SINOPSIS
Pablo tenía una misión complicada. Fue enviado a enseñar a los gentiles, gente que no conocía a Dios en absoluto, acerca de Jesús y su sacrificio. Tenía la responsabilidad de mostrarles el carácter de Jesús de manera que comprendieran. Tenía que darles “leche” a los bebés cristianos y sustancia más sólida a los creyentes más maduros. Tenía que equilibrar el buen ánimo con las reprensiones por mala conducta. Tenía que satisfacer las necesidades de la gente de todas las condiciones sociales. ¡Por cierto que no era un llamado fácil!
Una de las doctrinas básicas que Pablo creyó importante enseñar era la de la segunda venida de Jesús. Quería animar a los nuevos creyentes con el conocimiento de que Jesús vendría otra vez, de que los muertos resucitarían y de que todos los que aceptaran el sacrificio de Jesús en su favor vivirían para siempre con él.
Al haber oído repetidamente las buenas nuevas, el efecto parece desvanecerse. Muchos no apreciamos plenamente lo que realmente significa esto en nuestra vida. Muchos hemos sido criados desde pequeños con el conocimiento de que Jesús vendrá otra vez, pero no vemos cómo sería la vida sin esa esperanza. De hecho, parece que la damos por sentado.
Cuando captamos lo que Dios nos está brindando realmente, tenemos una nueva comprensión de nuestra responsabilidad para con los demás en su vida espiritual. El servicio se vuelve central para nuestra vida, y nos damos cuenta de que la manera en que representamos a Dios importa inmensamente en la vida de los incrédulos o en los bebés cristianos.
Pablo tenía una misión complicada. Fue enviado a enseñar a los gentiles, gente que no conocía a Dios en absoluto, acerca de Jesús y su sacrificio. Tenía la responsabilidad de mostrarles el carácter de Jesús de manera que comprendieran. Tenía que darles “leche” a los bebés cristianos y sustancia más sólida a los creyentes más maduros. Tenía que equilibrar el buen ánimo con las reprensiones por mala conducta. Tenía que satisfacer las necesidades de la gente de todas las condiciones sociales. ¡Por cierto que no era un llamado fácil!
Una de las doctrinas básicas que Pablo creyó importante enseñar era la de la segunda venida de Jesús. Quería animar a los nuevos creyentes con el conocimiento de que Jesús vendría otra vez, de que los muertos resucitarían y de que todos los que aceptaran el sacrificio de Jesús en su favor vivirían para siempre con él.
Al haber oído repetidamente las buenas nuevas, el efecto parece desvanecerse. Muchos no apreciamos plenamente lo que realmente significa esto en nuestra vida. Muchos hemos sido criados desde pequeños con el conocimiento de que Jesús vendrá otra vez, pero no vemos cómo sería la vida sin esa esperanza. De hecho, parece que la damos por sentado.
Cuando captamos lo que Dios nos está brindando realmente, tenemos una nueva comprensión de nuestra responsabilidad para con los demás en su vida espiritual. El servicio se vuelve central para nuestra vida, y nos damos cuenta de que la manera en que representamos a Dios importa inmensamente en la vida de los incrédulos o en los bebés cristianos.
OBJETIVOS
• Comprenderán por qué la Buena Nueva es tan buena. (Conocer.)
• Sentirán responsabilidad hacia los demás en su vida espiritual. (Sentir.)
• Elegirán ver las oportunidades de servicio al igual que la diferencia que marca nuestra esperanza en Jesús. (Responder.)
• Comprenderán por qué la Buena Nueva es tan buena. (Conocer.)
• Sentirán responsabilidad hacia los demás en su vida espiritual. (Sentir.)
• Elegirán ver las oportunidades de servicio al igual que la diferencia que marca nuestra esperanza en Jesús. (Responder.)
Ilustración
Comparta esta ilustración con sus propias palabras: Había una joven maestra en una escuela de un suburbio de la ciudad. Se sentía frustrada porque a los alumnos no parecía importarles el aprendizaje. Sentía que se estaba golpeando la cabeza contra la pared. Semana por medio, cuando salía de la escuela para regresar a su casa, encontraba su auto destrozado.
Comparta esta ilustración con sus propias palabras: Había una joven maestra en una escuela de un suburbio de la ciudad. Se sentía frustrada porque a los alumnos no parecía importarles el aprendizaje. Sentía que se estaba golpeando la cabeza contra la pared. Semana por medio, cuando salía de la escuela para regresar a su casa, encontraba su auto destrozado.
Sabía que los alumnos estaban enojados porque eran pobres. Eran irrespetuosos. Sentían que el mundo estaba en contra de ellos. Si bien estaba ten- tada a enojarse con los alumnos que saquearon su
auto, se daba cuenta de que el enojo de ellos no era tanto contra ella como contra el mundo. Ella decidió usar el enojo de ellos para ayudarlos a aprender.
Al día siguiente, hizo un trato con la clase. Si cada uno de los alumnos de su clase obtenía ochenta por ciento o más en sus calificaciones, les permitiría arrojarle tantos huevos a su auto como quisieran por un día. Si se sacaban noventa por ciento o más, ¡les permitiría tajear los neumáticos hasta que se vieran como bandas elásticas! A los alumnos les causó gracia la propuesta y aceptaron la táctica de la maestra.
Fieles a su palabra, no destrozaron nuevamente el auto ese semestre. En cambio, estudiaron tanto como pudieron. ¡Al final del semestre, la maestra se alegró mucho al descubrir que cada uno de los
alumnos había obtenido más del noventa por ciento en sus calificaciones!
La semana anterior, el viejo auto de la maestra dejó de funcionar y tuvo que reemplazarlo por uno nuevo. Pero no retiró su promesa. ¡Los alumnos ale- gremente le destruyeron el auto! El auto no volvió a ser el mismo. Olió a huevo podrido para siempre desde aquel día. Pero ¡la maestra lo veía como re- cordativo de cuánto habían aprendido finalmente sus alumnos!
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