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Lección 2: ENSÉÑANOS A ORAR | El libro de Salmos | Libro complementario

 


Lección 2:

ENSÉÑANOS A ORAR

Aparte del Padre Nuestro (Mat. 6:9-13), el Salmo 23 es una de las oraciones más recitadas en la historia del cristianismo. Ha influido en las liturgias de las iglesias y ha sido rezado por soldados en trincheras oscuras, y se ha evocado de recuerdos desvanecidos en las últimas horas de una larga vida.1 El Salmo 23, conocido como el Salmo del Pastor, está lleno de imágenes antiguas que aún pueden ser relevantes en la vida moderna.

Era un caluroso día de julio de 1998 en Tall al-Umayri, en una hermosa región de Jordania. Me había unido a una expedición arqueológica -la primera que realizaba- dirigida por el Proyecto Llanuras de Madaba y patrocinada por la Universidad Andrews y la Universidad La Sierra. Junto con un grupo de arqueólogos polacos, estaba excavando los alrededores de una tumba dolménica, que había sido descubierta durante la temporada de excavaciones de 1994. Estos "sepulcros son impresionantes estructuras en forma de casa construidas con grafides losas de piedra que se alzan sobre el lecho rocoso".2 Suelen consistir en losas erguidas sobre las cuales se asienta una losa en sentido horizontal que marca la entrada a una cueva funeraria. En el hemisferio occidental, hay dólmenes en el famoso yacimiento de Stonehenge, en Inglaterra, que tienen al menos seis mil años de antigüedad. Del mismo modo, el sepulcro dolménico de Tall al-'Umayri está datado en la Edad de Bronce Temprana IB, en torno al 3100 a. C. En la antigüedad, e incluso en tiempos modernos, ha sido un lugar donde los vivos enterraban y recordaban a sus muertos, donde se celebraban fiestas y donde se reunían las comunidades. Curiosamente, este sepulcro dolménico parece haber existido incluso antes de que la gente se asentara permanentemente en el lugar (cf. Gén. 23).

Pero volvamos al caluroso día de julio. Como la tumba estaba situada en la ladera inferior sureste del tell,1 estaba despiadadamente expuesta al sol del verano, por lo que cualquier breve interrupción del arduo trabajo de excavación era bienvenida.

La interrupción llegó en forma de balidos de ovejas a poca distancia. Estaba trabajando enérgicamente en una interesante capa de tierra que parecía ser una superficie enlucida adyacente al dolmen, cuando oí a alguien gritar: "Yalla, Yalla", que en árabe significa "vamos, deprisa". Levanté la vista, agradecido por la oportunidad de enderezar la espalda y descansar un poco del polvo, y allí estaba: ¡un pastor! Parecía sacado del Salmo 23 mientras conducía lentamente a su rebaño por un pequeño valle que separaba el tell de una colina cercana.

Me apresuré a tomar mí cámara fotográfica al ver cómo dirigía al rebaño solo con el tono de su voz, un cayado en las manos y un (pañuelo árabe a cuadros) alrededor de la cabeza. Había observado a pastores con sus rebaños en otros países, arreando a sus animales delante de ellos con la ayuda de perros pastores, y siempre me había preguntado cómo lo habría hecho un pastor en los tiempos bíblicos. ¿Cómo conducía a su rebaño a pastos más verdes y aguas más dulces? ¿Y cómo los guiaba con solo el tono de su voz, a través de los valles de sombras de muerte (Juan 10:4,5)? Mientras observaba cómo el pastor se perdía lentamente de vista, pensé una vez más en la amplitud y profundidad de la oración del Salmo 23. En solo seis breves versículos, incluye tiempos buenos y malos, fiestas y temores, provisiones y protecciones y, en última instancia, una profunda mirada a la abundante misericordia del Pastor divino.

