Ir al contenido principal

Lección 10: LECCIONES DEL PASADO | El Libro de Salmos | Sección maestros

 
Lección 10:

LECCIONES DEL PASADO

RESEÑA

Texto clave: Salmo 78:3, 4

Las Sagradas Escrituras no son un libro de filosofía lleno de conjeturas humanas acerca de los atributos y las enseñanzas de Dios. La Biblia es el registro de la intervención del Señor en la historia de la humanidad desde el principio de los tiempos. Por medio de estos acontecimientos, podemos aprender quién es él y cuáles son sus planes para la humanidad. Muchos críticos de las Escrituras tropiezan con esta verdad bíblica. No pueden aceptar la idea de que Dios actúe en la historia de la humanidad. Reconocer su participación equivaldría a admitir que él es el Gobernante del Universo y el legítimo Señor y Soberano de cada ser humano; y, como tal, debemos aceptar su realeza y su Ley. Lo último que el corazón egoísta desea reconocer son las pretensiones de Dios sobre nuestra lealtad a él o su autoridad divina sobre la vida humana. Esta semana, estudiaremos cómo reconocieron los salmistas la obra de Jehová en la historia de su nación.

COMENTARIO

La historia como columna vertebral de la Escritura

Como se mencionó en la introducción, la Biblia refleja el cumplimiento de los propósitos del Todopoderoso en los asuntos humanos desde el principio de los tiempos. “Contemplamos detrás, encima, y entre la trama y la urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los agentes del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios” (Elena de White, La educación, p. 173).

Todo lo que el Señor hizo fue con el propósito de salvar a las almas perdidas. Vemos este propósito en el contenido mismo de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis: es un libro de la historia de la Salvación. Mientras 21 libros de la Biblia son de naturaleza narrativa, o compuestos por historias, el resto de los libros, ya sean profecías, poesía, sabiduría, literatura apocalíptica, pastoral o epístolas personales, también se relacionan con historias o relatos, o los contienen.

Las Escrituras, en su totalidad, se basan en la idea de que su Autor está vivo y se mueve por medio de los acontecimientos terrenales o interviene en ellos. La fuerza del mensaje bíblico reside en este hecho. Cuando nos enteramos, por ejemplo, de que Dios controla el mar, los vientos, el gran pez, la vid y el gusano en la historia de Jonás, sabemos que estos cuatro capítulos no son meras novelas de un oscuro escritor naturalista, garabateadas hace miles de siglos. Si algo nos enseña la Biblia, es que el Creador gobierna las fuerzas naturales, antes y ahora. Si eliminamos la historicidad de las Escrituras, tendremos cuentos religiosos sin el poder de influir en nuestra vida actual. Desgraciadamente, esta situación es justo la que vemos que sucede en nuestra sociedad actual. La Biblia denuncia ese pensamiento secular y afirma que el Señor no solamente actúa en la historia, sino también mantiene relaciones dinámicas y salvíficas con sus criaturas.

La historia narrada en poesía

Una característica interesante de las Escrituras es que los acontecimientos históricos se narran a menudo en forma de poesía. Solemos tener la idea preconcebida, sin duda condicionada por el estudio de la literatura secular, de que la historia solo debe escribirse en un estilo formal de prosa. En la mayoría de las sociedades actuales, la poesía está reservada a la expresión de las emociones y no se considera el ámbito adecuado para la escritura seria o para el tema de los historiadores.

Pero la Sagrada Escritura desafía cualquier restricción literaria de este tipo. Basta comparar los capítulos 14 y 15 de Éxodo. Ambos capítulos hablan de la división milagrosa del Mar Rojo, pero utilizan formas literarias diferentes. El capítulo 14 se hace en prosa, mientras que el capítulo 15 se hace en poesía. Encontramos la misma técnica empleada en Jueces 4 y 5. El capítulo 4 relata la victoria de Débora y Barac sobre Jabín, rey de Hazor, y sus ejércitos en prosa, mientras que el capítulo 5 lo hace en poesía. Las comparaciones entre los relatos en prosa y poéticos de los mismos acontecimientos son instructivas: no debemos descartar los acontecimien[1]tos históricos de Salmos como inferiores a los “históricos” simplemente porque se presentan en forma de poesía. Esta es una forma legítima de expresión que los escritores bíblicos utilizaron, bajo la inspiración del Espíritu Santo, para apelar y afirmar la fe del creyente en las acciones de Dios.

