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CBA - Las Siete Trompetas

Las Siete Trompetas

(CBA T7)

Apocalipsis Capítulo 8

2.
Los siete ángeles.
Aunque Juan no ha mencionado antes a estos siete ángeles, es evidente que da por sentado que su identidad queda suficientemente establecida por la declaración de que son "los siete ángeles que estaban en pie ante Dios".

Siete trompetas.
En esta visión los siete ángeles hacen sonar sus trompetas para anunciar castigos divinos que vendrán (ver com. vers. 5-6).

3.
Otro ángel.
Es decir, no uno de los siete ángeles que tienen las trompetas.

A las oraciones.
El cuadro presenta al ángel que añade incienso a las oraciones de los santos a medida que éstas ascienden al trono de Dios. La escena descrita puede entenderse como símbolo de la ministración de Cristo a favor de su pueblo (ver Rom. 8: 34; 1 Juan 2:1; cf. PP 370; CS 466-467; PE 32, 252). Cristo, como intercesor, añade sus méritos a las oraciones de los santos, que por este medio son hechas aceptables ante Dios.

5.
Lo llenó del fuego.
Se produce un cambio repentino en la escena de intercesión. Una vez más el ángel llena su incensario con fuego, pero no le añade incienso.

Lo arrojó a la tierra.
El significado de este acto es importante para la comprensión de lo que sigue al sonar las trompetas. Pueden presentarse dos interpretaciones.

De acuerdo con el punto de vista que han favorecido los adventistas del séptimo día, la cesación del ministerio del ángel junto al altar del incienso simboliza el fin de la ministración de Cristo en favor de la humanidad, o sea el fin del tiempo de gracia. Las voces, los truenos, los relámpagos y el terremoto que suceden cuando el ángel arroja el incensario en la tierra, describen acontecimientos que sucederán al fin de la séptima trompeta, después de la apertura del templo (cap. 11: 19), y en la séptima plaga, cuando sale una voz del templo y declara: "Hecho está" (cap. 16: 17).

Algunos prefieren ver el pasaje del cap. 8: 3-5 no tanto en su relación cronológica como en su relación lógica con los sellos y las trompetas. Esta opinión está de acuerdo con la anterior, de que el ministerio del ángel junto al altar del incienso representa la intercesión de Cristo a favor de su pueblo a través de la era cristiana. Pero destaca el hecho de que se ven ascender las oraciones de los santos, e interpreta el significado de esas oraciones de acuerdo con las oraciones de los mártires presentadas durante el quinto sello: " "¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?" " (cap. 6: 10). Esta fue no sólo la oración de los mártires sino también el tema de las oraciones de todos los hijos de Dios que sufrieron durante los horrores descritos cuando se abrieron los sellos. De manera que cuando las oraciones del cap. 8: 3 se consideran dentro del conjunto de los sellos, la acción del ángel que arroja a la tierra un incensario de fuego sin añadirle incienso puede considerarse como un símbolo de que ahora se contestan esas oraciones. En el cap. 6: 11 los santos que sufrían recibieron una respuesta provisoria, pues se les dijo que esperaran hasta que se completase el número de los mártires. Ahora llega la verdadera respuesta a su oración. La ira de Dios contra los perseguidores de su pueblo no es retenida indefinidamente. Finalmente es derramada sin ser atemperada por la intercesión de Cristo. Se considera que las trompetas describe estos castigos. Este segundo punto de vista procura relacionar los sellos y las trompetas al suponer que éstas son la respuesta de Dios a los acontecimientos descritos en los sellos.

6.
Siete trompetas.
Ver com. vers. 2. Se han expuesto una cantidad de puntos de vista respecto a la interpretación de las escenas sucesivas que siguen al sonido de las trompetas.

Una opinión acerca de las trompetas se basa en la suposición de que como lo que se dice en el vers. 5 simboliza el fin de la intercesión de Cristo, los sucesos que siguen a continuación pueden considerarse, lógicamente, como una representación de los castigos que Dios derramará sobre la tierra después de que termine el tiempo de gracia. De acuerdo con este punto de vista, estos castigos son paralelos con las siete últimas plagas (cap. 16). Los que defienden esta interpretación señalan ciertos aspectos de cada una de las trompetas que tienen características parecidas a cada una de las plagas.

