Miércoles, 15 de enero: La imagen, segunda parte
En la historia de las naciones, el que estudia la Palabra de Dios puede contemplar el cumplimiento literal de la profecía divina. Babilonia, al fin quebrantada, desapareció porque, en tiempos de prosperidad, sus gobernantes se habían considerado independientes de Dios y habían atribuido la gloria de su reino a las hazañas humanas... Los reinos que siguieron fueron aún más viles y corruptos; y se fueron hundiendo cada vez más en su falta de valor moral.El poder ejercido por todo gobernante de la tierra es impartido del Ciclo; y del uso que hace de este poder tal gobernante, depende su éxito... Reconocer el desarrollo de estos principios en la manifestación del poder de aquel que quita reyes, y pone reyes", es comprender la filosofía de la historia (Conflicto y valor, p. 250).
A cada nación que subió al escenario de acción se le permitió ocupar su lugar en la tierra, para que pudiese determinarse si iba a cumplir los propósitos del Vigilante y Santo. La profecía describió el nacimiento y el progreso de los grandes imperios mundiales: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Con cada uno de ellos, como con las naciones de menos potencia, la historia se repitió. Cada uno tuvo su plazo de prueba, cada uno fracasó, su gloria se desvaneció y desapareció su poder.
Aunque las naciones rechazaron los principios divinos y con ello labraron su propia ruina, un propósito divino predominante ha estado obrando manifiestamente a través de los siglos (Profetas y reyes, p. 392).
El sueño de la gran imagen, que presentaba a Nabucodonosor acon tecimientos que llegaban hasta el lin del tiempo, le había sido dado para que comprendiese la parte que le tocaba desempeñar en la historia del mundo y la relación que su reino debía sostener con el reino del cielo. En la interpretación del sueño, se le había instruido claramente acerca del establecimiento del reino eterno de Dios. Daniel había explicado: “Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá: y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre... El sueño es verdadero, y fiel su declaración". Daniel 2:44, 45.
El rey había reconocido el poder de Dios al decir a Daniel: “Ciertamente que el Dios vuestro es Dios de dioses... y el descubridor de los misterios". Vers. 47. Después de esto, Nabucodonosor sintió por un tiempo la influencia del temor de Dios; pero su corazón no había quedado limpio de ambición mundanal ni del deseo de ensalzarse a sí mismo. La prosperidad que acompañaba su reinado le llenaba de orgullo. Con el tiempo dejó de honrar a Dios, y resumió su adoración de los ídolos con mayor celo y fanatismo que antes (Profetas y reyes, p. 369).
La imagen mostrada a Nabucodonosor simboliza el deterioro del poder y la gloria de los reinos de la tierra y, al mismo tiempo representa adecuadamente el deterioro de la religión y de la moral entre los habitantes de esos reinos. Cuando las naciones se olvidan de Dios se debilitan moralmente en igual proporción. Babilonia desapareció porque en su prosperidad se olvidó de Dios y atribuyó la gloria de su prosperidad a las hazañas humanas (Comentarios de Elena G de White, en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, pp. 1189, 1190).
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