Martes 26 de noviembre:
Esdras había esperado que una gran multitud regresaría a Jerusalén, pero se quedó chasqueado por lo reducido del número de los que habían respondido al llamamiento. Muchos, que habían adquirido casas y tierras, no deseaban sacrificar estos bienes. Amaban la comodidad, y estaban perfectamente contentos de quedarse donde estaban. Su ejem plo resultó un estorbo para los que sin esto habrían decidido echar su suerte con la de quienes avanzaban por fe.
Cuando Esdras pasó revista a la congregación, se sorprendió al no encontrar a ninguno de los hijos de Leví. ¿Dónde estaban los miembros de la tribu que había sido designada para el servicio sagrado del templo? A la convocación: ¿Quién está de parte del Señor? los levitas debieran haber sido los primeros en responder (Profetas y reyes, p. 450).
Entramos en el reino de los cielos por medio de mucha tribulación. A fin de participar de la gloria de Cristo, debemos compartir sus sufrimientos... Ha vencido por nosotros. Seremos entonces tímidos y cobardes debido a las pruebas que afrontamos al avanzar?
Cuando apreciemos más profundamente la misericordia y la longanimidad de Dios, lo alabaremos más en lugar de quejarnos. Hablaremos de la amante vigilancia del Señor, de la tierna compasión del buen Pastor. El idioma del corazón no será la murmuración y la queja egoista. La alabanza, como una corriente clara y que fluye, brotará de los verdaderos creyentes en Dios. Dirán: "El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”.
El Señor es nuestro ayudador... Nadie confió jamás en Dios. Nunca chasquea a quienes ponen su confianza en él. Si tan solo hicieramos la obra que el Señor quisiera que hiciésemos, siguiendo las pisadas de Jesús, nuestros corazones se convertirían en arpas sagradas, y cada uno de sus acordes emitiría alabanza y acción de gracias a Aquel que fue enviado por Dios a quitar el pecado del mundo (Hijos e hijas de Dios, p. 200).
¿Cómo es el camino que nos lleva al cielo? ¿Es un camino lleno de conveniencias invitadoras? No, sino que es un sendero estrecho y aparentemente incómodo, es un camino donde hay conflictos, pruebas, tribulaciones y sufrimientos. Nuestro Capitán, Jesucristo, no nos ha ocultado nada concerniente a las batallas que debemos pelear. Despliega el mapa delante de nosotros y nos muestra el camino... "En el mundo tendréis aflicción". Juan 16:33. El apóstol se hace eco de las palabras de Cristo: "Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Hechos 14:22... Si no fuera por Jesús, nuestro peregrinaje verdaderamente sería solitario y doloroso. El dice: "No os dejaré huérfanos". Juan 14:18. Por lo tanto reunamos todas las preciosas promesas. Repitámoslas duran te el día y meditemos en ellas durante la noche, y estemos gozosos (Mensajes selectos, t. 2, p. 279).
Cuando Esdras pasó revista a la congregación, se sorprendió al no encontrar a ninguno de los hijos de Leví. ¿Dónde estaban los miembros de la tribu que había sido designada para el servicio sagrado del templo? A la convocación: ¿Quién está de parte del Señor? los levitas debieran haber sido los primeros en responder (Profetas y reyes, p. 450).
Entramos en el reino de los cielos por medio de mucha tribulación. A fin de participar de la gloria de Cristo, debemos compartir sus sufrimientos... Ha vencido por nosotros. Seremos entonces tímidos y cobardes debido a las pruebas que afrontamos al avanzar?
Cuando apreciemos más profundamente la misericordia y la longanimidad de Dios, lo alabaremos más en lugar de quejarnos. Hablaremos de la amante vigilancia del Señor, de la tierna compasión del buen Pastor. El idioma del corazón no será la murmuración y la queja egoista. La alabanza, como una corriente clara y que fluye, brotará de los verdaderos creyentes en Dios. Dirán: "El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”.
El Señor es nuestro ayudador... Nadie confió jamás en Dios. Nunca chasquea a quienes ponen su confianza en él. Si tan solo hicieramos la obra que el Señor quisiera que hiciésemos, siguiendo las pisadas de Jesús, nuestros corazones se convertirían en arpas sagradas, y cada uno de sus acordes emitiría alabanza y acción de gracias a Aquel que fue enviado por Dios a quitar el pecado del mundo (Hijos e hijas de Dios, p. 200).
¿Cómo es el camino que nos lleva al cielo? ¿Es un camino lleno de conveniencias invitadoras? No, sino que es un sendero estrecho y aparentemente incómodo, es un camino donde hay conflictos, pruebas, tribulaciones y sufrimientos. Nuestro Capitán, Jesucristo, no nos ha ocultado nada concerniente a las batallas que debemos pelear. Despliega el mapa delante de nosotros y nos muestra el camino... "En el mundo tendréis aflicción". Juan 16:33. El apóstol se hace eco de las palabras de Cristo: "Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Hechos 14:22... Si no fuera por Jesús, nuestro peregrinaje verdaderamente sería solitario y doloroso. El dice: "No os dejaré huérfanos". Juan 14:18. Por lo tanto reunamos todas las preciosas promesas. Repitámoslas duran te el día y meditemos en ellas durante la noche, y estemos gozosos (Mensajes selectos, t. 2, p. 279).
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