Según otro enfoque, las siete trompetas no deben considerarse cronológicamente, sino como símbolos de la respuesta divina a las oraciones del pueblo de Dios, que ha sufrido en todas las épocas. En otras palabras, esta interpretación considera que las trompetas son la seguridad que Dios da a sus santos perseguidos de que a pesar de las guerras, plagas, hambres y muerte por las cuales pasen, él continúa ejerciendo el control del mundo; que aún es, juez y castigará a los impíos. Ver com. vers. 5.

El punto de vista al cual se inclinan los adventistas del séptimo día es que estas trompetas corresponden cronológicamente, en gran medida, con el período de historia cristiana que abarcan las siete iglesias (cap. 2; 3) y los siete sellos (cap. 6; 8: 1), los cuales destacan los acontecimientos políticos y militares sobresalientes de este período. Estos acontecimientos serán estudiados después en los comentarios de las diversas trompetas.

PRIMERA TROMPETA
7.
Granizo y fuego.
Esta gran tormenta de granizo mezclado con relámpagos trae a la mente la séptima plaga que cayó sobre Egipto (Exo. 9: 22-25).

Tierra.
La tierra con su vegetación es el blanco específico de este castigo (cf. cap. 16: 2). El flagelo describe muy particularmente la invasión del Imperio Romano por los visigodos presididos por Alarico. Esta fue la primera de las incursiones teutónicas contra dicho imperio, que jugaron una parte tan importante en su caída final. Los visigodos comenzaron su invasión alrededor del año 396 d. C. entrando en Tracia, Macedonia y Grecia, en la parte oriental del imperio; después cruzaron los Alpes y saquearon la ciudad de Roma en el año 410 d. C. También saquearon una gran parte de lo que es ahora Francia y finalmente se establecieron en España.

Tercera parte.
Esta fracción aparece repetidas veces en el Apocalipsis (vers. 8-9, 11-12; cap. 9: 15, 18; 12: 4; cf. Zac. 13: 8-9). Probablemente implica una parte considerable, pero no la mayor parte.

Toda la hierba verde.
Lo terrible de esta tempestad se describe dramáticamente como destruyendo gran parte de la vegetación de la tierra.

SEGUNDA TROMPETA
8.
Como.
Sin duda Juan piensa que un monte ardiendo es la mejor representación de la escena que se está pasando frente a sus ojos. La figura de una " "montaña ardiendo" aparece en la literatura apocalíptico judía " (Apocalipsis de Enoc Etiópico 18: 13); pero no se puede comprobar que Juan tomase de esa fuente para describir el fenómeno que ahora está contemplando. Cf. Jer. 51: 25, en donde el profeta describe a Babilonia como un "monte destruidor" que se transformará en un "monte quemado".

Mar.
El mar, con la vida que hay en él y sobre él, se presenta como el objeto especial del castigo de la segunda trompeta (cf. cap. 16: 3).

La catástrofe anunciada por esta trompeta ha sido interpretada como una representación de las incursiones de los vándalos. Estos, desalojados de su territorio en Tracia por las incursiones de los hunos provenientes del Asia central, emigraron a través de la Galia (ahora Francia) y España hasta el norte del África romana, y establecieron un reino con centro en Cartago. Desde allí dominaban el Mediterráneo occidental con una flota de piratas que saqueaban las costas de España, Italia y hasta Grecia, y atacaban los barcos romanos. El punto máximo de sus depredaciones fue en el año 455 d. C., cuando saquearon la ciudad de Roma durante dos semanas.

Mar se convirtió en sangre.
Este castigo recuerda la primera plaga que cayó sobre Egipto (Exo. 7: 20). En la segunda plaga (Apoc. 16: 3) el mar "se convirtió en sangre como de muerto". La "sangre" sin duda significa en esta trompeta una matanza en gran escala.

9.
Seres vivientes.
Gr. ktísma , "ser o cosa creada". La palabra griega no implica necesariamente vida, de aquí que se añada "vivientes"." Cf. Exo. 7: 21.

