La Biblia : fuente autoritativa de nuestra teología
Sábado de tarde, 18 de abril
Bebed profundamente del pozo de salvación. Id vosotros mismos a la fuente para que seáis totalmente refrigerados, para que Jesús sea en vosotros una fuente de agua que brote para vida eterna. Solamente la verdad y la religión de la Biblia soportarán la prueba del juicio. No tenemos que pervertir la Palabra de Dios para acomodarla a nuestra conveniencia e intereses mundanos, sino preguntar sinceramente: "¿ Qué quieres que haga?” “No sois vuestros... comprados sois por precio”. ¡Y qué precio! No “con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo”. Cuando el hombre se perdió, el Hijo de Dios dijo: Yo lo redimiré; yo seré su fiador y sustituto. Dejó a un lado sus vestiduras reales, cubrió su divinidad con la humanidad y descendió del trono real, a fin de poder llegar hasta el fondo mismo de la miseria y tentación humanas, levantar nuestra naturaleza caída y hacer posible que nosotros seamos victoriosos, hijos de Dios, herederos del reino eterno. ¿Permitiremos, entonces, que consideración terrenal alguna nos desvíe de la senda de la verdad? ¿No discutiremos toda doctrina y teoría y la someteremos a la prueba de la Palabra de Dios?
No debiéramos permitir que ningún argumento humano nos desvíe de una investigación cabal de la verdad bíblica. Las opiniones y costumbres de los hombres no han de ser recibidas como si tuviesen autoridad divina. Dios ha revelado en su Palabra en qué consiste todo el deber del hombre, y nosotros no hemos de dejarnos apartar de la gran norma de justicia. Él envió a su Hijo Unigénito para que fuese nuestro ejemplo, y nos invita a oírle y seguirle. No debemos apartarnos de la verdad según está en Jesús porque grandes hombres que profesan ser buenos, pongan ciertas ideas por encima de las sencillas declaraciones de la Palabra de Dios --La educación cristiana, pp. 226, 22 7.
Casi habían perdido los hombres el conocimiento del Dios verdadero. Sus intelectos estaban entenebrecidos por la idolatría. En lugar de los estatutos divinos, cada uno de los cuales es “santo, y justo, y bueno” (Romanos 7:12), procuraban substituir leyes en armonía con los designios de sus propios corazones crueles y eg oístas. Sin embargo, en su misericordia, Dios no los raía de la existencia. Se proponía darles la oportunidad de conocerle mediante su iglesia. Quería que los principios revelados por su pueblo fuesen el medio de restaurar la imagen moral de Dios en el hombre.
La ley de Dios debía ser exaltada, su autoridad mantenida; y esta obra grande y noble fue confiada a la casa de Israel. Dios la separó del mundo para poder entregarle un cometido sagrado. La hizo depositaria de su ley y quiso conservar por su medio el conocimiento de sí mismo entre los hombres. Así debía brillar la luz del cielo sobre un mundo envuelto en tinieblas y debía oírse una voz que suplicara a todos los pueblos que se apartasen de la idolatría para servir al Dios viviente — Profetas y r eyes, p. 11.
En este tiempo de peligro podremos resistir únicamente en la medida en que tengamos la verdad y el poder de Dios. Los hombres pueden conocer la verdad solo siendo participantes de la naturaleza divina. Ahora necesitamos una sabiduría más que humana al leer e investigar las Escrituras; y si acudimos a la Palabra de Dios con humildad de corazón, él levantará un estandarte para protegernos del medio ambiente licencioso ---Mensajes selectos, t. 2, p. 422.
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