Jueves 16 de mayo: Vivir el amor que prometimos
La madre debe cultivar un genio alegre, contento y feliz. Todo esfuerzo hecho en este sentido será recompensado con creces en el bienestar físico y el carácter moral de sus hijos. Un genio alegre fomentará la felicidad de su familia y mejorará en alto grado su propia salud.
Ayude el marido a su esposa con su simpatía y cariño constante. Si quiere que se conserve lozana y alegre, de modo que sea como un rayo de sol en la familia, ayúdele a llevar sus cargas. La bondad y la amable cortesía que le demuestre serán para ella un precioso aliento, y la felicidad que sepa comunicarle allegará gozo y paz a su propio corazón. (Ministerio de corazón, p. 290)
Durante los años en que José había estado separado de sus hermanos, estos hijos de Jacob habían cambiado de carácter. Habían sido envidiosos, turbulentos, engañosos, crueles y vengativos; pero ahora, al ser probados por la adversidad, se mostraron desinteresados, fieles el uno al otro, consagrados a su padre y sujetos a su autoridad, aunque ya tenían bastante edad.
José se había comunicado con ellos mediante un intérprete, y sin sospechar que el gobernador los comprendía, conversaron libremente el uno con el otro en su presencia. Se acusaron mutuamente de cómo habían tratado a José: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba y no lo escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia”. Rubén que había querido librarlo en Dotán, agregó: “No os hablé yo y dije: “No pequéis contra el joven, pero no me escuchásteis; por eso ahora se nos demanda su sangre”.
José, que escuchaba, no pudo dominar su emoción, y salió y lloró. (Patriarcas y profetas, p. 227)
Me gozo en que Jesús nos sostiene firmemente. Nuestro asidero es débil y fácil de quebrantar, pero nuestra seguridad depende de que el Señor nos sostenga fuertemente. Me regocijo en Jesús hoy. Esposo mío, hemos transitado durante treinta años uno al lado del otro afrontando pruebas y aflicciones de la vida en medio de las tentaciones y bofetadas de Satanás, cuyos dardos fueron lanzados hacia nosotros para herimos y destruirnos; pero Jesús ha sido nuestra defensa. Satanás ha sido rechazado. El Espíritu del Señor ha levantado bandera en favor de nosotros contra el enemigo. Nuestro sol está declinando pero no se pondrá en la oscuridad. Jesús siempre vivirá para interceder por nosotros. En los últimos días de nuestra peregrinación reposaremos en Dios y esperaremos en El. Si caminamos con el Señor, nuestra fe brillará más y más hasta que el día sea perfecto, y al final la recompensa de los fieles será nuestra. (Alza tus ojos, p. 220)
La paz de que gozamos en la actualidad no debe ser perturbada por pruebas anticipadas, porque Dios nunca abandonará una sola alma que confíe en él. Dios es más poderoso que nuestros temores. Si pusiéramos empeño en recordar y enumerar sus misericordias, rememorando los casos cuando Dios obró en nuestro favor y superó nuestros temores, cuando interpuso su poder y su gracia en momentos cuando estábamos sumamente perplejos, y nos sostuvo cuando estábamos a punto de caer, cómo nos consoló cuando estábamos tristes, descubriríamos que manifestar desconfianza en Dios y llenarnos de ansiedad es incredulidad. Recordemos cada día sus misericordias y disfrutemos de ellas. Debemos vivir por fe siempre... Regocíjense siempre en Dios. Alaben hoy a Dios por su gracia y sigan alabándolo cada día. (Cada día con Dios, p. 56)
Viernes 17 de mayo: Para estudiar y meditar
El hogar cristiano, "Un círculo sagrado", pp. 156-159
Testimonios para la iglesia, "Unidd de acción", t. 6, pp. 239-240)
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