TERCERA TROMPETA
10.
Cayó... una gran estrella.
Esta "gran estrella" de la tercera trompeta se ha interpretado como una descripción de la invasión y el saqueo perpetrados por los hunos bajo la dirección de su rey Atila, en el siglo V. Los hunos penetraron en Europa desde el Asia central alrededor del 372 d. C., y se establecieron a lo largo del Danubio inferior; pero unos 75 años más tarde emprendieron nuevamente la marcha, y por un breve período asolaron varias regiones del decadente Imperio Romano. Cruzaron el río Rin en el año 451 d. C., pero fueron detenidos por las tropas compuestas por romanos y germanos en Chalôns, en la Galia del norte. Atila murió en 453 d. C. después de un corto período de pillaje en Italia, y los hunos casi inmediatamente desaparecieron de la historia. Los hunos, a pesar del corto período de su predominio, desolaban tanto en sus devastaciones, que su nombre ha perdurado en la historia como sinónimo de las peores matanzas y destrucciones.

Los ríos.
Este castigo cae sobre las fuentes de agua dulce, en contraste con las extensiones de agua salada afectadas por la segunda trompeta (vers. 8; cf. cap. 16: 4).

11.
Nombre.
En la antigüedad el "nombre" a menudo denotaba una característica especial de la persona que lo llevaba; el nombre de esta estrella puede tomarse, pues, como una descripción del castigo que cayó durante esta trompeta (ver com. Hech. 3: 16).

Ajenjo.
Gr. ápsinthos , una hierba sumamente amarga, Artemisia absinthium . Aquí inclusive las aguas se convirtieron en ajenjo.

CUARTA TROMPETA
12.
Sol.
Se ha interpretado que el sol, la luna y las estrellas representan las grandes luminarias del gobierno de la Roma Occidental: sus, emperadores, senadores y cónsules. Con la extinción de la Roma Occidental en el año 476 d. C. (ver pp. 23-24; cf. pp. 115-116) dejó de reinar el último de sus emperadores. El senado y los cónsules se extinguieron poco después.

Para que se oscureciese la tercera parte.
La idea parece ser que estos astros serían heridos durante la tercera parte del tiempo en que brillaban, y no que la tercera parte de ellos sería herida de manera que brillarían con dos terceras partes de su brillo. Por lo tanto, una tercera parte del día y una tercera parte de la noche se oscurecerían. Esta figura, aplicada a las divisiones del gobierno romano, puede describir la extinción sucesiva de los emperadores, senadores y cónsules.

13.
Miré.
Ver com. cap. 4: 1. Este breve intervalo en la secuencia de las trompetas llama especialmente la atención a las últimas tres, que de una manera especial son llamadas "ayes".

Un ángel.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "un águila" (BJ, BA, BC, NC). El águila puede considerarse como un presagio de destrucción (Mat. 24: 28; cf. Deut. 28: 49; Ose. 8: 1; Hab. 1: 8).

Medio del cielo.
Es decir, en el cenit, de manera que todos pudieran oír su mensaje.

Ay, ay, ay.
El ay se repite tres veces a causa de los tres castigos que aún sobrevendrán cuando suenen las tres trompetas restantes. Cada una de ellas se denomina como un "ay" (cap. 9: 12; 11: 14).

Los que moran en la tierra.
Es decir, los impíos (ver com. cap. 3: 10).

Apocalipsis Capítulo 9

QUINTA TROMPETA
1.
El quinto ángel.
La quinta trompeta, el primer "ay", se presenta en los vers. 1- 12 (ver com. cap. 8:13; cf. cap. 9:12-13).

Una estrella que cayó.
O "una estrella que había caído". Esta estrella no se ve caer, como la que se menciona en la tercera trompeta (cap. 8: 10); se presenta como que ya ha caído sobre la tierra.

Es interesante notar que la figura de una estrella caída aparece también en la literatura apocalíptica judía, para describir a Satanás como una estrella que cayó del ciclo (Enoc Etiópico 88: 1).

Se le dio.
El poder representado por la llave no era intrínsecamente suyo; le fue concedido por un poder superior

La llave.
La posesión de la llave significa poder para abrir y para cerrar (Apoc. 3:7; cf. Mat. 16:19).

