SINOPSIS
La vida cristiana es un viaje difícil. De hecho, la vida en general puede ser dura. Sin embargo, podemos obtener alivio en el conocimiento de que Dios no nos diseñó para que vayamos solos por la vida. Fuimos hechos seres sociales, y la compasión es el componente clave para sobrevivir ante los desafíos de la vida. La compasión signifi- ca llevar las cargas de los demás. En Colosenses 3:12, Pablo escribe: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia” (NVI).
Ser compasivos es tener una simpatía amorosa por los sufrimientos de otros, acompañada por un anhelo profundo de ayudar. Como seguidores e imitadores de Cristo, necesitamos ejemplificar las actitudes de piedad y misericordia, aun cuando esto nos perjudique.
Esto no quiere decir que debemos permitir que triunfe la injusticia. Más bien, cuando nos enfrentamos con el sincero arrepentimiento de los demás, debemos cavar profundo con el fin de encontrar la compasión para perdonar y, si es po- sible, restaurar las relaciones.
Elena de White escribe: “El apóstol recordó a Filemón que todo buen propósito y rasgo de carácter que poseía lo debía a la gracia de Cristo; solamente esto lo hacía diferente de los perversos y pecadores. La misma gracia podía hacer de un degradado crimi- nal un hijo de Dios y un obrero útil en el evangelio” (Los hechos de los apóstoles, pp. 364, 365).
El blanco de este estudio es que los alumnos consideren el significado de la compasión: cuál es su significado, cómo aplicarla y por qué es un elemento clave en la vida de un cristiano.
OBJETIVOS
Los alumnos:
• Entenderán el significado bíblico y la aplicación de la compasión. (Conocer.)
• Se sentirán motivados a actuar con compasión. (Sentir.)
• Realizarán actos de compasión conducidos por el Espíritu Santo. (Responder.)
Ilustración
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En la película Patch Adams, el personaje Patch Adams es un médico residente que quiere hacer las cosas de manera diferente. En un punto de la película, dice: “Si tratas una enfermedad, puedes ganar o perder, pero si tratas a una persona, te garantizo que ganarás”. Esta fue la filosofía que Patch Adams aplicó a su carrera médica. Trabajó duro para ayudar a los pacientes a sentirse mejor tanto físicamente como emocionalmente.
En una escena memorable, Patch y dos de los otros residentes se metieron a hurtadillas en la sala del hospital y cumplieron las fantasías de un paciente terminal. Este paciente siempre había querido participar de un juego de cacería.
Armados con globos y armas de juguete, Patch y sus amigos recrearon la experiencia de un juego de cacería para el paciente. Si bien el paciente no pudo ser curado, se sintió mucho mejor al saber que Patch realmente lo había escuchado y recordaba su más profundo deseo de ir a un safari.
Patch se comprometía con sus pacientes y trata- ba de ayudarlos. Es un gran ejemplo de un hombre lleno de compasión.
Jesús tenía la misma clase de reacción muchas veces. La Biblia registra muchas historias de la manera en que Jesús era movido a ayudar a otras personas.
Resumen
Pablo estaba viviendo en una prisión domiciliaria en Roma cuando conoció a Onésimo. Probablemente este jovencito habría huido de su señor porque se encontraba insatisfecho con su condición de esclavo. Roma era una ciudad grande y Onésimo habría pensado que allí podría escon- der su pasado. Sin embargo, la misericordia de Dios lo alcanzó y él fue conducido hasta la presencia de Pablo.
Y, como siempre hacía por aquellos con quienes entraba en contacto, el apóstol manifestó una gran compasión por Onésimo. Pablo vio en él un hijo de Dios, y no un esclavo. Al interceder por él ante Filemón, Pablo enfatizó el poder divino de trans- formar las situaciones malas en bendiciones para todos los involucrados. Y, a partir de ese momento, Onésimo podría tornarse una persona verdaderamente útil para Filemón. Como hermanos en Cristo, ambos debían proseguir en la misión de servir al gran Maestro.
La compasión y el amor de Pablo en relación con Onésimo, y con Filemón, demostraron que “aunque estorbado por las faltas y los fracasos de los hombres, el Señor aún puede llevar adelante sus benditos propósitos con los que lo reconocen” (CBA, t. 7, p. 396).
Que esta característica sea percibida también en nuestra vida. Que seamos compasivos y amorosos, aliviándoles las cargas a aquellos que están a nuestro alrededor, ¡como verdaderos cristianos que sirven y temen a Dios!
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