Miércoles 28 de agosto: Guía paulina para vivir y amar correctamente
El corazón en que mora el amor de Cristo manifestará constantemente mayor refinamiento; porque la fuente de la vida es el amor hacia Dios y hacia el hombre. Cristo es el cristianismo. Tal es la gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz y buena voluntad hacia los hombres. Tal es la ejecución del propósito de Dios.
El verdadero crecimiento cristiano tiende hacia arriba, hacia la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo. La verdadera cultura, el verdadero refinamiento de pensamiento y modales, se obtiene mejor aprendiendo lecciones en la escuela de Cristo que por el esfuerzo más laborioso y esmerado de observar formas y reglas fijas, cuando el corazón no está bajo la disciplina del Espíritu de Dios.
El seguidor de Jesús mejorará constantemente sus modales, hábitos, espíritu y trabajo. Esto lo logra fijando los ojos, no en los meros progresos externos y superficiales, sino en Jesús. Se verifica una transformación en la mente, en el espíritu, en el carácter. El cristiano es educado en la escuela de Cristo para anhelar las gracias de su Espíritu con toda mansedumbre y humildad. Se está preparando para asociarse con los ángeles celestiales. (Obreros evangélicos, pp. 255, 256)
Todo aquel que nombra el nombre de Cristo debe adornar la doctrina de Cristo nuestro Salvador mediante una vida bien llevada y un comportamiento piadoso, y también el adorno de un espíritu manso y sereno. ... Si poseéis esto, tendréis favor con Cristo y con los hombres.
Las palabras pronunciadas con apresuramiento hieren y magullan las almas y la herida más profunda se produce en el alma del que las pronuncia. El que no puede equivocarse declara que el don de Cristo, el adorno de un espíritu manso y sereno, es de gran valor. Todos debemos tratar de apoderarnos de su valor pidiéndolo a Dios. No importa cómo nos estimen los hombres, si llevamos este adorno, llevamos la señal de nuestro discipulado con Cristo. Somos apreciados por el Altísimo, porque el adorno que llevamos tiene gran valor ante su vista. Debemos buscar esta preciosa gema. ... (Nuestra elevada vocación, p. 284)
La paz interior y una conciencia libre de ofensas hacia Dios agilizará y vigorizará el intelecto así como el rocío sobre las tiernas plantas. La voluntad está entonces dirigida y controlada rectamente, y es más decidida, y sin embargo libre de perversidad. Las meditaciones son agradables porque son santificadas. La serenidad de la mente que usted puede poseer bendecirá a todos los que tengan contacto con usted. Esta paz y calma, con el tiempo, llegará a ser natural y reflejará sus preciosos rayos sobre todos los que lo rodean, para volver a reflejarse sobre usted mismo. Cuanto más guste de esta paz celestial y quietud mental, tanto más aumentará. Es un placer vivo y animado que no echa todas sus energías morales en el estupor, sino que las despierta a una actividad creciente. La paz perfecta es un atributo del cielo que los ángeles poseen. Que Dios lo ayude a poseer esta paz.—Testimonies for the Church 2:327 (1869).
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