Jueves 5 de septiembre: El evangelio eterno
Dios tiene joyas en todas las iglesias, y no nos corresponde lanzar arrolladoras acusaciones contra el llamado mundo religioso, sino presentar a todos con humildad y amor, la verdad tal como es en Jesús. Que los hombres vean piedad y consagración; que contemplen un carácter semejante a Cristo, y serán atraídos a la verdad. El que ama a Dios por encima de todas las cosas, y a su prójimo como a sí mismo, será una luz en el mando. Los que tienen un conocimiento de la verdad deben compartirla. Deben ensalzar a Jesús, el Redentor del mundo; deben expresar la Palabra de vida (RH 17-1-1893).
Oro para que mis hermanos comprendan que el mensaje del tercer ángel significa mucho para nosotros, y que la observancia del verdadero día de reposo será la señal que diferenciará a los que sirven a Dios de los que no lo sirven. Despiértense los que se han sumido en la somnolencia y la indiferencia. Se nos llama a ser santos, y deberíamos tener cuidado de no dar la impresión de que importa poco si conservamos o no las características peculiares de nuestra fe. Sobre nosotros descansa la solemne obligación de asumir una actitud más decidida con respecto a la verdad y la justicia de la que hemos asumido en lo pasado.
La línea de demarcación entre los que guardan los mandamientos de Dios y los que no lo hacen se manifestará con claridad inconfundible. Debemos honrar conscientemente a Dios, y usar con diligencia todos los medios posibles para mantener con él una relación que esté de acuerdo con su pacto, para que podamos recibir sus bendiciones tan esenciales para el pueblo que va a pasar por una prueba tan severa. Dar la impresión de que nuestra fe, nuestra religión, no es un poder dominante en nuestras vidas, equivale a deshonrar a Dios en gran manera.—Carta 128, del 6 de julio de 1902, a la junta de la Asociación General y a la Comisión Médico Misionera. (Cada día con Dios, p. 201)
Dios ha llamado a su iglesia en este tiempo, como llamó al antiguo Israel, para que se destaque como luz en la tierra. Por la poderosa cuña de la verdad -los mensajes de los ángeles primero, segundo y tercero-, la ha separado de las iglesias y del mundo para colocarla en sagrada proximidad a sí mismo. La ha hecho depositaria de su ley, y le ha confiado las grandes verdades de la profecía para este tiempo. Como los santos oráculos confinados al antiguo Israel, son un sagrado cometido que ha de ser comunicado al mundo. Los tres ángeles de (Apocalipsis 14) representan a aquellos que aceptan la luz de los mensajes de Dios, y salen como agentes suyos para pregonar las amonestaciones por toda la anchura y longitud de la tierra. Cristo declara a los que le siguen: “Sois la luz del mundo” Mateo 5:14. A toda alma que acepta a Jesús, la cruz del Calvario dice: “He aquí el valor de un alma. ‘Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura’”. Marcos 16:15. No se ha de permitir que nada estorbe esta obra. Es una obra de suma importancia para este tiempo; y ha de ser tan abarcante como la eternidad. El amor que Jesús manifestó por las almas de los hombres en el sacrificio que hizo por su redención, impulsará a todos los que le sigan. (Testimonios para la iglesia, t. 5 pp. 405, 406)
Viernes 6 de setiembre: Para estudiar y meditar
El Deseado de todas las gentes, "Dios con nosotros", pp. 11-18
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