Miércoles 13 de marzo:
El último gran engaño de Satanás
El sábado es el tema que probará a todos. Es la línea de demarcación
entre los leales y fieles y los desleales y transgresores. Este es el sábado
que Dios ordenó, y los que aseveran ser observadores de los mandamientos, los que creen que ellos están ahora bajo la proclamación del
mensaje del tercer ángel, verán la parte importante que el sábado del
cuarto mandamiento tiene en ese mensaje. Es el sello del Dios vivo. No
disminuirán las demandas del sábado para acomodarlo a sus negocios
o conveniencias (Mensajes selectos, tomo 3, p. 484).
Juan describe en el Apocalipsis la unidad de los que viven en la
tierra y que invalidan la ley de Dios. “Estos tienen un mismo propósito,
y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de
reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fíeles”. Apocalipsis 17:13-14. “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la
bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera
de ranas”. Apocalipsis 16:13.
Todos los que exaltan y adoran el falso día de descanso, convertido
en ídolo, un día que Dios no bendijo, ayudan al diablo y a sus ángeles
con todo el poder de la habilidad que Dios les dio, el cual han pervertido para usarlo mal. Inspirados por otro espíritu, que cegará su discernimiento, no pueden ver que la exaltación del domingo es totalmente
una institución de la Iglesia Católica (Mensajes selectos, tomo 3, p.
484).
Muchos tratan de explicar las manifestaciones espiritistas atribuyéndolas enteramente a fraudes y prestidigitación por parte del médium. Aunque es cierto que numerosas veces se han presentado trucos como si fueran manifestaciones genuinas, también ha habido señaladas
demostraciones de poder sobrenatural... Muchos serán entrampados
gracias a su opinión de que el espiritismo es solo impostura humana;
cuando se enfrenten con manifestaciones evidentemente sobrenaturales serán engañados e inducidos a aceptarlas como el gran poder de
Dios.
Esas personas pasan por alto el testimonio de las Escrituras con respecto a las maravillas realizadas por Satanás y sus instrumentos. Con
la ayuda del enemigo los magos de Egipto pudieron falsificar la obra
de Dios. El apóstol Juan, al describir el poder milagroso que se manifestará en los últimos días, dice: “También hace grandes señales, de tal
manera que aún hace descender fuego del cielo a la tierra delante de
los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que
se le ha permitido hacer”. Apocalipsis 13:13, 14. No se trata aquí de
meras imposturas. Se engaña a los hombres mediante los milagros que
los instrumentos de Satanás pueden realizar, y no por los que pretenden
hacer (La historia de la redención, pp. 413, 414).
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