DAVAR - El Señor es mi pastor

El Salmo 23:1 consiste en cuatro breves palabras en hebreo que usualmente se traducen en ocho palabras en español, lo que demuestra una vez más que en la poesía hebrea se puede decir mucho con pocas palabras:2 "El Señor es mi Pastor; nada me faltará". David, rey de Israel y pastor de ovejas en su juventud, deja en claro desde el principio que es el Señor, el Pastor divino, quien guía al rey. La autoridad suprema pertenece a Dios, y él es quien dirige nuestros caminos. Pero no desde una distancia distante: para David, Jehová es "mi" pastor, señalando una relación muy íntima entre el rey israelita y su Pastor divino, que lo guía por los verdes pastos y también por los oscuros valles de la vida.

La segunda parte del Salmo 23:1 está dispuesta sintácticamente como una consecuencia de la primera: el Señor es mi Pastor, por lo tanto, "nada me faltará" (literalmente: "nada me falta"). La frase carece de objeto directo, lo que ¡lustra la idea de que Dios se ocupa de todas nuestras necesidades; aunque no necesariamente de todos nuestros deseos. En un mundo moderno de gratificación instantánea, es posible que la provisión divina no siempre se corresponda con lo que pensamos que necesitamos o el momento en que lo necesitamos, sino con lo que el Pastor considera necesario para sustentar nuestra vida con su abundancia.

El Salmo 23:2 y 3 explica lo que hace el Pastor para sustentar a sus ovejas. Hay tres expresiones que parecen aludir a las tareas diarias de un verdadero pastor en el antiguo Israel: el pastor conduce a su rebaño a "verdes praderas" (literalmente: "moradas de hierba") para alimentar a su rebaño; busca "aguas tranquilas" (literalmente: "aguas de descanso"); y las conduce por senderos rectos (literalmente: "senderos de justicia"). Con estas frases se crea en la mente una imagen de sobreabundancia1/ perfecto cuidado, que me hacen dar ganas de ser una oveja. Sin preocupaciones, sin afanes, solo hierba verde, agua clara y senderos rectos. Sin embargo, David elige cuidadosamente sus palabras para asegurarse de que nadie tenga la tentación de pensar solo en términos de bendiciones materiales. Utiliza palabras que tienen fuertes implicaciones teológicas en todo el Antiguo Testamento: hay "descanso" ("tranquilas aguas"), que en otros lugares se refiere al descanso que Dios prometió a su pueblo en el umbral de la Tierra Prometida (Deut. 12:9), o al descanso como paz mediante la protección de Dios contra la guerra (1 Rey. 8:56).

Podemos pensar, más allá del Antiguo Testamento, en el reposo que se promete en Hebreos 4 como el descanso supremo en relación con el descanso del sábado. La idea es clara: la humanidad descansa de sus actividades y Dios actúa. También podríamos llamar a esto justicia por la fe y no por las obras. A continuación, se menciona "justicia" ("senderos de justicia"), una palabra con un sentido teológico clave en todo el Antiguo Testamento. Es una expresión del carácter de Dios (Sal. 7:17) y el criterio utilizado para aplicar sus juicios (Sal. 35:24). Todo ello sirve para restaurar nuestras vidas. La palabra hebrea traducida como "restaurar" significa en realidad "hacer volver" o "traer de vuelta". Otra forma de la misma palabra se utiliza en todo el Antiguo Testamento para referirse específicamente al arrepentimiento (1 Rey. 8:33). Dios nos restaura y trae de regreso a la oveja descarriada al redil en sus brazos amorosos.

Esto nos muestra que el Salmo 23 es más que una canción sobre ovejas felices y que, después del versículo 3, en realidad ya no hay ovejas felices. El Salmo 23:4 sirve como punto de inflexión en el salmo, y cambia el tono temático de varias maneras.

En primer lugar, la felicidad y la abundancia se sustituyen por una oscuridad amenazante. En el texto hebreo se utiliza una expresión superlativa: "valle sombrío de la muerte". Aunque en el antiguo Israel las ovejas tenían que atravesar oscuros desfiladeros y cañones para volver a casa después de pastar, las palabras utilizadas parecen apuntar a una experiencia espiritual, y no a la vida cotidiana de las ovejas. Los valles oscuros y mortales de nuestras vidas son tan reales como los prados soleados y las aguas refrescantes. Aunque en la oscuridad impenetrable no sea posible ver al pastor, David nos asegura que sigue ahí, a nuestro lado.

