Domingo, diciembre 22
Tan gradual fue la apostasía de Salomón que antes de que él se diera cuenta de ello, se había extraviado lejos de Dios. Casi imperceptiblemente comenzó a confiar cada vez menos en la dirección y bendición divinas, y cada vez más en su propia fuerza. Poco a poco fué rehusando a Dios la obediencia inquebrantable que debía hacer de Israel un pueblo peculiar, y conformándose cada vez más estrechamente a las costumbres de las naciones circundantes. Cediendo a las tentaciones que acompañaban sus éxitos y sus honores, se olvidó de la Fuente de su prosperidad….
Después de haber sido uno de los mayores reyes que hayan empuñado un cetro, Salomón se transformó en licencioso, instrumento y esclavo de otros. Su carácter, una vez noble y viril, se trocó en enervado y afeminado….
Durante aquellos años de apostasía, progresó de continuo la decadencia espiritual de Israel. ¿Cómo podría haber sido de otra manera cuando su rey había unido sus intereses con los agentes satánicos? Mediante estos agentes, el enemigo obraba para confundir a los israelitas acerca del culto verdadero y del falso; y ellos resultaron una presa fácil…. Se amortiguó su agudo sentido del carácter elevado y santo de Dios. Rehusando seguir en la senda de la obediencia, transfirieron su reconocimiento al enemigo de la justicia (Profetas y reyes, pp. 39-42).
Durante cuarenta años los israelitas gimieron bajo el yugo opresor; luego se volvieron de la idolatría y con humillación y arrepentimiento le pidieron al Señor que los librara. No llamaron en vano. Moraba en Israel una mujer famosa por su piedad, y por medio de ella Dios escogió liberar a su pueblo. Su nombre era Débora. Se la conocía como profetisa, y en ausencia de los magistrados comunes el pueblo la buscaba para que los aconsejara e hiciera justicia.
El Señor comunicó a Débora su propósito de destruir a los enemigos de Israel, la invitó a que buscara a un hombre llamado Barac…
Aceptó el mensaje de Débora como palabra de Dios, pero era poco lo que confiaba en Israel y temía que el pueblo no obedeciera su llamamiento. Sólo aceptó ocuparse de tan dudoso intento si Débora lo acompañaba, para apoyar sus esfuerzos con su influencia y consejo (Reflejemos a Jesús, p. 321).
Todos ejercemos una influencia, y esa influencia afecta el destino de otros para su bien presente y futuro o para su pérdida eterna….
Cuando nos coloquemos en estrecha unión y compañerismo con Cristo, nuestro amor y comprensión, así como nuestras obras de benevolencia se profundizarán y ensancharán y fortalecerán con el ejercicio. El amor y el interés de los seguidores de Cristo debe ser tan amplio como el mundo. Aquellos que viven meramente para “mí y lo mío” no alcanzarán el cielo. Dios los llama a [las familias] a cultivar el amor, a ser…. más sensibles a las tristezas y pruebas de otros (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 580, 581).
Tan gradual fue la apostasía de Salomón que antes de que él se diera cuenta de ello, se había extraviado lejos de Dios. Casi imperceptiblemente comenzó a confiar cada vez menos en la dirección y bendición divinas, y cada vez más en su propia fuerza. Poco a poco fué rehusando a Dios la obediencia inquebrantable que debía hacer de Israel un pueblo peculiar, y conformándose cada vez más estrechamente a las costumbres de las naciones circundantes. Cediendo a las tentaciones que acompañaban sus éxitos y sus honores, se olvidó de la Fuente de su prosperidad….
Después de haber sido uno de los mayores reyes que hayan empuñado un cetro, Salomón se transformó en licencioso, instrumento y esclavo de otros. Su carácter, una vez noble y viril, se trocó en enervado y afeminado….
Durante aquellos años de apostasía, progresó de continuo la decadencia espiritual de Israel. ¿Cómo podría haber sido de otra manera cuando su rey había unido sus intereses con los agentes satánicos? Mediante estos agentes, el enemigo obraba para confundir a los israelitas acerca del culto verdadero y del falso; y ellos resultaron una presa fácil…. Se amortiguó su agudo sentido del carácter elevado y santo de Dios. Rehusando seguir en la senda de la obediencia, transfirieron su reconocimiento al enemigo de la justicia (Profetas y reyes, pp. 39-42).
Durante cuarenta años los israelitas gimieron bajo el yugo opresor; luego se volvieron de la idolatría y con humillación y arrepentimiento le pidieron al Señor que los librara. No llamaron en vano. Moraba en Israel una mujer famosa por su piedad, y por medio de ella Dios escogió liberar a su pueblo. Su nombre era Débora. Se la conocía como profetisa, y en ausencia de los magistrados comunes el pueblo la buscaba para que los aconsejara e hiciera justicia.
El Señor comunicó a Débora su propósito de destruir a los enemigos de Israel, la invitó a que buscara a un hombre llamado Barac…
Aceptó el mensaje de Débora como palabra de Dios, pero era poco lo que confiaba en Israel y temía que el pueblo no obedeciera su llamamiento. Sólo aceptó ocuparse de tan dudoso intento si Débora lo acompañaba, para apoyar sus esfuerzos con su influencia y consejo (Reflejemos a Jesús, p. 321).
Todos ejercemos una influencia, y esa influencia afecta el destino de otros para su bien presente y futuro o para su pérdida eterna….
Cuando nos coloquemos en estrecha unión y compañerismo con Cristo, nuestro amor y comprensión, así como nuestras obras de benevolencia se profundizarán y ensancharán y fortalecerán con el ejercicio. El amor y el interés de los seguidores de Cristo debe ser tan amplio como el mundo. Aquellos que viven meramente para “mí y lo mío” no alcanzarán el cielo. Dios los llama a [las familias] a cultivar el amor, a ser…. más sensibles a las tristezas y pruebas de otros (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 580, 581).
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