Lunes 21 de enero: La asamblea celestial en La sala del trono
El que capta
un destello del incomparable amor de
Cristo, computa todas
las otras casas como perdida,
y considera al Señor como el principal entre
diez mil... Cuando
los serafines y querubines contemplan a Cristo,
cubren su rostro
con sus alas. No despliegan
su perfecci6n y belleza
en La presencia de La gloria de su Señor. ¡Cuán
impropio es, pues,
que los hombres se exalten a sí mismos!
Mas bien, que estén vestidos de humildad,
que cesan su esfuerzo
por alcanzar La supremacía,
y que aprendan lo que es ser manso
y humilde de coraz6n. El
que contempla La
gloria y el infinito
amor de Dios tendrá una opinión
humilde de si mismo, pero al
contemplar el carácter de Dios,
será transformado a la imagen divina (That
I May Know Him, p.
175; parcialmente en A fin de
conocerle, p.
176).
Y el uno daba voces,
diciendo: Santo, santo, santo, Jehová
de los ejércitos; toda La tierra está
llena de su gloria. Isaías 6:3. Esos
seres santos cantaban La
alabanza y La gloria
a Dios con labios no contaminados por el pecado.
El contraste entre La pobre
alabanza que [Isaías]
había estado acostumbrado a dar al
Creador y las fervientes alabanzas de
los serafines, sorprendía y
humillaba al profeta ...
Los serafines que se encuentran delante del trono
están tan llenos De temor reverente al contemplar la
gloria de Dios, que ni por un instante
se miran a sí mismos con complacencia propia, admirándose a sí mismos
o el uno al otro. Su alabanza y gloria son para Jehová de los ejércitos...
Están plenamente satisfechos al glorificar a Dios, y en su presencia,
bajo su sonrisa de aprobación, no tienen ningún otro deseo.
Sus mayores ambiciones están plenamente logradas al llevar la
imagen de Dios, al estar a su servicio y al adorarlo (Conflicto y valor,
p. 233).
En el año en que murió el rey Uzías,
se le concedió una visión a Isaías
en La que contemplo el Lugar Santo y el Lugar Santísimo del
Santuario celestial. Las cortinas interiores del
Santuario estaban abiertas, y
ante su mirada se revelo un trono sublime y exaltado que se elevaba
como basta los mismos cielos. Una
gloria indescriptible emanaba del que estaba en
el trono y su sequito llenaba el templo como su gloria llenará
finalmente La tierra. A cada lado del trono de la misericordia se encontraban
querubines ... y brillaban con la gloria que los envolvía de La presencia de Dios
... Estos
seres santos cantaban alabanzas y tributaban gloria a Dios... (Reflejemos
a Jesús, p. 330).
La gloria culminante de los
atributos de Cristo es su santidad. Los
ángeles se postran delante de el en adoración,
exclamando: "Santo, santo,
santo es el Señor Dios Todopoderoso". Apocalipsis
4:8. Él es declarado glorioso en su
santidad. Estudiad el carácter de Dios.
contemplando
a Cristo, buscándole con fe y oración, podéis llegar a
ser como él (Consejos
para los maestros, p.
388).
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