Otro cambio interesante que se produce en el versículo 4 es el paso de la tercera a la segunda persona. David habla ahora directamente con el Pastor divino, y la experiencia del valle de la muerte se convierte en una poderosa experiencia personal con su Dios. Al fin y al cabo, los valles de la muerte de nuestras vidas suelen ser precisamente los lugares que nos permiten vislumbrar y comprender más íntimamente el amor de Dios.

Por último, el versículo 4 introduce un tercer cambio importante: la imagen del pastor deja paso gradualmente a la imagen de Dios como un anfitrión. Lo hace mencionando la vara y el cayado como los medios por los que el salmista es consolado. La vara se refiere literalmente a un cetro corto, la insignia de un rey, mientras que el cayado es la herramienta de trabajo del pastor, con el que sostiene a las ovejas. El cetro ("vara") sirve para dividir a las naciones (Sal. 2:9) o para castigar (Sal. 2:9; Isa. 10:5), y el cayado es un medio de apoyo (Zac. 8:4). Uno de los padres de la iglesia, Casiodoro (490-585), ofrece una perspectiva interesante»sobre la vara y el cayado: "La 'vara' denota la justicia y la fuerza del Señor Salvador [...] El 'cayado' indica el apoyo que nos provee".3 De ese modo, la justicia ("vara") y la misericordia ("cayado") se encuentran en las manos de nuestro Pastor y Rey, que es el único que puede unirlas.

PESHER - No solo mi Pastor, sino también mi Rey

Aunque nuestra mente moderna no suele asociar las figuras del rey y del pastor, en el Antiguo Israel si lo estaban: David había sido un pastor y llegó a ser rey. Incluso otros reyes del Antiguo Cercano Oriente, como Hammurabi, el rey de la antigua Babilonia (reinó entre 1792 y 1750 a. C.), se referían a sí mismos como "el pastor de los oprimidos".6 Los últimos tres versículos integran la metáfora de Dios como Pastor con la de Dios como Rey, y más concretamente, describen a Dios como un anfitrión real, llevando así el salmo a su final teológico.

Mientras que el pastor del Salmo 23:2 y 3 hizo tres cosas para cuidar a sus ovejas, el anfitrión real del versículo 5 hace tres cosas para que su invitado se sienta realmente bienvenido. En primer lugar, prepara una mesa, que es lo que debe hacer un rey (2 Sam. 9:7-13); pero este banquete real se celebra justo frente a los enemigos del salmista. Es importante entender que las reglas de la hospitalidad del antiguo Cercano Oriente dictan que un invitado que reside bajo el techo de una persona no puede ser tocado por un enemigo. Está bajo la protección del anfitrión, que hará todo lo que esté en su poder para proteger a sus huéspedes. Esta costumbre se ve reflejada en la historia de Lot y los ángeles que lo visitaron en Sodoma (Gén. 19): ofrece desesperadamente a sus hijas a la turba para proteger a sus huéspedes. Pero en el Salmo 23, Dios es el anfitrión, y sus invitados pueden sentarse en perfecta paz incluso frente a sus enemigos. Al comer nos encontramos más bien indefensos, y la fascinante historia de Elíseo y los soldados sirios afectados por la ceguera demuestra cómo un banquete puede incluso convertir a los enemigos en amigos (2 Rey. 6:8-23).

La hospitalidad real continúa, y se derrama aceite sobre la cabeza del invitado, un ritual reservado solo a los invitados por el rey (Luc. 7:46). El olor aromático es relajante y posee propiedades curativas, lo que permite a los invitados de Dios sentirse tranquilos y apreciados en la casa del Señor. Luego hay una copa que rebosa y sacia toda posible sed (Juan 4:14). La hospitalidad del Antiguo Cercano Oriente, en contraste con las costumbres occidentales, dicta que una copa vacía necesita ser rellenada hasta que el invitado no la vacíe más.