Diversos comentadores han identificado las trompetas quinta y sexta con el asolamiento causado por los árabes mahometanos y los turcos. Destacan las guerras entre los persas y los romanos, dirigidas respectivamente por Cosroes II (590-628) y Heraclio I (610-641), como causa del debilitamiento de los dos imperios, lo que preparó el camino para las conquistas de los musulmanes, Sugieren que la llave simboliza la caída de Cosroes, cuya derrota y asesinato en el año 628 d. C. marcó el fin del Imperio Persa como poder efectivo y abrió el camino para el avance de las fuerzas árabes.

Abismo.
Gr. fréatos t's abússou , "pozo del lugar sin fondo", o "pozo del abismo". La palabra ábussos se usa repetidas veces en la LXX para traducir la palabra hebrea tehom (ver com. Gén. 1:2, donde ábussos representa el océano primitivo). En Job 41:31 representa el mar en general; en Sal. 71:20, las profundidades de la tierra. El ábussos es donde vive el leviatán, según la LXX, cuyo texto se refleja en la BJ. He aquí la descripción que aparece en Job: " "Hace del abismo una olla borbotante, cambia el mar en pebetero. Deja tras sí una estela luminosa, el abismo diríase tina melena blanca... Es rey de todos los hijos del orgullo" " (Job 41:23-24, 26, BJ). El pozo del abismo puede considerarse como un símbolo de las extensas regiones de los desiertos árabes, de donde salieron los seguidores de Mahoma para extender sus conquistas en grandes regiones.

2.
Se oscureció.
Cf. com. cap. 6:12. La oscuridad es también característica de la quinta plaga (cap. 16: 10). El oscurecimiento del sol puede considerarse, con respecto a los musulmanes, como el oscurecimiento del sol del cristianismo. Tal fue el efecto de la propagación de la religión del Islam.

3.
Langostas.
Esta plaga recuerda la plaga de langostas que azotó a Egipto (Exo. 10: 13-15). Beato, monje español, identificó en el siglo VIII d. C. el símbolo de las langostas con los árabes musulmanes, quienes en sus días habían invadido todo el norte del África, el Cercano Oriente y España. Desde ese tiempo se conoce a muchos expositores que han hecho una identificación similar

Como... los escorpiones.
Las langostas normalmente no atacan a los seres humanos; pero se afirma que estas langostas tienen veneno de escorpiones, y éstos son conocidos por ser hostiles a los seres humanos (Eze. 2:6; Luc. 10: 19; 11: 12).

4.
No dañasen.
Las langostas destruyen la vegetación, no a las personas; pero a estas langostas se les ordena que no hagan daño a ninguna cosa verde. Sus ataques deben dirigirse sólo contra los impíos.

Los que identifican el símbolo de la langosta con los sarracenos, han sugerido que esta prohibición refleja la política de los conquistadores árabes, quienes no destruían indiscriminadamente la propiedad ni mataban a los cristianos y los judíos si se sometían al pago de un tributo. En cuanto a cierta clase de personas se registra que Abubeker, el sucesor de Mahoma, dijo a sus soldados: " 'Hallaréis otra clase de personas que pertenecen a la sinagoga de Satanás, que tienen la coronilla afeitada; estad seguros de hendir sus cráneos, y no les deis cuartel, hasta que se hagan mahometanos o paguen tributo' " (citado en Edward Gibbon, The Decline and Fall of the Roman Empire , Ed. J. B. Bury, t. 5, p. 416). Esta clase de personas aún no ha sido identificada en forma definitiva.

Si esta restricción se aplica a los árabes musulmanes como parte de su conducta, puede considerarse como que representa su política de no exterminar a los vencidos. Este proceder fue adoptado para que los subyugados apoyaran a los guerreros que salían a conquistar.

Que no tuviesen el sello de Dios.
Algunos han sugerido que como la observancia del sábado será finalmente la señal externa de la obra interior de sellamiento realizada por el Espíritu Santo (ver com. Eze. 9:4), los atacados aquí por las "langostas" son los que no observan el verdadero día de reposo, el sábado.

5.
No que los matasen.
El castigo infligido por las langostas es la tortura, no la muerte;

Cinco meses.
Se trata este período en la Nota Adicional al final de este capítulo.

Escorpión.
Ver com. vers. 3. La picadura de un escorpión puede ser sumamente dolorosa, pero pocas veces es fatal para el hombre.

