CÓMO INTERPRETAR LA BIBLIA
Introducción .......................................................................................... 21. La singularidad de la Biblia................................................................5
2. El origen y la naturaleza de la Biblia................................................12
3. Cómo consideraban la Biblia Jesús y los apóstoles..........................19
4. La Biblia: fuente autoritativa de nuestra teología.............................26
5. Solo la Biblia: Sola Scriptura............................................................33
6. ¿Por qué se necesita interpretación?.................................................40
7. Idiomas, texto y contexto..................................................................47
8. La Creación: el Génesis como pilar, parte 1.....................................54
9. La Creación: el Génesis como pilar, parte 2.....................................61
10. La Biblia como historia..................................................................68
11. La Biblia y la profecía....................................................................75
12. Cómo abordar pasajes difíciles.......................................................82
13. Cómo vivir de acuerdo con la Palabra de Dios..............................89
Como Adventistas del Séptimo Día, somos protestantes, lo que significa que creemos en el principio de Sola Scriptura: solo la Biblia como el único fundamento autorizado de nuestra fe y doctrinas. Esto es especialmente relevante en los últimos días, cuando, como dijo Elena de White, Dios tendrá “un pueblo en la Tierra que sostendrá la Biblia y la Biblia sola como regla fija de todas las doctrinas y base de todas las reformas” (CS 581).
Por supuesto, no somos los únicos entre los protestantes al afirmar que “la Biblia y la Biblia sola” es el fundamento de nuestra fe, a pesar de que muchos de los que afirman esto creen en cosas como que en el Nuevo Testamento el domingo reemplazó al día de reposo sabático; la inmortalidad del alma; el tormento eterno en el infierno para los perdidos; e incluso un arrebato secreto en el que Jesús regresa en forma silenciosa y subrepticia a la Tierra y arrebata a los salvados mientras todos se preguntan cómo pudo haber desaparecido esa gente.
En otras palabras, podemos simplemente tener la Biblia y afirmar que creemos en ella, por más que esto tenga su importancia; pero, como lo revela la proliferación de doctrinas falsas (todas supuestamente derivadas de la Biblia), también necesitamos saber interpretar la Biblia correctamente.
De allí el tema de la Guía de Estudio de la Biblia para adultos de este trimestre, “Cómo interpretar la Biblia”. En ella, partimos de la premisa de que la Biblia, como la Palabra de Dios, es “la revelación [...] infalible de la voluntad divina” y “la norma del carácter, el criterio para evaluar la experiencia, la revelación definitiva de las doctrinas, un registro fidedigno de los actos de Dios realizados en el curso de la historia” (Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, p. 13). En síntesis, las Escrituras son la fuente fundamental de las verdades que creemos y proclamamos al mundo. O, como la misma Biblia dice, “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Tim. 3:16). “Toda la Escritura”, por supuesto, significa toda la Escritura, incluso las partes de la Escritura que quizá no nos gustan, que tal vez nos pisan los talones; y eso, para usar un vocabulario contemporáneo, posiblemente no sea “políticamente correcto”.
Partiendo de esta base, entonces, analizaremos la manera en que la Biblia nos enseña a interpretarse a sí misma. Es decir, en lugar de primeramente ir a fuentes extrabíblicas como la ciencia, la filosofía y la historia (que, si se usan correctamente, pueden ser una bendición), buscaremos descubrir dentro de los textos bíblicos las herramientas que revelan las grandes verdades que se encuentran en sus páginas sagradas. Se nos dice que “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21); y creemos que entre las cosas que dijeron estos “santos hombres de Dios” hubo verdades esenciales que nos ayudan a interpretar la Palabra de Dios.
Por ejemplo, ¿cómo interpretaron Pablo o los escritores de los evangelios el Antiguo Testamento? Si lo que ellos escribieron fue inspirado por Dios, entonces indudablemente su forma de leer e interpretar las Escrituras también podría ser fundamental para ayudarnos a aprender a hacer lo mismo. Y el mismo Jesús ¿cómo usó e interpretó las Escrituras? No hallaremos un mejor ejemplo de cómo leer la Biblia que el de Jesús.
Al mismo tiempo, revisaremos nuestras presuposiciones y razonaremos sobre el contexto, el idioma, la cultura y la historia, y cómo estos afectan la forma en que leemos y entendemos la Palabra de Dios. ¿Cómo debemos interpretar las parábolas, las profecías, la historia sagrada, las amonestaciones, los cánticos de alabanza, las visiones proféticas y los sueños; es decir, todo el espectro de escritos inspirados que se encuentran en las Escrituras?
Todas estas preguntas y más se abordarán en este trimestre porque, como lo demuestran ciertas doctrinas como el tormento eterno en el infierno o la santidad del domingo, creer en la Biblia en sí no es suficiente. También debemos aprender a interpretarla.
El Dr. Frank M. Hasel es vicedirector del Instituto de Investigación Bíblica (BRI) de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. El Dr. Michael G. Hasel es profesor de Religión, y director del Instituto de Arqueología y del Museo Arqueológico Lynn H. Wood en la Southern Adventist University, Collegedale, Tennessee, EE. UU.
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