Lunes 28 de enero: El Segundo y el tercer sello
Cristo dijo de sí mismo: "No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espada." (Mat. 10: 34.) Aunque es el Príncipe de Paz, es sin embargo causa de división. El que vino a proclamar alegres nuevas y a crear esperanza y gozo en los corazones de los hijos de los hombres, originó una controversia que arde profundamente y suscita intensa pasión en el corazón humano. Y advierte a sus seguidores: "En el mundo tendréis aflicción." "Os echarán mano, y perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, siendo llevados a los reyes y a los gobernantes por causa de mi nombre." "Mas seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros." (Juan 16: 33; Luc. 21: 12, 16.)El mismo espíritu que en la Edad Media condenó a hombres y mujeres a la cárcel, al destierro y a la muerte; que concibió la aguda tortura de la Inquisición; que planeó y ejecutó la matanza de San Bartolomé, y los autos de fe de Smithfield, está todavía obrando con maligna energía en los corazones no regenerados. La historia de la verdad ha sido siempre el relato de una lucha entre el bien y el mal. La proclamación del Evangelio se ha realizado siempre en este mundo haciendo frente a la oposición, los peligros, las pérdidas y el sufrimiento. (Los Hechos de los apóstoles, p. 69)
"Tal ocurre en nuestros días. Los hombres se afanan en obtener ganancias y en la complacencia egoísta, como si no hubiera Dios, ni cielo, ni más allá. En los días de Noé la amonestación referente al diluvio fue enviada para despertar a los hombres en medio de su impiedad y llamarlos al arrepentimiento. Así el mensaje de la segunda venida de Cristo tiene por objeto arrancar a los hombres de su interés absorbente en las cosas mundanas. Está destinado a despertarlos al sentido de las realidades eternas, a fin de que den oídos a la invitación que se les hace para ir a la mesa del Señor. "
El mundo está pereciendo por falta del Evangelio. Hay hambre de la Palabra de Dios. Hay pocos que predican esa Palabra sin mezclarla con la tradición humana. Aunque los hombres tienen la Biblia en sus manos, no reciben las bendiciones que Dios ha colocado en ella para los que la estudian. El Señor invita a sus siervos a llevar su mensaje a la gente. La Palabra de vida eterna debe ser dada a aquellos que están pereciendo en sus pecados. (Palabras de vida del gran Maestro, p. 180)
En aquel día, multitudes enteras invocarán la protección de la misericordia divina que por tanto tiempo despreciarán. "He aquí vienen días, dice el Señor Jehová, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar: desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán." (Amós 8: 11, 1 2.) (El conflicto de los siglos, p. 612)
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