6.
Buscarán la muerte.
Compárese este proceder con el que se describe en el cap. 6:16. Cf. Job 3:21; 1 Jer. 8:3.

7.
Semejante a caballos.
Este pasaje recuerda a otro similar del AT. Ver com. Joel 2:4. Algunos ven en los caballos una referencia a la caballería, peculiar de las fuerzas militares árabes.

Coronas.
Gr. stéfanos , símbolo de victoria (ver com. cap. 2: 10). Algunos ven aquí una referencia al turbante, que por mucho tiempo fue el tocado nacional de los árabes.

Caras humanas.
Tal vez indique que los instrumentos de este castigo son seres humanos.

8.
Cabello de mujer.
Algunos han aplicado este detalle de la visión al cabello largo que se dice que usaban las tropas árabes.

Dientes... de leones.
Símbolo que sugiere fuerza y voracidad.

9.
Corazas de hierro.
Las escamas de las langostas pueden haber sugerido esta descripción. El símbolo indica que los instrumentos de este castigo eran invencibles.

10.
Como de escorpiones.
Es decir, como las colas de los escorpiones, que tienen aguijones ponzoñosos.

Cinco meses.
Ver la Nota Adicional al final del capítulo.

11.
Por rey sobre ellos.
El sabio Agur declaró que " "las langostas... no tienen rey, y salen todas por cuadrillas" " (Prov. 30:27); sin embargo, las langostas de este pasaje están mucho más organizadas en su obra de destrucción, pues tienen un gobernante cuyas órdenes obedecen. Algunos que aplican la quinta y sexta trompetas a los árabes y turcos musulmanes, ven en este rey una referencia a Osmán (Otmán) I (1299-1326), el fundador tradicional del imperio otomano. Su primer ataque contra el Imperio Griego, que según Gibbon aconteció el 27 de julio de 1299, es tomado como la señal del comienzo del período de tormento de cinco meses (Apoc. 9:7, 10). Este período se trata en la Nota Adicional al final de este capítulo.

Ángel.
O "mensajero", el que está a cargo de las fuerzas que salen del pozo del abismo.

Abadón.
Gr. AbbadÇn , transliteración del Heb. 'abbadon, "destrucción", "ruina". Esta palabra se usa en sentido genérico en Job 31:12, y equivale a "infierno" (Heb. she'ol , el reino figurado de los muertos; ver com. Prov. 15:11) en Job 26: 6. El uso de este nombre hebreo aquí es importante porque buena parte del simbolismo de Juan tiene origen hebreo. En la tradición judía el 'Abbadon es personificado (ver Talmud Shabbath 89a).

En griego.
Juan añade un nombre griego -la traducción de 'Abbadon - para sus lectores de habla griega.

Apolión.
Gr. apollúÇn , "el que destruye", "destructor".

12.
Ay.
Ver com. cap. 8:13.

SEXTA TROMPETA
13.
Sexto ángel.
O sea el segundo "ay" (ver com. cap. 8:13; 11: 14; cf. cap. 9:12).

Cuatro cuernos.
Algunos MSS omiten el número "cuatro", pero la evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por su inclusión. En cuanto a los cuernos del altar del incienso en el antiguo tabernáculo del desierto, ver Exo. 37:26.

Altar de oro.
Sin duda el mismo altar en donde el ángel había ofrecido las oraciones de los santos (cap. 8:3-5).

14.
Cuatro ángeles.

El profeta había visto antes cuatro ángeles que tenían poder para retener los vientos a fin de que no soplasen (cap. 7: 1). Tenían poder mundial; pero los cuatro que se presentan aquí parecen estar limitados.

La mayoría de los comentadores que aplican la quinta trompeta a los árabes mahometanos, han visto en la sexta una representación de los turcos. Algunos de ellos relacionan a los cuatro ángeles con los cuatro sultanatos del imperio turco (otomano), los que identifican como Alepo, Iconio, Damasco y Bagdad. Otros ven en estos ángeles las fuerzas destructivas que se dirigieron contra el mundo occidental.

Están atados.
Literalmente "han estado atados". Estos ángeles han sido impedidos de realizar su obra de castigo hasta que el sexto ángel haga sonar su trompeta.

