UN JUICIO (DANIEL 8:14)
En esos momentos trágicos de la victoria del cuerno pequeño, la visión pasa de vistas a sonidos. Daniel oye una conversación entre dos seres divinos. Lo mismo ocurrió en la visión del capítulo 4, donde también el sonido reemplazó a la vista, y Daniel escuchó la voz de un ser, al que también se alude como "un santo" (Dan. 4: 13, 14, 23; 8: 13). Al utilizar la misma terminología del capítulo 4, Daniel sugiere un contexto de juicio similar. Esta vez, una pregunta hecha en forma de exclamación por uno de los santos precipita la decisión: "¿Hasta cuándo esta visión del perpetuo: el pecado devastador entregado, y el santuario y el ejército pisoteados? (Dan. 8: 13, traducción literal).
Casi todas las palabras citadas por este versículo aluden a las acciones anteriores del cuerno pequeño: "visión" (vers. 1); "perpetuo" (vers. 11, 12); "en:tregado" (vers. 12); "santuario" (vers. 11); "ejército" (vers. 10-12); "pisoteados" (vers. 10). El pasaje habla en contra de su comportamiento. La referencia a la ofrenda perpetua y a todos los temas relacionados (pecado, entregar, santuario, ley, etc.) declara el intento del cuerno pequeño de reemplazar a Dios y de este modo rodearse de terminología religiosa. La mención del ejército y de los temas relacionados (entrega, pisotear) señala la persecución de los santos. "¿Hasta cuándo [todo esto]?" "¿Hasta cuándo?" (ad matay). En los Salmos, la expresión era el clamor de los oprimidos (Sal. 6: 3, 4; 13: 2; 62: 3; 74: 10; 94: 3, etc.). Y a su clamor viene el grito de esperanza.
La misma palabra que formula la pregunta -"ad" (hasta)- introduce la respuesta dada por un segundo santo.
-¿Hasta cuándo? -pregunta un santo (ver Dan. 8: 13).
-Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado -contestó otro (ver verso 14).
Solo después de 2.300 tardes y mañanas se detendrá el asolamiento destructor del cuerno pequeño, una interpretación posteriormente ofrecida por el ángel Gabriel: "Pero será quebrantado, aunque no por mano humana" (vers. 25). El fin del cuerno pequeño no será el resultado de causas naturales, sino de un extraordinario acto de juicio por parte de Dios, que cierra el círculo de la historia (Dan. 2: 34; 11: 45).
Como en el capítulo 7, la conducta del cuerno pequeño es juzgada desde lo alto y luego destruida (Dan. 7: 10-12). El capítulo 8 sigue la misma estructura del capítulo 7:
Capítulo 7: bestias/reinos-cuerno pequeño-juicio
Capítulo 8: bestias/reinos-cuerno pequeño-purificación del Santuario
Según el paralelismo entre los dos capítulos, el acontecimiento descrito en el capítulo 8 como la purificación (o reconsagración) del Santuario, entonces, correspondería al día del juicio del capítulo 7. Es significativo que la Septuaginta traduzca este término con la palabra griega katharisai (purificar), una palabra técnica utilizada para referirse al Kippur. 5 El gran comentador judío Rashi también sugiere que deberíamos leer este pasaje en el contexto del Día de la Expiación.6
Lo que el capítulo 7 llama el día del juicio, el capítulo 8 lo califica como Día de la Expiación. En realidad, son el mismo acontecimiento. Israel experimentaba el Día de la Expiación como la actualización del último juicio.
Levítico 16 introduce la ceremonia del Kippur por medio de una alusión al juicio. El texto comienza con la muerte de los hijos de Aarón, alcanzados por el fuego divino, y con la amenaza de muerte que sigue estando como una sombra sobre el resto de Israel (vers. 1, 2), extendiéndose sobre la totalidad de la gente (vers. 33, 34). El mismo ritual es rico en connotaciones de juicio: la separación de los dos machos cabríos, uno puro, el otro impuro; la suerte (goral) que los separa (vers. 8-10); la obligación de ayunar y humillar el alma (vers. 29); las múltiples aspersiones de sangre (vers. 15, 19, 27); y las abluciones (vers. 24, 26, 30, etc.).
Hasta el día de hoy, los judíos celebran el Kippur como un día de juicio o de expiación. Durante todo el año uno se puede olvidar de Dios y de la religión, y cometer delitos. Pero hasta el villano más grande, si es judío, se arrepentirá el Día de la Expiación y temblará al sonido del shofar, la señal del juicio divino. Los judíos identifican al Kippur con el Día del Juicio. Las oraciones recitadas en ese día son significativas:
"Debemos darle toda la santidad a este día, porque es un día de temor y temblor. En este día, su reino será establecido y su trono afirmado [ ... ]. Por que tú eres el juez, el acusador y el testigo, el que escribe y sella. Y recordarás las cosas por largo tiempo olvidadas, y abrirás el libro de la memoria [ ... ]. Entonces sonará el gran shofar, y se oirá la voz de silencio, los ángeles sujetarán con temor y temblor y exclamarán: ¡He aquí, el día del juicio!"?
Según una antigua tradición, el día del Kippur, "Dios, sentado en su trono para juzgar al mundo, al mismo tiempo Juez, Intercesor, Perito y Testigo, abre el Libro de Registros; este es leído, en él se encuentran todas las firmas del hombre. Se toca la gran trompeta; se oye una voz calma, pequeña; los ángeles se estremecen, diciendo: este es el día del juicio".8 De hecho, la tradición judía hace que el juicio del Kippur comience el primer día del mes y, por consiguiente, del año (Rosh Hashanah). Las dos fiestas han tenido una larga relación. Cada una representa el mismo ritual (Núm. 29: 1-5,8-11) y se escuchan los mismos sonidos del shofar (Lev. 25: 9; 23: 24).9
Los judíos han entendido que los diez días anteriores al Kippur son un tiempo de prueba durante el cual se preparan para el día del juicio. El saludo tradicional, durante ese período, es Hatima tova, "Que estés bien sellado", una alusión al juicio divino que decidirá el destino de cada individuo y lo sellará.
"Para el individuo promedio, que no es totalmente corrupto ni totalmente bueno, se concederán diez días [del 1 al 10 de Tishri1; tienen hasta el Kippur para arrepentirse, en cuyo caso vivirán; de lo contrario, la muerte castigará su conducta pecaminosa". 10
Fuente:
Secretos de Daniel, pp. 126.128
Jacques Doukhan
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