Miércoles 9 de octubre: Nehemías es enviado
Nehemías y Artajerjes se hallaban frente a frente, el uno como siervo de una raza oprimida, el otro como monarca de un gran imperio mundial. Pero infinitamente mayor que la diferencia social era la distancia moral que los separaba. Nehemías había aceptado la invitación del Rey de reyes: “Echen mano ... de mi fortaleza, y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!” La petición silenciosa fué la misma que había ofrecido durante muchas semanas, a saber, que Dios prosperara su solicitud. Y ahora, cobrando ánimo ante el pensamiento de que tenía un Amigo, omnisciente y omnipotente, que podía obrar en su favor, el hombre de Dios dió a conocer al rey su deseo de que se lo eximiera por un tiempo de su puesto en la corte, y de recibir autorización para reedificar los lugares desolados de Jerusalén, y volver a hacerla una vez más una ciudad fortificada y protegida. Trascendentales resultados para la ciudad y la nación judía dependían de esta petición. “Y—dijo Nehemías—otorgómelo el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí.”—The Southern Watchman, 8 de marzo de 1904. (Servicio cristiano, p. 184)
Cuando su pedido [el de Nehemías] al rey hubo sido favorablemente recibido, se sintió animado a solicitar la asistencia necesaria para la realización de sus planes. Para dar dignidad y autoridad a su misión, así como para proveer lo referente a la protección durante el viaje, obtuvo una escolta militar. Se le dieron cartas reales dirigidas a los gobernadores de las provincias que estaban al otro lado del Eufrates, el territorio por el cual debía pasar en su viaje hacia Judea; y obtuvo, además una carta dirigida al custodio del bosque que el rey tenía en las montañas del Líbano, en que se le solicitaba que proveyera la madera necesaria para el muro de Jerusalén y para los edificios que Nehemías se proponía levantar. A fin de que no hubiera ocasión de queja, en el sentido de que había excedido su comisión, Nehemías tuvo el cuidado de que la autoridad y los privilegios que se le acordaran quedaran claramente definidos.—The Southern Watchman, 15 de marzo de 1904.
Las cartas reales dirigidas a los gobernadores de las provincias que se hallaban a lo largo de su ruta, aseguraron a Nehemías una recepción honorable y una pronta ayuda. Y ningún enemigo osó molestar al funcionario que estaba protegido por el poder del rey persa y tratado con señalada consideración por los gobernantes de las provincias. El viaje de Nehemías fué seguro y próspero.—The Southern Watchman, 22 de marzo de 1904. (Servicio cristiano, pp. 184, 185)
Los ataques de Satanás contra los defensores de la verdad se tomarán más encarnizados y decididos hasta el mismo fin del tiempo. Así como en los días de Cristo los jefes de los sacerdotes y los dirigentes instigaron a la gente contra él, así también hoy los dirigentes religiosos despertarán rencor y prejuicio contra la verdad para este tiempo. La gente será inducida a cometer actos de violencia y oposición, en los cuales nunca habría pensado si no hubiera sido empapada con la animosidad que supuestos cristianos sentirán contra la verdad.
¿Qué curso deberán seguir los proponentes de la verdad? Tienen la palabra inmutable y eterna de Dios, y debieran manifestar el hecho de que poseen la verdad como está en Jesús. Sus palabras no debieran ser ásperas ni hirientes. En su presentación de la verdad deben manifestar el amor, la humildad y la dulzura de Cristo. Dejad que la verdad corte; la palabra de Dios es una aguda espada de doble filo que cortará y se abrirá paso hasta el corazón. Los que saben que tienen la verdad, no debieran emplear expresiones severas e hirientes, para no dar a Satanás la oportunidad de que su espíritu sea mal interpretado. (Testimonios para la iglesia, t. 9 p. 216)
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