Eufrates.
Algunos comentadores que aplican la sexta trompeta a los turcos, dan una interpretación literal al Eufrates, en el sentido de que fue por la región del Eufrates por donde penetraron los turcos en el imperio bizantino. Pero como los nombres de Sodoma, Egipto (cap. 11:8) y Babilonia (cap. 14:8; 17:5; 18:2, 10, 21) se usan simbólicamente en el Apocalipsis, otros comentadores sostienen que el Eufrates también debe entenderse simbólicamente (ver com. cap. 16:12). Algunos de ellos advierten que para los israelitas el Eufrates constituía la frontera norte de la tierra que idealmente habían de ocupar 809 (Deut. 1:7-8) y que en la cumbre de su poder lo dominaron por lo menos hasta cierto punto (ver com. 1 Rey. 4:21). Más allá del Eufrates estaban las naciones paganas del norte que repetidas veces dominaron a Israel (cf. com, Jer. l: 14). Según este punto de vista, el Eufrates indica aquí una frontera más allá de la cual Dios retiene las fuerzas que ejecutan sus juicios durante la sexta trompeta.

Otros relacionan el Eufrates con la Babilonia simbólica. Hacen notar que como la apostasía final se describe más tarde en el Apocalipsis como la Babilonia simbólica (cap. 17:5), y se llama especialmente la atención a que está sentada "sobre muchas aguas" (vers- l), y que como la Babilonia histórica estaba situada junto a las aguas del Eufrates (ver t. IV, p. 823), este río simboliza aquí el dominio del poder representado como la Babilonia simbólica (cf. com. cap. 16:12).

15.
Para la hora.
En cuanto a la expresión ,para la hora, día, mes y año", ver Nota Adicional al final del capítulo; cf. com. cap. 17:12.

16.
Ejércitos de los jinetes.
Los cuatro ángeles se describen como ejecutando sus castigos por medio de un gran ejército de caballería. En los tiempos antiguos la caballería era el arma más rápida y ágil de un ejército. Por lo tanto, puede considerarse aquí como un símbolo de la rapidez y los vastos alcances de este castigo.

Doscientos millones.
El número sin duda simboliza una hueste inmensa, innumerable.

Oí.
El verbo griego usado aquí significa oír y entender. La información oral confirmó su impresión de una hueste innumerable.

17.
Así vi.
La descripción de los caballos y de sus jinetes parece seguir el paralelismo invertido hebreo común: primero los caballos, luego se menciona a los jinetes; después se describe a los jinetes y finalmente a los caballos.

Corazas.
Es decir, de los jinetes.

De fuego.
O ardientes. Tal vez parecía brillante no sólo la armadura de los jinetes, sino que las tropas pueden haberle parecido al profeta que estaban vestidas como con fuego. Ver com. "zafiro".

Zafiro.
Gr. huakínthinos , un color violeta o azul oscuro. Algunos sugieren que esto puede representar el humo que acompañaba al fuego (ver com. "fuego, humo y azufre"). Otros ven en el color una descripción del uniforme turco, en el cual predominaban los colores rojo (o escarlata), azul y amarillo. Creen que el fuego representa el color rojo, y el azufre, al amarillo.

Azufre.
Gr. theiodes , "como azufre". El fuego y el azufre se mencionan juntos frecuentemente en el Apocalipsis (cap. 9:18; 14: 10; 19:20; 20: 10; 21:8). En cuanto a un posible significado del color, ver com. "zafiro".

Cabezas de leones.
Esta comparación de los jinetes con el rey de las fieras, sugiere ferocidad y majestad.

Fuego, humo y azufre.
Los mismos adornos que parecían revestir a los jinetes, salen también por las bocas de sus caballos. El "humo" en lugar del "zafiro" de los jinetes, apoya la creencia de que los dos son lo mismo (ver com. "zafiro"). Compárese con la descripción del leviatán en Job 41:19-21. Los expositores que identifican la sexta trompeta con los asolamientos causados por los turcos otomanos, ven en el "fuego, humo y azufre" una referencia al uso de la pólvora y las armas de fuego, que comenzaron en ese tiempo. Destacan que la descarga de un fusil hecha por un soldado de caballería parecería a la distancia como si saliese fuego de la boca del caballo.

18.
Estas tres.
El hecho de que estos castigos se llamen plagas es tomado por algunos como un indicio de que hay un estrecho paralelo entre las trompetas y las siete postreras plagas (ver com. cap. 8:6).

