La Importancia de La Educación:
Al indicarnos el camino de la salvación, la Biblia se convierte en nuestra guía para alcanzar una vida mejor y superior.
Esta es la educación esencial para esta vida y la venidera. Y no se crea que esto coarta el estudio de la ciencia o rebaja el nivel de la educación. El conoci-miento de Dios es tan alto como los cielos y tan amplio como el universo. No hay nada tan enno-blecedor y vigorizante como el estudio de los grandes temas referentes a nuestra vida eterna. Asgan los jóvenes esas verdades de origen divino, y su mente se desarrollará y fortalecerá con el esfuerzo. Eso transportará a cada joven hacedor de la Palabra a un mundo de pensamiento más amplio y habrá de procurarle una riqueza de ciencia imperecedera. (ST, 13-06-1906)
Solamente en la Palabra de Dios hallamos el relato auténtico de la creación…Solamente en ella podremos encontrar la historia de la humanidad sin el sello del prejuicio o el orgullo humano… Allí podemos comulgar con los patriarcas y profetas, y escuchar la voz del Eterno que se dirige a los hombres. Allí contemplamos la Majestad de los Cielos que se humilla hasta convertirse en sustituto y garantía, para hacer frente en inferioridad de condiciones a las potencias de las tinieblas, y luego ganar la victoria para nuestro beneficio. La contemplación reverente de tales temas no puede menos que suavizar, purificar y ennoblecer el corazón, y al mismo tiempo, inspirar nueva fuerza y vigor a la mente. (GH, 08-1882) (Mi vida hoy, p. 104)
Se necesita separar de nuestra obra educativa las publicaciones falsas y contaminadas, para que no se reciban ni se alberguen como verdad las semillas del pecado. Nadie suponga que es valiosa educación un estudio de los libros que los induzca a recibir ideas falsas. Al penetrar en la mente, esas ideas separan a los jóvenes de la Fuente de toda sabiduría, eficiencia y poder, y los convierten en juguetes de las tentaciones de Satanás. Hay necesidad positiva de dar en nuestras escuelas una educación pura y sin mezcla de filosofía pagana. (Consejos para los maestros, p. 315)
El Señor desea que obtengamos toda la educación posible, con el objeto de impartir nuestro conocimiento a otros. Nadie puede saber dónde o cómo ha de ser llamado a trabajar o hablar en favor de Dios. Sólo nuestro Padre celestial ve lo que puede hacer de los hombres. Hay ante nosotros posibilidades que nuestra débil fe no discierne. Nuestra mente debiera ser enseñada en forma tal que, si fuere necesario, podamos presentar las verdades de la Palabra de Dios ante las más altas autoridades terrenales y de un modo [269] que glorifique su nombre. No deberíamos descuidar ni una sola oportunidad de prepararnos intelectualmente para trabajar por Dios.
Pónganse a trabajar los jóvenes que necesitan una educación, con la determinación de lograrla. No esperéis una oportunidad; hacedla. Aprovechad cualquier pequeña ocasión que se os presente. Practicad la economía. No gastéis vuestros medios en la satisfacción de vuestro apetito o en la búsqueda de los placeres. Decidíos a ser tan útiles y eficientes como Dios os pide que seáis. Sed cabales y fieles en todo lo que emprendáis. Aprovechad todas las ventajas que haya a vuestro alcance para fortalecer el intelecto. Combinad el estudio de los libros con el trabajo manual útil, y mediante el esfuerzo fiel, la vigilancia y la oración, obtened la sabiduría de origen celestial. Esto os dará una educación equilibrada. (Palabras de vida del Gran Maestro, p. 226)
Comentarios
Publicar un comentario