16. INFLUENCIAS PRENATALES
La importancia
de las influencias prenatales.
Muchos padres creen que el efecto de las influencias prenatales es cosa de poca
monta; pero el Cielo no las considera así. El mensaje enviado por un ángel de
Dios y reiterado en forma solemnísima merece que le prestemos la mayor
atención. -MC 288 (1905).
Un espíritu satisfecho afecta a la descendencia.
Toda mujer a punto de ser madre, cualquiera que sea su ambiente, debe fomentar
constantemente una disposición feliz, alegre y contenta, sabiendo que por todos
los esfuerzos que haga en tal sentido se verá resarcida diez veces en la
naturaleza física y moral de su hijo. Ni es esto todo. Ella puede acostumbrarse
por hábito a pensar animosamente, y así alentar una condición mental feliz como
alegre reflejo de su propio espíritu de dicha sobre su familia y sobre aquellos
con quienes trate. Su propia salud física quedará muy mejorada. Las fuentes de
la vida recibirán fuerza; la sangre no circulará perezosamente, como sucedería
si ella cediese al abatimiento y la lobreguez. Su salud mental y moral será
vigorizada por su buen ánimo. - RH , 25 de julio de 1899; HAd 233, 234.
Los sentimientos de la madre moldean la disposición del niño que no ha
nacido.
Los pensamientos y los sentimientos de la madre tendrán una poderosa influencia
sobre el legado que ella da a su niño. Si permite que su mente se espacie en
sus propios sentimientos, si cede al egoísmo y si es malhumorada y exigente, la
disposición de su hijo testificará de este temperamento. Así muchos han
recibido, como un legado, tendencias al mal casi invencibles.- ST, 13 de sep.
de 1910; Te 151, 152.
Si la madre se atiene invariablemente a principios rectos, si es templada y
abnegada, bondadosa, apacible y altruista, puede transmitir a su hijo estos
mismos preciosos rasgos de carácter. -MC 288, 289 (1905).
La influencia prenatal de la paz.
La que espera ser madre debe conservar el amor de Dios en su alma. Su ánimo
debe estar en paz; debe descansar en el amor de Jesús y practicar sus palabras.
Debe recordar que las madres colaboran con Dios. -HAd 234 (1896).
El padre debe conocer las leyes físicas.
Hay que velar con cariño por las fuerzas de la madre. En vez de permitir que
las malgaste en tareas agotadoras, hay que reducir sus cuidados y cargas.
Muchas veces el esposo y padre desconoce las leyes físicas que el bienestar de
su familia exige que conozca. Absorto en la lucha por la vida, o empeñado en
labrarse una fortuna y acosado por cuidados y apuros, permite que caigan sobre
la esposa y madre cargas que agotan sus fuerzas en el periodo más crítico de su
vida y le causan debilidad y Enfermedad. -MC, 289 (1905).
Se priva a los niños de la elasticidad mental.
Si la madre se ve privada del cuidado y de las comodidades que merece, si se le
permite que agote sus fuerzas con el recargo de trabajo o con las congojas y
tristezas, sus hijos se verán a su vez privados de la fuerza vital; de la
flexibilidad mental y del espíritu siempre alegre que hubieran debido heredar.
Mucho mejor será alegrar animosamente la vida de la madre, evitarle la penuria,
el trabajo cansador y los cuidados deprimentes, a fin de conseguir que los
hijos hereden una buena constitución, que les permita pelear las batallas de la
vida con sus propias fuerzas. -MC 290, 291 (1905).
No deben descuidarse las necesidades de la madre.
Las necesidades físicas de la madre no deben descuidarse en manera alguna. Dos
vidas dependen de ella, sus deseos deben ser cariñosamente atendidos, y sus
necesidades satisfechas con liberalidad. Pero en este período más que nunca
debe evitar, en su alimentación y en cualquier otro asunto, todo lo que pudiera
menoscabar la fuerza física o intelectual. Por mandato de Dios mismo, la madre
está bajo la más solemne obligación de ejercer dominio propio. -MC 289 (1905).
La responsabilidad de la esposa.
Las mujeres de principios y que están bien instruidas no se apartarán de la
sencillez de la dieta en este momento [del embarazo]. Considerarán que otra
vida depende de ellas y serán cuidadosas en todos sus hábitos, especialmente en
la dieta. -2T 382 (1870).
Los hijos inocentes sufrirán.
Nacen niños enfermos por causa de la satisfacción del apetito de sus padres. El
sistema no requiere la variedad de alimentos sobre los se detiene la mente. Las
mujeres cristianas deben rechazar el gran error de que lo que está en la mente
debe estar en el estómago. No debe permitirse que la imaginación controle los
deseos del sistema. Los que permiten que el gusto los gobierne sufrirán el
castigo por transgredir las leyes de su existencia. Y el problema no termina
aquí; sus hijos inocentes también sufrirán. -2T 383 (1870).
Consejeros no sabios animarán a la madre a satisfacer todo deseo e impulso como
si fuera esencial para el bienestar de sus hijos. Tal consejo es falso y
perjudicial. Por orden de Dios mismo la madre está bajo la más solemne
obligación de ejercitar el autocontrol. ¿A qué voz prestaremos atención: la voz
de la sabiduría divina, o la voz de la superstición humana?- ST, 26 de febrero
de 1902.
La madre embarazada ha de formar hábitos de abnegación.
