Lunes, 4 de mayo:
Traducción e interpretación
La Biblia es su propio intérprete. Debe compararse texto con texto.
El estudiante debería aprender a considerar la Biblia como un todo y a
ver la relación que existe entre sus partes. Debería adquirir el conocimiento de su gran tema central, del propósito original de Dios hacia el
mundo, del comienzo de la gran controversia y de la obra de la redención. Debería comprender la naturaleza de los principios que luchan por
la supremacía, y aprender a rastrear su obra a través de las crónicas de la
historia y la profecía, hasta la gran culminación. Debería verificar cómo
interviene este conflicto en todos los aspectos de la vida humana; cómo
en su mismo caso cada acto de su vida revela uno u otro de esos dos
motivos antagónicos; y cómo, consciente o inconscientemente, ahora
mismo está decidiendo en qué lado de la contienda se va a encontrar
-La educación, p. 190.
Mientras dos discípulos estaban cerca, Juan volvió a ver a Jesús
entre el pueblo. Otra vez se iluminó el rostro del profeta con la gloria
del Invisible, mientras exclamaba: "He aquí el Cordero de Dios". Las
palabras conmovieron el corazón de los discípulos. Ellos no las comprendían plenamente. ¿Qué significaba el nombre que Juan le había
dado: "Cordero de Dios"? Juan mismo no lo había explicado ...
Si Juan y Andrés hubiesen estado dominados por el espíritu incrédulo de los sacerdotes y gobernantes, no se habrían presentado como
discípulos a los pies de Jesús. Habrían venido a él como críticos, para
juzgar sus palabras. Muchos cierran así la puerta a las oportunidades
más preciosas. No sucedió así con estos primeros discípulos. Habían
respondido al llamamiento del Espíritu Santo, manifestado en la predicación de Juan el Bautista. Ahora, reconocían la voz del Maestro celestial. Para ellos, las palabras de Jesús estaban llenas de refrigerio, verdad y belleza. Una iluminación divina se derramaba sobre las enseñanzas
de las Escrituras del Antiguo Testamento. Los multilaterales temas de
la verdad se destacaban con una nueva luz -El Deseado de todas las
gentes, p. 113.
La revelación no es la creación ni la invención de algo nuevo, sino
la manifestación de algo que, antes que fuera revelado, era desconocido
para los seres humanos. Las grandes y eternas verdades contenidas en
el evangelio, son reveladas mediante la investigación diligente y la
humillación de nuestro ser delante de Dios. Tenemos un Maestro divino
que guía la mente del humilde buscador de la verdad; y mediante la
dirección del Espíritu Santo recibe la revelación de las verdades de la
Palabra. Y ningún conocimiento de la verdad puede ser más acertado
y eficiente que cuando se es conducido así a toda verdad. Mediante la
impartición del Espíritu Santo comprenderemos la Palabra de Dios. Se
nos amonesta a buscar la verdad como si estuviéramos buscando un
tesoro escondido -Exaltad a Jesús, p. 175.
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