Miércoles, 12 de febrero:
En el foso de los leones
Temprano por la mañana el monarca se apresuró a ir al foso de
los leones y exclamó: "Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo,
a quien tú continuamente sirves ¿te ha podido librar de los leones?" La
voz del profeta fue oída en respuesta: "Oh rey, vive para siempre. Mi
Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me
hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti,
oh rey, yo no he hecho nada malo".
"Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó
sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión
se halló en él, porque había confiado en su Dios". Daniel 6:20-23. Así el
siervo de Dios fue librado. Y la trampa que los enemigos habían ideado
para su destrucción resultó ser su propia ruina. A la orden del rey ellos
fueron echados en el foso, e instantáneamente fueron devorados por las
bestias salvajes (La edificación del carácter, p. 43).
En su misión, el Bautista se había destacado como intrépido
reprensor de la iniquidad, tanto entre los encumbrados corno entre los
humildes. Había osado hacer frente al rey Herodes y reprocharle claramente su pecado. No había estimado preciosa su vida con tal de cumplir
la obra que le había sido encomendada. Y ahora, desde su mazmorra,
esperaba ver al León de la tribu de Judá derribar el orgullo del opresor
y librar a los pobres y al que clamaba. Pero Jesús parecía conformarse
con reunir discípulos en derredor suyo, y sanar y enseñar a la gente ...
Todo esto le parecía un misterio insondable al profeta del desierto. Había horas en que los susurros de los demonios atormentaban su espíritu y la sombra de un miedo terrible se apoderaba de él. .. Juan había
quedado acerbamente chasqueado del resultado de su misión. Había
esperado que el mensaje de Dios tuviese el mismo efecto que cuando la
ley fue leída en los días de Josías y Esdras; 1 que seguiría una profunda
obra de arrepentimiento y regreso al Señor. Había sacrificado toda su
vida al éxito de su misión. ¿Habría sido en vano?
¿Habría sido vana su obra para ellos?
¿Habría sido él infiel en su
misión, y habría de ser separado de ella? Si el Libertador prometido
había aparecido, y Juan había sido hallado fiel a su misión, ¿no derribaría Jesús el poder del opresor, dejando en libertad a su heraldo?
Pero el Bautista no renunció a su fe en Cristo. El recuerdo de la
voz del cielo y de la paloma que había descendido sobre él, la inmaculada pureza de Jesús, el poder del Espíritu Santo que había descansado
sobre Juan cuando estuvo en la presencia del Salvador, y el testimonio
de las escrituras proféticas, todo atestiguaba que Jesús de Nazaret era el
Prometido (El Deseado de todas las gentes, pp. 186, 187).
Comentarios
Publicar un comentario