SÁBADO 27 DE JULIO: EL CLAMOR DE LOS PROFETAS
Dios nunca ha dejado a su iglesia sin testimonio. En todas las escenas de prueba, de oposición y persecución en medio de las tinieblas morales por las cuales pasó la iglesia, él ha tenido hombres para la oportunidad, que han estado preparados para asumir su obra en diferentes etapas y hacerla avanzar hacia adelante y hacia arriba. Por medio de los patriarcas y de los profetas reveló su verdad a su pueblo... La voz de Dios se escuchó por medio de los profetas que había designado para una obra especial y para proclamar un mensaje especial. Los envió a repetir las mismas palabras una y otra vez. Tenía un mensaje preparado para ellos que no era según los caminos y la voluntad de los hombres, y lo puso en sus bocas e hizo que lo proclamaran...
El mensaje podría no agradar a aquellos a quienes era enviado. Ellos podrían no querer nada nuevo, sino desear continuar haciendo lo que hasta entonces habían hecho; pero el Señor los conmovía con reprensiones; reprochaba su conducta. Infundía nueva vida en los que estaban durmiendo en su puesto de deber, en los que no eran centinelas fieles. Les mostraba su responsabilidad, y que se los tendría por responsables de la seguridad del pueblo. Eran centinelas que no habían de dormir ni de día ni de noche. Habían de descubrir al enemigo, y dar la alarma al pueblo... (Testimonios para los ministros, pp. 324,342)
El Mesías había de ser del linaje real; porque en la profecía pronunciada por Jacob el Señor dijo: “No será quitado el cetro de Judá, y el legislador de entre sus pies, hasta que venga Shiloh; y a él se congregarán los pueblos.” Génesis 49:10.
El así ungido vendría “a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos abertura de la cárcel; a promulgar año de la buena voluntad de Jehová, y día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar a Sión a los enlutados, para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar del luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.” Isaías 11:2, 3; 61:1-3. (Hechos de los apóstoles, pp. 157, 158)
Dios necesita portaluces que llenarán el mundo con la luz, la paz y el gozo que proceden de Cristo. Necesita hombres humildes, hombres conscientes de su propia debilidad, y que recuerden lo que el servicio de Dios exige de ellos: la corrección del habla y de la acción que manifiestan el poder de la gracia de Cristo. Los tales revelarán en sus vidas las virtudes del carácter de Cristo... (En los lugares celestiales, p. 324)
El último llamado de misericordia ha de ser proclamado en todo el mundo. Los ángeles celestiales han esperado largo tiempo que los agentes humanos... colaboren con ellos en la gran obra que ha de hacerse. A usted esperan. Tan vasto es el campo, tan amplio el plan, que todo corazón santificado será urgido a servir como un agente del poder divino. (The Review and Herald, 23 de noviembre de 1905.)
🤗me encanta
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