El Salmo 23:6 nos da una pista sobre el contenido de la copa que nunca se acaba: bondad y misericordia. A medida que la imagen del pastor se mueve más allá de las necesidades materiales de las ovejas hacia nuestras necesidades espirituales, la imagen del huésped real también se desplaza. Se menciona la misericordia (en hebreo hesed, que significa "bondad, gracia, misericordia"),7 y mientras que la justicia era la palabra teológica clave en la imagen del pastor ("senderos de justicia"), ahora es la misericordia, que apunta a la dimensión teológica de Dios como un anfitrión real. Como huéspedes en la casa de Dios, seremos "seguidos" (literalmente, "perseguidos") por la misericordia y, en consecuencia, siempre querremos volver a la casa del Señor. A medida que las metáforas de Dios como Pastor y como Rey se combinan perfectamente, se vuelve evidente cuál es el poderoso mensaje de la oración de David en el Salmo 23: la justicia y la misericordia se unen en nuestro Pastor y Rey mientras nos guía, provee, consuela, protege y, en última instancia, redime.

EDUT - Medita

Cada oración que recita el Salmo 23 invoca estas cualidades de Dios como Pastor y como Rey, aplicándolas a las muy diversas circunstancias de la vida que exigen oración. De hecho, en tiempos difíciles, los autores de la Biblia utilizaban a menudo las Escrituras para orar en momentos de urgencia. Por ejemplo, en la oración de Jonás desde el vientre del pez (Jonás 2) se alude al menos a catorce salmos diferentes, salmos que debió memorizar mucho antes de su viaje a Nínive (cf. 2 Sam. 22; Isa. 38; Hab. 3; Dan. 2:20-23; etc.) 8

El Salmo 1 comienza con una descripción del justo y lo exalta como alguien que medita continuamente en la Torá (Sal. 1:2), refiriéndose a la totalidad de la instrucción de Dios a través de su Palabra. Mientras que nuestras ideas de "meditación" a menudo están influidas por las prácticas orientales de concentrarse en uno mismo y vaciar la mente, el verbo hebreo hagah, que significa "meditar, susurrar, hablar", en cambio, se refiere a "una continua y suave 'repetición' de la Palabra de Dios".9 Es decir, una recitación calmada pero audible de las Escrituras.

Sí, "orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo",10 y nuestras oraciones no necesitan utilizar un lenguaje preestablecido o ceremonial para llegar al Trono del Todopoderoso. Pero al recitar las Escrituras en la oración, nos apropiamos y aplicamos sus mensajes inspirados a nuestra situación actual y exigimos las promesas divinas que encierran sus páginas sagradas.

TEHILLIM - Paráfrasis del Salmo 23

¡Dios es mi pastor!

no necesito de nada.

Me has llevado a pradera exuberantes;

encuentras estanques tranquilos para que yo beba.

Eres fiel a tus palabras;

me dejas recobrar el aliento;

me envías por la dirección correcta.

Incluso cuando el camino atraviesa el Valle de la Muerte, no tendré miedo; porque tu caminas a mi lado. Tu confiable cayado de pastor me hace sentir seguro.

Me sirves una cena gourmet; Justo en frente de mis enemigos. Levantas mi cabeza caída; Mi copa rebosa con bendiciones.

Tu belleza y amor me persiguen; Cada día de mi vida. Regresaré a la casa de Dios; Por el resto de mi vida.11


1  Un tell (en hebreo) o Cali (en árabe) es una colina o cerro artificial que se crea mediante la acumulación de sucesivos asentamientos antiguos construidos uno sobre el otro.

2  Martín G. Klingbeil, "Introduction to Hebrew Poetry and Wisdom Books", en Andrews Bible Commentary, ed. Ángel Manuel Rodríguez (Berrien Springs, Michigan: Andrews University Press, 2020), 1:614-623.

3  Quentin F. Wesselschmidt, ed., Psalms 51-150, Ancient Chrístian Commentary on Scripture, Oíd Testament, t. 8 (Downers Grave, Illinois: InterVarsity, 2007), p. 180.

Martin G. Klingbeil, "Psaims 1-75", en Psalms, Proverbs, Ecclesiastes, Song of Songs, p. 122.

 Hesed es "la esencia de YHWH como el Dios del pacto" (cf. 1 Rey. 8:23). Klin-gbeil, "Psalms 1-75", p. 125.

Tomado de la paráfrasis bíblica The Message.

 

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