Jueves 17 de octubre: Nuestra responsabilidad
En esta labor [como pastor de ovejas] Moisés se fue acercando al supremo Pastor. Llegó a unirse estrechamente con el Santo de Israel. Ya no se proponía hacer una gran obra. Procuraba hacer fielmente y como para Dios la tarea que le estaba encomendada. Reconocía la presencia de Dios en todo cuanto le rodeaba. La naturaleza entera le hablaba del Invisible. Conocía a Dios como Dios personal, y al meditar en su carác ter se compenetraba cada vez más del sentido de su presencia. Hallaba refugio en los brazos del Eterno.Habiendo experimentado todo esto, Moisés oyó la invitación del Cielo a cambiar el cayado del pastor por la vara de mando; a dejar su rebaño de ovejas para encargarse de la dirección de Israel. El mandato divino le encontró desconfiado de sí mismo, torpe de palabra y tímido. Le abrumaba el sentimiento de su incapacidad para ser portavoz de Dios. Pero, poniendo toda su confianza en el Señor, aceptó la obra. La grandeza de su misión puso en ejercicio las mejores facultades de su espiritu. Dios bendijo su pronta obediencia, y Moisés llegó a ser clocuente y dueño de sí mismo, se llenó de esperanza y fue capacitado para la mayor obra que fuera encomendada jamás a hombre alguno (El ministerio de curación, p. 377).
Hay quienes siempre presentan excusas por andar de acuerdo con los consejos del enemigo. Hay quienes piensan que porque padecen una debilidad física, tienen el privilegio de pronunciar palabras mezquinas y actuar de manera antipática. Pero, ¿acaso no ha hecho provisión Jesús para que los tales venzan la tentación?...
¡Oh, cuán precioso es Jesús para el alma que confia en el! Pero muchos andan en tinieblas porque sepultan su fe en las sombras de Satanás. No han hecho lo que podían hacer por medio de la gracia de Jesús. No hablan acerca de la fe, la esperanza y el valor. Jamás deberíamos permitirle a Satanás que crea que su poder para perturbar y molestar es mayor que el poder de Cristo para sostener y fortalecer (Cada día con Dios, p. 175).
El Señor quiere que su pueblo actual esté convencido de que hará por él cosas tan grandes como las que hizo en favor de los hijos de Israel durante su viaje de Egipto a Canaán. Debemos tener una fe bien fun dada, que no vacile en seguir los mandatos del Señor en los momentos dificiles. "Adelante!" Tal es la orden que Dios da a su pueblo.
La ejecución de los planes del Señor exige fe y gozosa obediencia. Cuando él señala la necesidad de establecer la obra en lugares donde podrá cjercer influencia, se debe andar y obrar por la fe (Testimonios para la iglesiu, t. 9, p. 217).
Viernes 18 de octubre: Para estudiar y meditar
Prosetas y reyes, "La venida del libertador”, pp. 514-515.
El conflicto de los siglos, "Una profecía significativa", pp. 363 390.
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