Martes 22
de enero: El libro sellado
"Y vi en La
mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y
por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel
fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién
es digno de abrir el libro y desatar
sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en La
tierra ni debajo de La
tierra, podía abrir
el libro, ni aun mirarlo" (Apocalipsis 5: l-3). Allí en su
mano abierta estaba el libro, el rollo de La historia de las
providencias de Dios, La historia profética de las naciones y de
La iglesia. Contenía las declaraciones divinas, su
autoridad, sus mandamientos, sus leyes,
todo el consejo simbólico del Eterno,
y La historia de todos los poderes reinantes en
las naciones. El rollo contenía, en lenguaje simbólico,
La influencia de cada nación, lengua y pueblo desde el
inicio de La historia del mundo basta su final
(Manuscript Releases.
t. 9, p. 7).
La cruz de Cristo nos conduce más
cerca de Dios, reconcilia al hombre
con Dios, y a Dios con el hombre ...
Casi se ha perdido de vista La cruz,
pero sin La cruz no hay relación con el Padre, no hay unidad con
el Cordero en el medio del trono del cielo, no hay una recepción de
bienvenida a los errantes que quieran volver al
olvidado camino de La justicia y La verdad, no
hay esperanza para el transgresor en el
día del juicio. Sin La cruz no hay un medio
provisto para vencer el poder de nuestro poderoso enemigo. Toda esperanza de La
humanidad pende de La cruz (Nuestra
elevada vocaci6n,
p. 48).
En La carrera celestial, todos podemos correr,
y recibir el premio. No hay incertidumbre ni riesgo en el
asunto. Debemos revestirnos de las gracias celestiales y con los ojos dirigidos
hacia arriba, a La corona de La inmortalidad,
tener siempre presente el Modelo. Fue
Varón de dolores, experimentado en quebranto.
Debemos tener constantemente presente La vida de humildad y abnegación de
nuestro divino Señor. Y a medida que procuramos imitarlo, manteniendo los ojos
fijos en el premio, podemos correr esa carrera con
certidumbre, sabiendo que, si hacemos lo
mejor que podamos, lo alcanzaremos con seguridad (Testimonios
para La iglesia, t.
2, p. 320).
Morando en [Cristo], podéis florecer. Recibiendo
vuestra vida de él, no OS marchitareis
ni seréis estériles ... Muchos
tienen La idea de que deben hacer alguna parte de La obra solos.
Confiaron en Cristo para obtener el perdón de sus pecados,
pero ahora procuran vivir rectamente por sus propios esfuerzos.
Mas todo esfuerzo tal fracasan. El Señor Jesús dice:
"Porque separados de mi nada podéis hacer". Nuestro
crecimiento en La gracia, nuestro gozo, nuestra
utilidad, todo depende de nuestra unión con Cristo.
Solo estando en comunión con el
diariamente y permaneciendo en él cada hora es como hemos de crecer en La
gracia. Él no es solamente el autor de nuestra fe sino también su consumador.
Ocupa el primer Lugar, el ultimo y todo otro Lugar.
Están con nosotros, no solo al principio y al fin de nuestra carrera,
sino en cada paso del camino (El
camino a Cristo, pp.
68, 69).
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