Domingo 10 de marzo:
El significado de las siete últimas plagas
Es tan cierto ahora como cuando Cristo se hallaba en la tierra que
toda penetración del evangelio en el dominio del enemigo arrostra la
fiera oposición de sus vastos ejércitos. El conflicto que está por sobrecogemos será el más terrible que se haya presenciado jamás. Pero aunque Satanás se nos presente como guerrero poderoso y armado, su derrota será completa, y perecerá con él todo aquel que se le una al preferir la apostasía a la lealtad.
El Espíritu refrenador de Dios se está retirando ahora mismo del
mundo. Los huracanes, las tormentas, las tempestades, los incendios y
las inundaciones, los desastres por tierra y mar, se siguen en rápida
sucesión. La ciencia procura explicar todo esto. Menudean en derredor
nuestro las señales que nos dicen que se acerca el Hijo de Dios, pero
son atribuidas a cualquier causa menos la verdadera. Los hombres no
pueden discernir a los ángeles que como centinelas refrenan los cuatro
vientos para que no soplen hasta que estén sellados los siervos de Dios;
pero cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá
una escena de contienda que ninguna pluma podrá describir (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 407).
¡Ojalá que todos pudiesen ver esto como Dios me lo reveló, a fin de
que conocieran mejor las astucias de Satanás y se mantuvieran en guardia! Vi que Satanás obraba... para enajenar, engañar y desviar a los
hijos de Dios precisamente ahora en el tiempo del sellamiento. Vi a
algunos que no se erguían rígidamente por la verdad presente. Las rodillas les temblaban, y sus pies resbalaban porque no estaban firmemente asentados en la verdad; y mientras estaban así temblando la cubierta del Dios Omnipotente no podía extenderse sobre ellos.
Satanás probaba cada una de sus artes para sujetarlos donde estaban
hasta que hubiese pasado el sellamiento, hasta que la cubierta se hubiese corrido sobre el pueblo de Dios, y ellos hubiesen quedado sin
refugio que los protegiera de la ira ardiente de Dios en las siete últimas
plagas. Dios ha comenzado a correr está cubierta sobre su pueblo, y ella será extendida sobre todos los que han de tener refugio en el día de
la matanza. Dios obrará con poder en favor de su pueblo; y a Satanás
también se le permitirá obra (Primeros escritos, p. 44).
Era imposible que fuesen derramadas las plagas mientras Jesús oficiase en el Santuario; pero al terminar su obra allí y cesar su intercesión, nada detiene ya la ira de Dios que cae furiosamente sobre la
desamparada cabeza del culpable pecador que descuidó la salvación y
aborreció las reprensiones. En aquel terrible momento, después de cesar la mediación de Jesús, a los santos les toca vivir sin intercesor en
presencia del Dios santo. Había sido decidido todo caso y numerada
cada joya. Detúvose un momento Jesús en el departamento exterior del
Santuario celestial, y los pecados confesados mientras él estuvo en el
lugar santísimo fueron asignados a Satanás, originador del pecado,
quien debía sufrir su castigo (Primeros escritos, p. 280).
Comentarios
Publicar un comentario