Jueves 13 de junio: Mensajeros del siglo XXI
El mundo entero es un vasto campo misionero, y los que conocemos el mensaje evangélico desde hace mucho debemos sentirnos alentados por el pensamiento de que ahora se puede entrar fácilmente en campos que antes eran de difícil acceso. Países largo tiempo cerrados a la predicación del Evangelio están abriendo sus puertas, y ruegan que se les explique la Palabra de Dios. Reyes y príncipes abren sus puertas por mucho tiempo cerradas, e invitan a los heraldos de la cruz a entrar. La mies es por cierto mucha. Sólo la eternidad revelará los resultados de esfuerzos bien dirigidos hechos ahora. La Providencia va delante de nosotros, y la Potencia Infinita está obrando en conexión con los esfuerzos humanos. Ciegos de veras deben ser los ojos que no ven la obra del Señor, y sordos los oídos que no oyen el llamado del verdadero Pastor a sus ovejas.
Cristo anhela extender su dominio sobre toda mente humana. El anhela imprimir su imagen y carácter en cada alma. Cuando estuvo en la tierra, sintió hambre de simpatía y cooperación, a fin de que su reino se extendiese y abarcase al mundo entero. Esta tierra es su heredad comprada, y él quiere que los hombres sean libres, puros y santos. “Habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza.”5 Su peregrinaje terrenal fué alegrado por el pensamiento de que su trabajo no sería en vano, sino que haría volver al hombre a la lealtad a Dios. Y hay todavía triunfos que alcanzar por la sangre derramada para el mundo, triunfos que reportarán gloria eterna a Dios y al Cordero. Los gentiles le serán dados por heredad, y los cabos de la tierra por posesión. Cristo verá el trabajo de su alma, y será satisfecho. (Obreros evangélicos, pp. 27, 28)
Cuando el apóstol Pablo empezó su ministerio en Corinto, ciudad populosa, rica y perversa, contaminada por los infames vicios del paganismo, dijo: “Porque no me propuse saber algo entre vosotros, sino a Jesucristo, y a éste crucificado.”9 Escribiendo más tarde a algunos de los que habían sido corrompidos por los pecados más viles, pudo decir: “Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” “Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Cristo Jesús.”
Ahora, como en los días de Cristo, la obra del reino de Dios no incumbe a los que están reclamando el reconocimiento y apoyo de los gobernantes terrenales y de las leyes humanas, sino a aquellos que están declarando al pueblo en su nombre aquellas verdades espirituales que obrarán, en quienes las reciban, la experiencia de Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí.”11 Entonces trabajarán como Pablo para beneficio de los hombres. El dijo: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os [472] rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” (El deseado de todas las gentes, p. 243)
Si pensáramos más en Jesús y habláramos más de él y menos de nosotros mismos, tendríamos mucho más de su presencia. Si moráramos en él, estaríamos tan llenos de paz, fe y valor, y tendríamos una experiencia tan victoriosa que relatar cuando asistiéramos a la reunión, que otros se sentirían animados con nuestro testimonio claro y robusto con Dios. Cuando estos preciosos agradecimientos, dados en alabanza de la gloria de su gracia, van respaldados por una vida semejante a la de Cristo, tienen un poder irresistible, que redunda en la salvación de las almas. (Exaltad a Jesús, p. 243)
Viernes 14 de junio: Para estudiar y meditar
Profetas y reyes. "En la corte de Babilonia, pp. 351-360)
El camino a Cristo, "La fuente de regocijo y felicidad", pp. 115-126)
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