Sábado 28 de diciembre
Cuando pienso en esas palabras de Daniel, me sorprendo a mí misma despierta en la noche y repitiéndolas una vez otra: "Los entendidos resplandecerán como el firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad". Mirad el sol y las estrellas puestos en orden en los cielos, y conocidos por sus nombres. El Señor dice: Los que enseñan la justicia a la multitud brillarán como estrellas por la eternidad (Manuscrito 83, 1886).
Hay a veces hombres de capacidad intelectual, mejorada por la educación y la cultura, que no alcanzan a comprender ciertos pasajes de la Escritura, mientras que otros que no tienen instrucción, cuyo entendimiento parece débil y cuya mente no está disciplinada, comprenden su significado y hallan fuerza y consuelo en aquello que los primeros consideran tedioso, o pasan por alto como si no tuviese importancia. ¿Por qué es esto? Me ha sido explicado que estos, no confían en su propio entendimiento. Van a la fuente de la luz, Aquel que inspiró las Escrituras, y con humildad de corazón piden sabiduría a Dios, y la reciben. Hay, minas de verdad que ha de descubrir todavía el investigador ferviente. Cristo representó la verdad por un tesoro oculto en, el campo. No está en la misma superficie; debemos cavar para encontrarla. Pero nuestro éxito no depende tanto de la capacidad intelectual como de nuestra humildad de corazón y de una fe que se vale de la ayuda divina. (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 310)
Daniel y sus tres compañeros . . .eran bien equilibrados, porque se habían sometido al dominio del Espíritu Santo. Esos jóvenes le dieron a Dios la gloria de sus dones seculares, científicos y religiosos. No consiguieron su saber por casualidad. Obtuvieron el conocimiento gracias al empleo fiel de sus facultades; y Dios les concedió habilidad y entendimiento . . . Fueron leales a Dios y el Señor los sostuvo y los honró.-Carta 57, 1896
Muchos de los asuntos acerca de los cuales ahora Dios guarda silencio. . . nos serán revelados entonces. Los procedimientos de la Providencia serán aclarados; los misterios de la gracia otorgada mediante Cristo serán manifestados. Lo que ahora la mente no puede captar, lo que resulta difícil de entender, será explicado. Veremos orden en lo que nos parecía inexplicable; sabiduría en todo cuanto nos fue negado; bondad y misericordia en todo lo que se nos dio. La verdad será revelada a la mente, libre de oscuridad, de un solo trazo, y su brillo será permanente. El corazón cantará de gozo. Los conflictos habrán terminado para siempre, y se habrán solucionado todas las dificultades. (Nota: BC6, 1091.*)
De Leer a Entender
Cuanto más nos atengamos a la sencillez de la verdad, con tanta mayor seguridad comprenderemos su profundo significado. Si el corazón está bajo la inspiración del Espíritu de Dios puede decir: "La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples" (Sal. 119: 130). Esto significa que la palabra es interpretada por el Espíritu Santo, y el estudiante recibe más de lo que obtendría si tan sólo la leyera con atención. No es la mera letra de las palabras lo que da luz y entendimiento, sino que la Palabra es escrita de una manera especial en el corazón, aplicada por el Espíritu Santo. Cuando se comunica la luz a otros, la mente y el corazón consagrados reciben una mayor medida de comprensión...
Cuanto más lugar uno le dé a la entrada de la Palabra de Dios, tanto más será enriquecido intelectual y espiritualmente. Tendrá un juicio más claro y menos torcido y su visión será más abarcante. Su estima de las cosas espirituales será más correcta. Su entendimiento, bajo el poder eficaz del Espíritu Santo, se ejercerá para asimilar la verdad obteniendo de ello un beneficio personal, fortaleciendo el alma para que realice obras de abnegación. (Carta 144, 1898)
Cuanto más lugar uno le dé a la entrada de la Palabra de Dios, tanto más será enriquecido intelectual y espiritualmente. Tendrá un juicio más claro y menos torcido y su visión será más abarcante. Su estima de las cosas espirituales será más correcta. Su entendimiento, bajo el poder eficaz del Espíritu Santo, se ejercerá para asimilar la verdad obteniendo de ello un beneficio personal, fortaleciendo el alma para que realice obras de abnegación. (Carta 144, 1898)
Cuando pienso en esas palabras de Daniel, me sorprendo a mí misma despierta en la noche y repitiéndolas una vez otra: "Los entendidos resplandecerán como el firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad". Mirad el sol y las estrellas puestos en orden en los cielos, y conocidos por sus nombres. El Señor dice: Los que enseñan la justicia a la multitud brillarán como estrellas por la eternidad (Manuscrito 83, 1886).
Hay a veces hombres de capacidad intelectual, mejorada por la educación y la cultura, que no alcanzan a comprender ciertos pasajes de la Escritura, mientras que otros que no tienen instrucción, cuyo entendimiento parece débil y cuya mente no está disciplinada, comprenden su significado y hallan fuerza y consuelo en aquello que los primeros consideran tedioso, o pasan por alto como si no tuviese importancia. ¿Por qué es esto? Me ha sido explicado que estos, no confían en su propio entendimiento. Van a la fuente de la luz, Aquel que inspiró las Escrituras, y con humildad de corazón piden sabiduría a Dios, y la reciben. Hay, minas de verdad que ha de descubrir todavía el investigador ferviente. Cristo representó la verdad por un tesoro oculto en, el campo. No está en la misma superficie; debemos cavar para encontrarla. Pero nuestro éxito no depende tanto de la capacidad intelectual como de nuestra humildad de corazón y de una fe que se vale de la ayuda divina. (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 310)
Daniel y sus tres compañeros . . .eran bien equilibrados, porque se habían sometido al dominio del Espíritu Santo. Esos jóvenes le dieron a Dios la gloria de sus dones seculares, científicos y religiosos. No consiguieron su saber por casualidad. Obtuvieron el conocimiento gracias al empleo fiel de sus facultades; y Dios les concedió habilidad y entendimiento . . . Fueron leales a Dios y el Señor los sostuvo y los honró.-Carta 57, 1896
Muchos de los asuntos acerca de los cuales ahora Dios guarda silencio. . . nos serán revelados entonces. Los procedimientos de la Providencia serán aclarados; los misterios de la gracia otorgada mediante Cristo serán manifestados. Lo que ahora la mente no puede captar, lo que resulta difícil de entender, será explicado. Veremos orden en lo que nos parecía inexplicable; sabiduría en todo cuanto nos fue negado; bondad y misericordia en todo lo que se nos dio. La verdad será revelada a la mente, libre de oscuridad, de un solo trazo, y su brillo será permanente. El corazón cantará de gozo. Los conflictos habrán terminado para siempre, y se habrán solucionado todas las dificultades. (Nota: BC6, 1091.*)
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