19.
Boca.
Juan ya ha descrito estos caballos diciendo que matan a los hombres con el fuego, humo y azufre que salen de sus bocas (ver com. vers. 17).

Colas.
Estos caballos causan destrozos con la cabeza y también con la cola. Compárese con las langostas de la quinta trompeta, cuyo aguijón estaba en su cola (vers. 10). En relación con los turcos, ciertos expositores ven en estas "colas" una referencia a la cola del caballo como estandarte de esos guerreros.

20.
Los otros hombres.
La mayoría de los hombres no fueron destruidos por este terrible castigo, pero a pesar de lo que habían sufrido sus prójimos, no aprendieron la lección como debieran haberlo hecho, ni se arrepintieron.

Las obras de sus manos.
Específicamente 810 los ídolos que habían hecho (ver Deut. 4: 28; Sal. 135: 15; Jer.1: 16). Los hombres que dan ahora a las obras de su genio inventiva más importancia en sus vidas que la que dan a Dios y su reino, están igualmente condenados. Las comodidades materiales modernas -las obras de las manos humanas- no son malas, pero a menudo pueden llenar tanto la vida de los seres humanos que se convierten en ídolos, así como lo eran los antiguos dioses de madera, piedra y metal. Cf. com. 1 Juan 5: 21.

Demonios.
Gr. daimónion (ver com. 1 Cor. 10:20). Se refiere a la adoración de los espíritus, común en los tiempos antiguos y que aún se encuentra ampliamente difundida entre muchos grupos paganos.

Imágenes.
En contraste con la adoración de los espíritus, se condena la adoración de objetos concretos, pero inanimados.

Oro.
Oro, plata, bronce, piedra y madera: se enumeran en el orden descendente de su valor como materiales.

No pueden ver.
Una dramática presentación de la insensatez de su idolatría, porque estos objetos, adorados como dioses, no tienen ni siquiera las facultades propias de un animal, mucho menos las de un hombre (ver Sal. 115: 4-7; Jer. 10: 5; Dan. 5:23).

21.
Homicidios.
El pecado de la idolatría contra Dios a menudo lleva a cometer crímenes como los que aquí se detallan (Apoc. 21:8; 22:15; cf. Gál. 5:20).

Fornicación.
Gr. pornéia , "prostitución", "libertinaje", término genérico que indica toda clase de relación sexual ilícita.

NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 9

Uno de los primeros expositores bíblicos que se sepa que identificó a los turcos como el poder descrito en la sexta trompeta, fue el reformador suizo Heinrich Bullinger (m. 1575), aunque Martín Lutero ya había explicado que esta trompeta simbolizaba a los musulmanes. Sin embargo, los comentadores difieren mucho acerca de la ubicación cronológica de esta trompeta y de la quinta, aunque una apreciable mayoría de ellos ha asigna do fechas para la quinta trompeta, correspondientes con el período durante el cual predominaron los árabes mahometanos, y para la sexta trompeta, durante el apogeo de los turcos selyúcidas o el de los turcos otomanos.

En 1832 Guillermo Miller planteó en forma diferente el problema de ubicar estas trompetas al relacionarlas cronológicamente en el quinto artículo de una serie publicada en el Telegraph de Vermont. Sobre la base del principio de día por año (ver com. Dan. 7: 25), Miller calculó que los cinco meses de la quinta trompeta (Apoc. 9: 5) eran 150 años literales, y la hora, día, mes y año de la sexta eran 391 años y 15 días. Antes de Miller muchos expositores habían aceptado esos cálculos, pero no habían relacionado cronológicamente los dos períodos. Miller expuso la opinión de que el período de la sexta trompeta seguía inmediatamente al de la quinta, constituyendo así un solo lapso de 541 años y 15 días. Comenzó ese lapso en 1298 d. C., fecha que estableció como el primer ataque de los turcos otomanos contra el imperio bizantino, y así llegó hasta 1839. De este modo, según su opinión, las dos trompetas representaban a los turcos otomanos: la quinta su surgimiento, y la sexta su período de predominio.

