Jueves, 16 de enero: La piedra
Nuestro reino no pertenece a este mundo. Estamos esperando que nuestro Señor venga desde el cielo para someter toda autoridad y poder, y establecer su reino eterno. Las potencias terrenales se encuentran agitadas. No necesitamos, y no podemos esperar unión entre las naciones del mundo. Nuestra posición en la imagen de Nabucodonosor está representada por los dedos de los pies, en estado de división, y de un material deleznable que no puede mantener su cohesión. La profecía nos muestra que el gran día de Dios está sobre nosotros. Se aproxima rápidamente (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 322).Moisés le señaló como la roca de la salvación de Israel (Deuteronomio 32:15); el salmista cantó sus loores, y le llamó "roca mía y redentor mío", "la roca de mi fortaleza", "peña más alta que yo", "mi roca y mi fortaleza", "roca de mi corazón y mi porción", la "roca de mi confianza"... Isaías lo describe como "la Roca de la eternidad", como "sombra de gran peñasco en tierra calurosa" (Isaías 26:4; 32:2) (Patriarcas y profetas, p. 438).
Isaías había escrito: "Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable" (El Deseado de todas las gentes, p. 381).
Jesús invitaba a [la gente a) venir y beber en la fuente de la vida, de aquello que sería en ellos un manantial de agua que brotará para vida eterna.
El sacerdote había cumplido esa mañana la ceremonia que conmemoraba la acción de golpear la roca en el desierto. Esa roca era un símbolo de Aquel que por su muerte haría fluir raudales de salvación a todos los sedientos. Las palabras de Cristo eran el agua de vida. Allí en presencia de la congregada muchedumbre se puso aparte para ser herido, a fin de que el agua de la vida pudiese fluir al mundo. Al herir a Cristo, Satanás pensaba destruir al Príncipe de la vida; pero de la roca herida fluía agua viva. Mientras Jesús hablaba al pueblo, los corazones se conmovían con una extraña reverencia y muchos estaban dispuestos a exclamar, como la mujer de Samaria: “Dame esta agua, para que no tenga sed". Juan 4:15 (El Deseado de todas las gentes, p. 417).
“Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en parte de hierro, el reino será dividido: mas habrá en él algo de fortaleza de hierro, según que viste el hierro mezclado con el tiesto de barro. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro, y en parte de barro cocido, en parte será el reino fuerte, y en parte será frágil..."
Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá: y no será dejado a otro pueblo este reino, el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre. De la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con manos, la cual desmenuzó al hierro, al metal, al tiesto, a la plata, y al oro; el gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir: y el sueño es verdadero, y fiel su declaración" (Profetas y reyes, p. 365).
Viernes, 17 de enero: Para estudiar y meditar
Mensajes selectos, t. 1, "Abriendo la puerta al adversario", pp. 143-145.
Obreros evangelicos, “La oración secreta", pp. 267-272.
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