Jueves, 28 de mayo:
La creación en la Escritura
Debido a su relación con el primer Adán, los hombres solo reciben culpabilidad y la sentencia de muerte. Pero Cristo interviene y pasa por el terreno donde cayó Adán, soportando todas las pruebas en lugar del hombre... El perfecto ejemplo de Cristo y la gracia de Dios le son dados para capacitarlo, para preparar a sus hijos e hijas para ser hijos e hijas de Dios. Enseñándoles, línea sobre línea, mandamiento sobre mandamiento, como entregar el corazón y la voluntad a Cristo se quebranta el poder de Satanás —Conducción del niño, p. 448.Cuando vuestros sentidos se deleiten en la amena belleza de la tierra, pensad en el mundo venidero, que nunca conocerá mancha de pecado ni de muerte; donde la faz de la naturaleza no llevará más la sombra de la maldición. Represéntese vuestra imaginación la morada de los salvos; y recordad que será más gloriosa que cuanto pueda figurarse la más brillante imaginación. En los variados dones de Dios en la naturaleza no vemos sino el reflejo más pálido de su gloria. Está escrito: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano — las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman”. 1 Corintios 2:9.
El poeta y el naturalista tienen muchas cosas que decir acerca de la naturaleza, pero es el creyente quien más goza de la belleza de la tierra, porque reconoce la obra de las manos de su padre y percibe su amor, en la flor, el arbusto y el árbol. Nadie que no los mire como una expresión del amor de Dios al hombre puede apreciar plenamente la significación de la colina, del valle, del río y del mar –El camino a Cristo, pp. 86, 87.
Hay hermosura en la pavorosa grandeza del valle, en las solemnes y macizas rocas agrietadas; hay majestad en las montañas que parecen tocar el cielo. Ahí están los elevados árboles con sus hojas delicadamente formadas; las briznas de hierba, el capullo que comienza a abrir y las flores abiertas, los árboles del bosque, todos los seres vivientes. Todos orientan la mente hacia el. Dios grande y viviente. Cada facultad de nuestro ser testifica de que hay un Dios vivo, y podemos aprender del abierto libro de la naturaleza las lecciones más preciosas respecto del Señor del cielo.
En este estudio la mente se expande, se eleva y se torna anhelosa de conocer más acerca de Dios y de su majestad. En nuestro corazón se despiertan sentimientos no solo de reverencia y pavor, sino de amor, de fe, de confianza y de completa dependencia de Aquel que es el dador de todo bien. Y cuando contemplo sus maravillosas obras y veo las eviden cias de su poder, instantáneamente pregunto: "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre que lo visites?” Salmo 8:4...
Estas cosas han de mantener a Dios en nuestro recuerdo, elevar nuestros corazones de las cosas sensuales, y atarlos con vínculos de amor y de gratitud hacia nuestro Creador —Nuestra elevada vocación, p. 252.
Viernes, 29 de mayo: Para estudiar y meditar
La educación cristiana, “Carácter y obra de los maestros”, p. 394-403;
Conflicto y valor, “Al séptimo día”, p. 40.
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