Gén 2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
Gén 2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
Gén 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
A pesar de todo, la naturaleza tiene su lado malo. Las flores se marchitan. Los ciervos moteados son atacados y muertos por los lobos. Las nieves invernales matan de hambre lentamente a muchas de las criaturas salvajes. ¿Dónde entonces está el Dios de amor? Si miramos bien, hasta en las más hermosas y apacibles escenas, vemos señales de muerte y decadencia. A pesar de que todavía existen evidencias que nos recuerdan al Dios Creador, también hay evidencias de los efectos del pecado por doquier. La naturaleza puede representar a Dios, y lo hace, pero sólo imperfectamente.
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