerran, están ciertamente obrando su propia salvación. (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 594)
Viernes 7 de junio: Para estudiar y meditar
El hogar cristiano, "¿Alegría o sombra en las palabras?", p. 397.
Mensajes selectos, t. 1, "Cristo, el divino portador del pecado", p. 376.
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