En 1838 Josías Litch, uno de los colaboradores de Miller en el movimiento adventista de Norteamérica, revisó las fechas de Miller, y prolongó la duración de la quinta trompeta desde 1299 hasta 1449, y la sexta, desde 1449 hasta 1840. Litch tomó como punto de partida el 2 7 de julio de 1299, fecha de la batalla de Bafeo, cerca de Nicomedia, la que reconoció como el primer ataque de los turcos otomanos contra el imperio bizantino. Consideró que 1449 era una fecha importante en la caída del poder bizantino, porque a fines de 1448 un nuevo emperador bizantino, Constantino Paleólogo, pidió permiso al sultán turco Murad II antes de atreverse a subir al trono, y no fue coronado sino hasta el 6 de enero de 1449, después de que se le concedió dicho permiso. Litch creía que este período de 150 años constituyó el tiempo durante el cual los turcos otomanos "atormentaron" (vers. 5) al imperio bizantino.

Como ya se ha dicho, Litch fijó 1299 como el comienzo de la quinta trompeta, para ser más exactos, el 27 de julio de 1299, fecha de la batalla de Bafeo. Asignó a esta quinta 811 Trompeta un período de 150 años. Esto lo llevó hasta el 27 de julio de 1449 para el comienzo de la sexta trompeta. Sumó 391 años y llegó hasta el 27 de julio de 1840, y los 15 días lo llevaron hasta el mes de agosto de ese año. Entonces predijo que en ese mes caería el poder del imperio turco; pero al principio no fijó un día preciso de agosto. Poco tiempo antes de que expirara ese período, declaró que el imperio turco sería quebrantado el 11 de agosto, exactamente 15 días después del 27 de julio de 1840.

En ese tiempo la atención de todo el mundo se dirigió a los acontecimientos que sucedían en el imperio turco. En junio de 1839 Mohamed Alí, bajá de Egipto y vasallo nominal del sultán, se rebeló contra su soberano; derrotó a los turcos y se apoderó de su marina. En esos momentos murió el sultán Mahmud II, y los ministros de su sucesor, Abdul Mejid, propusieron un convenio a Mohamed Alí: que recibiría el gobierno hereditario de Egipto, y su hijo Ibrahim, el gobierno de Siria. Sin embargo, Gran Bretaña, Francia, Austria, Prusia y Rusia, que tenían intereses en el Cercano Oriente, intervinieron en este momento e insistieron en que no se hiciese ningún convenio entre los turcos y Mohamed Alí sin su consentimiento. Las negociaciones se postergaron hasta mediados de 1840, cuando Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia firmaron el 15 de julio el tratado de Londres, en el cual convenían respaldar con la fuerza los términos sugeridos el año anterior por los turcos. Alrededor de este mismo tiempo fue cuando Litch anunció que creía que el poder turco llegaría a su fin el 11 de agosto. En ese mismo día el emisario turco Rifat Bey llegó a Alejandría con las condiciones del pacto de Londres. En ese día los embajadores de las cuatro potencias también recibieron un comunicado del sultán en el cual preguntaba qué medidas serían tomadas respecto a una circunstancia que afectaba vitalmente a su imperio. Se le dijo que "se habían tomado medidas", pero que él no podía saber cuáles eran. Litch interpretó que estos sucesos constituían un reconocimiento del gobierno turco de que había desaparecido su poder como Estado independiente.

Estos acontecimientos, que ocurrieron en el tiempo específico de la predicción de Litch, impresionaron mucho a los que estaban interesados en el movimiento milerita de Norteamérica. En verdad, esta predicción de Litch influyó mucho para confirmar la fe en otros períodos proféticos aún no cumplidos -particularmente el de los 2.300 días- que predicaban los mileritas. Por lo tanto, el suceso de 1840 fue un factor importante para fomentar la esperanza del segundo advenimiento tres años más tarde (ver CS 382-383).

Pero debe dejarse en claro que los comentadores y teólogos en general han estado divididos en cuanto a la interpretación de la quinta y sexta trompetas. Esto se ha debido principalmente a tres clases de problemas: (1) el significado del simbolismo; (2) el significado del texto griego; (3) los sucesos históricos y las fechas correspondientes. Pero el examinar debidamente estos problemas nos llevaría más allá de los límites del espacio propio de este Comentario .

Hablando en términos generales, la interpretación adventista de la quinta y sexta trompetas, especialmente en lo que se refiere al período implicado, es esencialmente la de Litch.

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