Martes 5 de febrero
Los comentadores no han estado de acuerdo desde los comienzos del cristianismo en cuanto a la relación de esta multitud con los 144.000. Se han sostenido tres principales puntos de vista.
Según una opinión, los 144.000 y la "gran multitud" componen el mismo grupo, pero bajo diferentes condiciones, y los vers. 9-17 revelan la verdadera identidad de los 144.000. De acuerdo con este punto de vista, los vers. 1-8 describen el sellamiento de los 144.000 a fin de prepararlos para permanecer firmes en medio de los terrores que acompañan la venida del Mesías, mientras que los vers. 9-17 los muestran después regocijándose en paz y triunfo alrededor del trono de Dios. Los que opinan de esta manera creen que las aparentes diferencias entre la descripción de la "gran multitud" y de los 144.000 no son diferencias sino explicaciones. De modo que el hecho de que la "gran multitud" no pueda contarse, lo entienden como que implica que el número 144.000 es simbólico y no literal. El hecho de que la "gran multitud" provenga de todas las naciones, y no sólo de Israel como es el caso del origen de los 144.000, lo interpretan como que el Israel al cual pertenecen los 144.000 no es el Israel literal sino el espiritual, que abarca a todas las naciones de los gentiles.
Un segundo punto de vista destaca las diferencias entre los 144.000 y la "gran multitud". Los primeros pueden contarse; la otra, no. Aquellos representan un grupo especial, las "primicias para Dios y para el Cordero", los que "siguen al Cordero por dondequiera que va" (cap. 14:4); la multitud son los demás santos triunfantes de todas las épocas.
El tercer punto de vista identifica a la, "gran multitud" como el grupo total de los redimidos, lo que incluye a los 144.000.
Los adventistas del séptimo día generalmente se han inclinado por el segundo punto de vista.
(CBA T7)
Las palmas significan que han ganado la victoria, y los mantos blancos que han sido revestidos con la justicia de Cristo. Gracias a Dios porque se ha abierto una fuente para lavar los mantos de nuestro carácter y hacerlos tan blancos como la nieve (MS 23, sin fecha).
"Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos. " Apoc. 7: 9.
Entre los habitantes de la tierra, esparcidos en todo país, hay quienes no han doblado la rodilla ante Baal. Como las estrellas del cielo, que aparecen sólo por la noche, esos fieles resplandecerán cuando la oscuridad cubra la tierra Y densas tinieblas a las gentes. En la pagana África, en los países católicos de Europa y Sudamérica, en la China, en la India, en las islas del mar, y en todos los oscuros rincones de la tierra, Dios tiene en reserva una pléyade de escogidos que brillarán en medio de las tinieblas, revelando claramente a un mundo apóstata el poder transformador de la obediencia a su ley. Ya están surgiendo ahora en toda nación, lengua y pueblo; y en el momento de la más profunda apostasía, cuando se efectúe el supremo esfuerzo de Satanás dirigido "a todos, a los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos", para que reciban, bajo pena de muerte, la señal de adhesión a un falso día de reposo, esos fieles, "irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa", brillarán "como luminares en el mundo". Cuanto más oscura sea la noche, más brillantemente resplandecerán.-PK 188, 189.
Las puertas de la ciudad girarán sobre sus relucientes goznes, y las naciones que han guardado la verdad entrarán en ella. Sobre cada cabeza se colocará una corona. Se dirán las palabras: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo". ¿Quiénes estarán preparados para responder a esa invitación? Los obedientes; aquello que guardan sus mandamientos y hacen su voluntad . . . Cuando los santos ángeles pulsen sus arpas, él [Cristo] desea que los sigáis, cantando el himno de triunfo en la ciudad de Dios.-MS 113, 1908
Los comentadores no han estado de acuerdo desde los comienzos del cristianismo en cuanto a la relación de esta multitud con los 144.000. Se han sostenido tres principales puntos de vista.
Según una opinión, los 144.000 y la "gran multitud" componen el mismo grupo, pero bajo diferentes condiciones, y los vers. 9-17 revelan la verdadera identidad de los 144.000. De acuerdo con este punto de vista, los vers. 1-8 describen el sellamiento de los 144.000 a fin de prepararlos para permanecer firmes en medio de los terrores que acompañan la venida del Mesías, mientras que los vers. 9-17 los muestran después regocijándose en paz y triunfo alrededor del trono de Dios. Los que opinan de esta manera creen que las aparentes diferencias entre la descripción de la "gran multitud" y de los 144.000 no son diferencias sino explicaciones. De modo que el hecho de que la "gran multitud" no pueda contarse, lo entienden como que implica que el número 144.000 es simbólico y no literal. El hecho de que la "gran multitud" provenga de todas las naciones, y no sólo de Israel como es el caso del origen de los 144.000, lo interpretan como que el Israel al cual pertenecen los 144.000 no es el Israel literal sino el espiritual, que abarca a todas las naciones de los gentiles.
Un segundo punto de vista destaca las diferencias entre los 144.000 y la "gran multitud". Los primeros pueden contarse; la otra, no. Aquellos representan un grupo especial, las "primicias para Dios y para el Cordero", los que "siguen al Cordero por dondequiera que va" (cap. 14:4); la multitud son los demás santos triunfantes de todas las épocas.
El tercer punto de vista identifica a la, "gran multitud" como el grupo total de los redimidos, lo que incluye a los 144.000.
Los adventistas del séptimo día generalmente se han inclinado por el segundo punto de vista.
(CBA T7)
Las palmas significan que han ganado la victoria, y los mantos blancos que han sido revestidos con la justicia de Cristo. Gracias a Dios porque se ha abierto una fuente para lavar los mantos de nuestro carácter y hacerlos tan blancos como la nieve (MS 23, sin fecha).
"Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos. " Apoc. 7: 9.
Entre los habitantes de la tierra, esparcidos en todo país, hay quienes no han doblado la rodilla ante Baal. Como las estrellas del cielo, que aparecen sólo por la noche, esos fieles resplandecerán cuando la oscuridad cubra la tierra Y densas tinieblas a las gentes. En la pagana África, en los países católicos de Europa y Sudamérica, en la China, en la India, en las islas del mar, y en todos los oscuros rincones de la tierra, Dios tiene en reserva una pléyade de escogidos que brillarán en medio de las tinieblas, revelando claramente a un mundo apóstata el poder transformador de la obediencia a su ley. Ya están surgiendo ahora en toda nación, lengua y pueblo; y en el momento de la más profunda apostasía, cuando se efectúe el supremo esfuerzo de Satanás dirigido "a todos, a los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos", para que reciban, bajo pena de muerte, la señal de adhesión a un falso día de reposo, esos fieles, "irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa", brillarán "como luminares en el mundo". Cuanto más oscura sea la noche, más brillantemente resplandecerán.-PK 188, 189.
Las puertas de la ciudad girarán sobre sus relucientes goznes, y las naciones que han guardado la verdad entrarán en ella. Sobre cada cabeza se colocará una corona. Se dirán las palabras: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo". ¿Quiénes estarán preparados para responder a esa invitación? Los obedientes; aquello que guardan sus mandamientos y hacen su voluntad . . . Cuando los santos ángeles pulsen sus arpas, él [Cristo] desea que los sigáis, cantando el himno de triunfo en la ciudad de Dios.-MS 113, 1908
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