Sábado 1 de febrero:
De la arrogancia a la destrucción
El orgullo de Asiria y su caída habían de servir como lección
objetiva hasta el fin del tiempo. Acerca de las naciones de la tierra que
hoy se levantan con arrogancia y orgullo contra él, Dios pregunta: "¿A
quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles de
Edén? Pues derribado serás con los árboles de Edén en la tierra baja".
Ezequiel 31:18.
"Bueno es Jehová para fortaleza en el día de la angustia; y conoce
a los que en él confian. Mas con inundación impetuosa hará consumación" de todos aquellos que procuran exaltarse a mayor altura que el
Altísimo. Nahúm 1:7, 8.
"La soberbia del Assur será derribada, y se perderá el cetro de
Egipto". Zacarías 10:11. Esto se aplica no solo a las naciones que se
levantaron contra Dios en los tiempos antiguos, sino también a las
naciones de hoy que no cumplen el propósito divino. En el día de
las recompensas finales, cuando el justo Juez de toda la tierra haya
de "zarandear las gentes" (lsaías 30:28), y se deje entrar en la ciudad
de Dios a los que guardaron la verdad, las bóvedas del cielo repercutirán con los cantos triunfantes de los redimidos. Declara el proteta:
"Vosotros tendréis canción, como en noche en que se celebra pascua;
y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de
Jehová, al Fuerte de Israel. Y Jehová hará oir su voz potente ... Porque
Assur que hirió con palo, con la voz de Jehová será quebrantado. Y en
todo paso habrá madero fundado, que Jehová hará hincar sobre él con
tamboriles y vihuelas". Isaías 30:29-32 (Patriarcas y reyes, pp. 270,
271).
El mundo está repleto de fábulas y errores. Continuamente aparecen novedades en forma de espectáculos sensacionales con el fin
de absorber toda la atención de la mente, así como abundan absurdas
teorías destructivas para el avance moral y espiritual. La causa de Dios
necesita intelectuales, pensadores, hombres versados en las Escrituras
que se enfrenten a la marea de oposición. No debemos dar pábilo a la
arrogancia, la estrechez de miras y a la incongruencia, aun a pesar de
que puedan estar revestidas de piedad profesa. Los que tienen el poder
santificador de la verdad en sus corazones ejercerán una influencia persuasiva (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 408).
Le pregunto a usted que se complace en estas asociaciones, que
ama las reuniones donde puede manifestar su ingenio, donde puede
divertirse y banquetear: ¿Lleva a Jesús consigo? ¿Procura usted salvar
las almas de sus compañeros? ¿Es ése el objeto de su asociación con
ellos? ¿Advierten ellos en usted la influencia vivificadora del Espíritu
de Cristo? ¿Es evidente que usted es un testigo de Cristo, que pertenece
a un pueblo peculiar, celoso de buenas obras? ¿Se ve claramente que
su vida está gobernada por estos preceptos divinos: "Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente"
(Mateo 22:37), y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo
19: 19)? La posibilidad de hablar a los corazones y las conciencias
de quienes están por perecer, se halla fuera del alcance de los que no
se entregan totalmente a Cristo. Su manera de hablar fluida y cálida,
¿dónde muestra que está centrado su interés? (Mensajes selectos, t. 2,
pp. 143, 144).
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