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Domingo 6 de octubre - Nehemías recibe malas noticias

Domingo 6 de octubre - Nehemías recibe malas noticias

Abrumado de pesar, Nehemías no podía comer ni beber. Confiesa: "Lloré, y enlutéme por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos." Fielmente, confesó sus pecados y los pecados de su pueblo. Rogó a Dios que sostuviese la causa de Israel, que devolviese a su pueblo valor y fuerza y le ayudase a edificar los lugares asolados de Judá. (Profetas y reyes, p. 464)

No siempre nos transporta a lugares placenteros. Si así lo hiciera, dada nuestra suficiencia nos olvidaríamos de que él es nuestro ayudador. El anhela manifestarse ante nosotros, y revelar las abundantes provisiones que están a nuestra disposición; y permite que las pruebas y los chascos nos agobien para que podamos comprender cuán poca cosa somos, y aprendamos a acudir a él en busca de socorro. El puede conseguir que fluyan arroyos refrescantes de la dura roca.

Hasta que estemos cara a cara frente a Dios, y veamos y conozcamos como somos vistos y conocidos, no sabremos cuántas cargas él llevó por nosotros, cuántas más habría estado dispuesto a soportar si se las hubiéramos llevado con la fe de un niño…

Dios ama a sus hijos, y anhela verlos vencer el desaliento, arma que Satanás usa para adue-ñarse de ellos. No demos lugar a la incredulidad. No magnifiquemos nuestras dificultades. Recor-demos el temor y el poder que Dios reveló en lo pasado. (ST, 12-12-1906) (13) (Mi vidad hoy, p. 12)

Jesús observa nuestros esfuerzos con el mayor interés. El sabe que los que hacen su obra son hombres que llevan todas las enfermedades de la humanidad y toma nota de sus fracasos y desilusiones con la mayor compasión. Pero los fracasos y defectos pudieran ser menores de lo que son ahora. Si marchamos en armonía con el cielo, los ángeles ministradores trabajarán con nosotros y coronarán nuestros esfuerzos con éxito.

No debe permitirse que los afanes de los negocios absorban el pensamiento de tal manera que la obra que se está llevando a cabo en el cielo, que concierne a cada individuo, sea considerada con liviandad. Las escenas solemnes del juicio, del gran día de la expiación, han de mantenerse ante la atención del pueblo y grabarse en sus conciencias con ahínco y poder. El tema del santuario nos dará una visión correcta de la importancia de la obra para este tiempo. La apreciación correcta del mismo hará que los obreros de nuestras casas publicadoras muestren mayor energía y celo en sus esfuerzos por dar éxito a la obra. Que ninguno se vuelva descuidado y ciego a las necesidades de la causa y los peligros a que está expuesta cada alma. Que procure cada uno ser un canal de luz. (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 411-412)

De ahora en adelante hasta el fin del tiempo, los hijos de Dios debieran ser más fervientes y más despiertos, y no confiar en su propia sabiduría, sino en la sabiduría de su Caudillo. Ellos debieran dedicar días especiales al ayuno y la oración. No es necesario que se abstengan de alimento, pero debieran comer con moderación alimentos sencillos. (Nota: R.& H., febrero 11 de 1904

El espíritu del ayuno y la oración verdaderos es el espíritu que entrega la mente, el corazón y la voluntad a Dios. (Nota: M.S. 28, 1900*.  (Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 223,224)




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