La importancia paradigmática del Éxodo en el Antiguo Testamento

Hay un acontecimiento en el libro de Salmos, destacado en seis cantos, al que dedicaremos ahora nuestra atención: el Éxodo (Sal. 78:10-53; 80:8-11; 105:26-41; 106:7-33; 135:8-12; 136:10-22). La liberación de Egipto es, para Israel, un símbolo de la liberación del pecado por parte de Dios. En Salmo 136, el Éxodo es paralelo a la Creación, como prueba del poder de Dios, y es el fundamento de los Diez Mandamientos (Éxo. 20:2). La Pascua, que es la conmemoración del acontecimiento del Éxodo, es la celebración del día de la independencia de Israel. Pero mucho más que una mera celebración civil, política o militar, les una fiesta espiritual que presagia una liberación mayor por parte del Mesías. El Éxodo es un importante punto culminante de la historia de Israel y, por lo tanto, un paradigma adecuado de la manera en que Dios libera del pecado a la familia humana. Además, el derrocamiento del opresor de su posición invencible en el mundo, la abrumadora situación de dura servidumbre y esclavitud, la humildad de un simple pastor que es enviado como libertador, y los asombrosos milagros realizados por el Todopoderoso para salvar a su pueblo hacen de esta narración también una epopeya de un dramatismo sin precedentes.

El paradigma del Éxodo se repite en el nuevo éxodo, cuando los judíos regresaron de Babilonia a Judea. Pablo nos dice que las lecciones más importantes que el Éxodo puede inculcarnos son la fe en que Dios liberará de este mundo de pecado a su pueblo y la esperanza en una nueva vida en Jesucristo (1 Cor. 10:1-4). Todos los detalles de la Pascua (Éxo. 12; Lev. 23:4-8; Deut. 16:1-8) son “sombra de lo que iba a venir” (ver Col. 2:16, 17), ya que revelan en tipos y símbolos la pasión y la muerte de Jesucristo. Con esta idea en mente, podemos entender mejor por qué el enfoque sobre el Éxodo, en el Salterio, se extiende en relevancia más allá del pueblo hebreo y tiene un significado especial para los creyentes en el tiempo del fin.

Cuéntaselo a tus hijos

Las acciones de Dios en la historia nos ofrecen otra lección importante, como afirma el salmista: “Abriré mi boca en parábolas, hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos. Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos contaron. No las ocultaremos a sus hijos. Contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor, su fortaleza y las maravillas que hizo” (Sal. 78:2-4).

En el antiguo Israel, los padres educaban a sus hijos recitándoles las acciones del Dios de sus antepasados. Una y otra vez, se les ordena que repitan a sus hijos la historia de esas acciones de salvación: la matanza de los primogénitos varones en Egipto (Éxo. 13:14-16), los milagros del Éxodo (Deut. 6:20-25) y el cruce del río Jordán (Jos. 4:20-24). Esta recitación implicaba algo más que la simple memorización de enunciados y leyes. En esta forma de educación estaba implícita la idea de que un sólido conocimiento de la historia era la mejor manera de que la siguiente generación preservara la fe de sus padres.

Hay intencionalidad en los mandatos de enseñar a nuestros hijos. Debemos enseñar a nuestros hijos los acontecimientos de la historia de la Salvación de las formas más diversas e interesantes posibles. Tanto las Escrituras como los testimonios de Jesús nos advierten que el enemigo está haciendo todo lo posible por engañar a las mentes, especialmente las de los eruditos, y hacer que rechacen la historicidad de las Escrituras. Si Satanás consigue convencernos de que la Biblia no es más que cuentos, muchos creyentes se verán arrastrados a la incredulidad y, por defecto, se desviarán hacia los placeres absorbentes de este mundo.

No olvides tu pasado

A menudo, se ha dicho: “El pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo”. Del mismo modo, el Espíritu de Profecía nos dice: “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (Elena de White, Notas biográficas, p. 193). Salmo 105:5 dice: “Acuérdense de sus maravillas, de sus prodigios y de los juicios de su boca”.

La historia se expresaba a menudo en canciones, para facilitar su memorización e inculcar la verdad bíblica en la mente del pueblo del antiguo Israel. Podemos beneficiarnos de la aplicación de esta verdad vital en nuestra propia vida. Repetir los milagros y las providencias de nuestro Dios todopoderoso, tal como están registrados en las Escrituras, y desde nuestra propia experiencia personal, es una fuente de inspiración, fe y fortaleza.

