Miércoles 26 de junio: Reconciliación en el Jordán
Y cuando vino la Realidad, en la persona de Cristo, no reconocieron en él el cumplimiento de todos sus símbolos, la sustancia de todas sus sombras. Rechazaron a Cristo, el ser a quien representaban sus ceremonias, y se aferraron a sus mismos símbolos e inútiles ceremonias. El hijo de Dios había venido, pero ellos continuaban pidiendo una señal. Al mensaje: “Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado”,1 contestaron exigiendo un milagro. El Evangelio de Cristo era un tropezadero para ellos porque demandaban señales en vez de un Salvador. Esperaban que el Mesías probase sus aseveraciones por poderosos actos de conquista, para establecer su imperio sobre las ruinas de los imperios terrenales. (Palabras de vida del Gran Maestro, p. 15)
La obra de reforma que Juan nos presenta aquí, la purificación del corazón, de la mente y del alma, es necesaria para muchos que profesan hoy tener la fe de Cristo. Es necesario abandonar prácticas equivocadas a las que se les ha dado rienda suelta. Hay que enderezar las sendas torcidas y suavizar los lugares ásperos. Las montañas y colinas del amor propio y el orgullo necesitan ser rebajadas. Es necesario producir “frutos dignos de arrepentimiento”. Mateo 3:8. Cuando esta experiencia se realice en el creyente pueblo de Dios, “verá toda carne la salvación de Dios”. Lucas 3:6. (La Maravillosa gracia de Dios, p. 256)
Si Juan y Andrés hubiesen estado dominados por el espíritu incrédulo de los sacerdotes y gobernantes, no se habrían presentado como discípulos a los pies de Jesús. Habrían venido a él como críticos, para juzgar sus palabras. Muchos cierran así la puerta a las oportunidades más preciosas. No sucedió así con estos primeros discípulos. Habían respondido al llamamiento del Espíritu Santo, manifestado en la predicación de Juan el Bautista. Ahora, reconocían la voz del Maestro celestial. Para ellos, las palabras de Jesús estaban llenas de refrigerio, verdad y belleza. Una iluminación divina
se derramaba sobre las enseñanzas de las Escrituras del Antiguo Testamento. Los multilaterales temas de la verdad se destacaban con [113] una nueva luz.
se derramaba sobre las enseñanzas de las Escrituras del Antiguo Testamento. Los multilaterales temas de la verdad se destacaban con [113] una nueva luz.
Es la contrición, la fe y el amor lo que habilita al alma para recibir sabiduría del cielo. La fe obrando por el amor, es la llave del conocimiento, y todo aquel que ama “conoce a Dios.” (El deseado de todas las gentes, p. 210)
Si Natanael hubiese confiado en los rabinos para ser dirigido, nunca habría hallado a Jesús. Viendo y juzgando por sí mismo, fué como llegó a ser discípulo. Así sucede hoy día en el caso de muchos a quienes los prejuicios apartan de lo bueno. ¡Cuán diferentes serían los resultados si ellos quisieran venir y ver!
Ninguno llegará a un conocimiento salvador de la verdad mientras confíe en la dirección de la autoridad humana. Como Natanael, necesitamos estudiar la Palabra de Dios por nosotros mismos, y pedir la iluminación del Espíritu Santo. Aquel que vió a Natanael debajo de la higuera, nos verá en el lugar secreto de oración. Los ángeles del mundo de luz están cerca de aquellos que con humildad solicitan la dirección divina. (El deseado de todas las gentes, p. 112)
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