Jueves, 23 de enero:
El secreto de una fe así
De Daniel y sus compañeros emanó y brilló una gran luz. Se dijeron cosas gloriosas de Sion, la ciudad de Dios. El Señor quiere que de esta manera brille la luz espiritual procedente de sus fieles atalayas en estos últimos días. Si los santos del Antiguo Testamento dieron un testimonio tan decidido de lealtad, ¡cuánto debiera brillar hoy el pueblo de Dios que tiene la luz acumulada de los siglos, desde que las profecías del antiguo testamento proyectarán su gloria velada hacia el futuro! (Comentarios de Elena G. de White en Comentario biblico adventista del séptimo dia, pp. 1190, 1191).
De siglo en siglo los héroes de la fe se han destacado por su fidelidad hacia Dios, y muchas veces se los ha señalado frente al mundo, para que su luz pudiera iluminar a los que estaban en tinieblas. Daniel y sus tres compañeros son ilustres ejemplos de heroísmo cristiano... Al considerar lo que les ocurrió en la corte de Babilonia, podemos darnos cuenta de lo que Dios hará por aquellos que le sirven con firme propósito de corazón (Mi vida hoy, p. 70).
El tiempo de angustia que espera al pueblo de Dios requerirá una fe inquebrantable. Sus hijos deberán dejar manifiesto que él es el único objeto de su adoración, y que por ninguna consideración, ni siquiera de la vida misma, pueden ser inducidos a hacer la menor concesión a un culto falso. Para el corazón leal, los mandamientos de hombres pecaminosos y finitos son insignificantes frente a la Palabra del Dios eterno. Obedecerán a la verdad aunque el resultado haya de ser encarcelamiento, destierro o muerte.
Como en los días de Sadrac, Mesac y Abed-nego, en el periodo final de la historia de esta tierra el Señor obrará poderosamente en favor de aquellos que se mantengan firmemente por lo recto. El que anduvo con los notables hebreos en el horno de fuego acompañará a sus seguidores dondequiera que estén. Su presencia constante los consolara y sostendrá (Reflejemos a Jesús, p. 362).
El tiempo presente es un momento de solemne privilegio y sagrada confianza. Si los siervos de Dios cumplen fielmente el cometido a ellos confiado, grande será su recompensa... La ferviente labor, el trabajo abnegado, el esfuerzo paciente y perseverante, serán recompensados abundantemente. Jesús dirá: Ya no os llamo siervos, sino amigos. Juan 15:15. El Maestro no concede su aprobación por la magnitud de la obra hecha, sino por la fidelidad manifestada en todo lo que se ha hecho. No son los resultados que alcanzamos, sino los motivos por los cuales obramos, lo que más importa a Dios. Él aprecia sobre todo la bondad y la fidelidad (Obreros evangélicos, p. 282).
De siglo en siglo los héroes de la fe se han destacado por su fidelidad hacia Dios, y muchas veces se los ha señalado frente al mundo, para que su luz pudiera iluminar a los que estaban en tinieblas. Daniel y sus tres compañeros son ilustres ejemplos de heroísmo cristiano... Al considerar lo que les ocurrió en la corte de Babilonia, podemos darnos cuenta de lo que Dios hará por aquellos que le sirven con firme propósito de corazón (Mi vida hoy, p. 70).
El tiempo de angustia que espera al pueblo de Dios requerirá una fe inquebrantable. Sus hijos deberán dejar manifiesto que él es el único objeto de su adoración, y que por ninguna consideración, ni siquiera de la vida misma, pueden ser inducidos a hacer la menor concesión a un culto falso. Para el corazón leal, los mandamientos de hombres pecaminosos y finitos son insignificantes frente a la Palabra del Dios eterno. Obedecerán a la verdad aunque el resultado haya de ser encarcelamiento, destierro o muerte.
Como en los días de Sadrac, Mesac y Abed-nego, en el periodo final de la historia de esta tierra el Señor obrará poderosamente en favor de aquellos que se mantengan firmemente por lo recto. El que anduvo con los notables hebreos en el horno de fuego acompañará a sus seguidores dondequiera que estén. Su presencia constante los consolara y sostendrá (Reflejemos a Jesús, p. 362).
El tiempo presente es un momento de solemne privilegio y sagrada confianza. Si los siervos de Dios cumplen fielmente el cometido a ellos confiado, grande será su recompensa... La ferviente labor, el trabajo abnegado, el esfuerzo paciente y perseverante, serán recompensados abundantemente. Jesús dirá: Ya no os llamo siervos, sino amigos. Juan 15:15. El Maestro no concede su aprobación por la magnitud de la obra hecha, sino por la fidelidad manifestada en todo lo que se ha hecho. No son los resultados que alcanzamos, sino los motivos por los cuales obramos, lo que más importa a Dios. Él aprecia sobre todo la bondad y la fidelidad (Obreros evangélicos, p. 282).
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