Dios es misericordioso con su pueblo

Para los salmistas, recordar “las alabanzas del Señor, su fortaleza y las maravillas que hizo” (Sal. 78:4) era de suma importancia. Las acciones de Dios en el pasado son la garantía de que salvará a su pueblo de los problemas presentes y futuros (Sal. 80:7-11, 19). Dios es fiel al recordar su santo pacto con su pueblo (Sal. 105:42, 43), de darle la Tierra Prometida como herencia (Sal. 105:44; 136:21, 22).

Nuestro Señor es fiel. Siempre está dispuesto a mostrar misericordia hacia nosotros y nuestros hijos, a pesar de los errores. Por eso, debemos recordar siempre su amor por nosotros y por su iglesia.

Alabar y cantar al Señor

Esforcémonos por llevar el espíritu de honrar a nuestro Creador a nuestro culto personal y a nuestra adoración congregacional. Para lograr ese objetivo, debemos seleccionar música con reverencia y consideración para incrementar nuestra adoración.

Un rápido vistazo al índice temático en la parte posterior del himnario bastará para mostrarnos la amplia gama de himnos de alabanza que tenemos a disposición. Muchas iglesias tienen la suerte de contar con una miríada de instrumentos. También podemos tener a disposición la última tecnología para el culto de adoración. Pero ¿de qué nos sirven todas estas cosas si carecemos del espíritu de alabanza, que nos exhorta a tener Salmos 105:1 al 7, 106:1 al 3 y 135:1 al 7? Estos textos no son una invitación a hacer ruido o a añadir tambores a nuestro culto. Más bien, nos invitan a centrarnos en la misericordia de Dios y en sus obras. Sobre esa base, se nos pide que cantemos con entusiasmo en nuestro corazón, en nuestro hogar y en nuestra iglesia.

El Señor vindica a su pueblo

“El Señor vindicará a su pueblo” (Sal. 135:14) es uno de los temas más importantes de Salmo 135. En este cántico, el salmista hace hincapié en la liberación de su pueblo de la esclavitud en Egipto (Sal. 135:8-14). Sin embargo, la liberación del pueblo de Dios no es solamente un juicio contra Egipto; también trae como resultado la vindicación del pueblo de Dios. Solemos concebir el castigo como el resultado de un juicio, pero este salmo nos recuerda que los juicios de Dios otorgan bendiciones y favor a su pueblo fiel.

APLICACIÓN A LA VIDA

A continuación, encontrarás un resumen de los conceptos importantes de la lección de esta semana. Compártelos con tu clase:

El Señor es un Dios personal. Además, el Señor del Antiguo Testamento está íntimamente involucrado en los asuntos de los seres humanos.

Dios actúa también hoy: si actuó en favor de su pueblo en el pasado, no hay razón para que no lo haga hoy. Es nuestro privilegio ver sus obras en nuestra vida diaria.

Cada acontecimiento de la existencia humana está en sus manos: nuestras experiencias personales, las acciones y las decisiones de nuestra iglesia, el gobierno de nuestro país; todo está controlado y guiado por él.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crucigrama - Hechos 15: 1-17

Hechos 15: 1-17 CONCILIO DE JERUSALÉN Hch 15:1  Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Hch 15:2  Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Hch 15:3  Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. Hch 15:4  Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Hch 15:5  Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Hch 15:6  Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asu

Descargar: Preparación para el tiempo del fin - 2 trimestre 2018

CRISTO Y EL FIN DE LOS DÍAS En las últimas horas de su estadía terrenal, el Jesús encarnado les dirigió estas palabras de consuelo a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino” (Juan 14:1-4). Aunque sin duda no entendieron completamente el significado de lo que les dijo, ni el tiempo en el que se cumpliría su promesa, los discípulos indudablemente obtuvieron consuelo de las palabras de Jesús. ¿Una habitación en la casa de su Padre? ¿Un lugar que Jesús mismo les estaba preparando? Seguramente, eso sería mejor que cualquier lugar de este mundo en el que se encontraban en ese momento. De hecho, no mucho antes, mientras estaba reunido con sus discípulos,

El Libro de Apocalipsis - 1º Trimestre 2019

EL LIBRO DE APOCALIPSIS  CONTENIDO Introducción ........................................................................................................ 2 1. El evangelio de Patmos.................................................................................... 5 2. En medio de los candeleros............................................................................ 12 3. Los mensajes de Jesús a las siete iglesias ..................................................... 19 4. Digno es el Cordero........................................................................................ 26 5. Los siete sellos................................................................................................ 33 6. El pueblo de Dios es sellado........................................................................... 40 7. Las siete trompetas.......................................................................................... 47 8. Satanás, un enemigo derrotado .......................