La madre que es una maestra adecuada para sus hijos debe, antes que nazcan,
formar hábitos de abnegación y dominio propio; porque les transmite sus propias
cualidades; sus rasgos de carácter fuertes o débiles. El enemigo de las almas
entiende estas cosas mejor que muchos de los padres. El acosará a la madre con
sus tentaciones, sabiendo que si ella no le resiste, él puede por su intermedio
afectar al niño. La única esperanza de la madre está en Dios. Puede acudir a él
en busca de gracia y fortaleza. Ella no buscará ayuda en vano. El le permitirá
transmitir a su descendencia cualidades que le ayudarán a obtener éxito en la
vida y ganar la vida eterna. -CRA 257 (1902).
La base de un carácter correcto.
La base de un carácter correcto en el hombre futuro queda afirmada por hábitos
de estricta temperancia de parte de la madre antes de que nazca el niño... Esta
lección no debe considerarse con indiferencia. -HAd 233 (1880).
La raza gime bajo el peso de las miserias acumuladas.
La raza gime bajo el peso de las miserias acumuladas por causa de los pecados
de las generaciones anteriores. Y sin embargo, casi sin dedicarle un pensamiento
o preocupación, los hombres y las mujeres de la generación presente complacen
la intemperancia por medio del exceso en el comer y de la ebriedad, con lo cual
dejan, como un legado para la siguiente generación, enfermedad, intelectos
debilitados y una moralidad contaminada. -4T 31 (1876).
Sed insaciable, deseos pecaminosos se trasmiten a su prole.
Ambos padres transmiten a sus hijos sus propias características, mentales y
físicas, su temperamento y sus apetitos. . . Los que beben alcohol y los que usan
tabaco pueden transmitir a sus hijos sus deseos insaciables, su sangre
inflamada y sus nervios irritables, y se los transmiten en efecto. Los
licenciosos legan a menudo sus deseos pecaminosos, y aun enfermedades
repugnantes, como herencia a su prole. Como los hijos tienen menos poder que
sus padres para resistir la tentación, hay en cada generación tendencia a
rebajarse más y más. -PP 604 (1890).
Como regla, cada hombre intemperante que cría hijos transmite sus inclinaciones
y tendencias malas a su descendencia. - RH , 21 de nov. de 1882; Te 151.
La vida prenatal de Sansón regulada por Dios.
Las palabras dirigidas a la esposa de Manoa contienen una verdad que las madres
de hoy harán bien en estudiar. Al hablar a esta madre, el Señor habló a todas las
madres ansiosas y afligidas de aquel tiempo, y a todas las madres de las
generaciones sucesivas. Sí, cada madre puede comprender su deber. Puede saber
que el carácter de sus hijos dependerá más de sus hábitos anteriores a su
nacimiento y de sus esfuerzos personales después del nacimiento, que de las
ventajas o desventajas exteriores. -CRA 257 (1902).
Dios tenía asignada una importante obra para el hijo prometido de Manoa, y para
asegurarle las cualidades necesarias para realizar esa obra, los hábitos de la
madre tanto como del niño tenían que ser cuidadosamente regulados. . . El niño
sería afectado para bien o para mal por los hábitos de la madre. Ella misma
debía gobernarse por principios y practicar la temperancia y la abnegación, si
había de procurar el bienestar de su niño. -Te 80 (1890).
El padre y la madre están involucrados.
Los padres, así como las madres, están involucrados en esta responsabilidad, y
ellos también deberían procurar fervientemente la gracia divina para que su
influencia sea tal que Dios pueda aprobar. La pregunta de cada padre y cada
madre debería ser: "¿Qué haremos con el niño que nacerá?" Muchos han
considerado livianamente el efecto de las influencias prenatales; pero la
instrucción enviada desde el cielo a aquellos padres hebreos, y repetida dos
veces de la manera más explícita y solemne, muestra cómo el Creador considera
este asunto. -ST, 26 de feb. de 1902.
Los padres dan su propio sello a los hijos.
Los padres... por su complacencia han fortalecido sus pasiones animales. Y al
fortalecerse éstas, las facultades morales e intelectuales se debilitaron. Lo
espiritual ha sido vencido por lo bestial. Los niños nacen con las propensiones
animales mayormente desarrolladas han recibido el sello del propio carácter de
sus padres... La fuerza cerebral se ha debilitado, y la memoria llega a ser
deficiente... Los pecados de los padres recaerán sobre sus hijos porque los
padres les han dado el sello de sus propias propensiones lujuriosas. -2T 391
(1870).
Satanás procura degradar las mentes.
Se me ha mostrado que Satanás procura degradar las mentes de los que se unen en
matrimonio a fin de poder poner el sello de su propia imagen odiosa sobre sus
niños...
El puede moldear la posteridad de ellos mucho más fácilmente de lo que pudo
hacerlo con sus padres, porque puede controlar la mente de los padres para que
por medio de ellos pueda grabar su propio carácter sobre sus niños. De este
modo hacen muchos niños con pasiones animales mayormente crecientes, mientras
que sus facultades morales se han desarrollado sólo débilmente.- 2T 480 (1870).
La razón debiera controlar el número de hijos.
Los que aumentan el número de su familia, cuando si consultasen su razón
sabrían que los hijos heredarán debilidad física y mental, son transgresores de
los últimos seis preceptos de la ley de Dios. . . Hacen su parte en aumentar la
degeneración de la humanidad y en hundir más abajo la sociedad, con lo cual
perjudican a su prójimo. Si Dios considera de esta manera los derechos del
prójimo, ¿no se preocupe de una relación más estrecha y más sagrada? Si ni un
gorrión cae sin que él lo advierta, ¿no se preocupará de los niños nacidos en
el mundo, enfermos física y mentalmente, y que sufren en mayor o menor grado
durante toda su vida? ¿No pedirá cuenta a sus padres, a los que ha dado la
facultad de la razón, por desentenderse de ella y por convertirse en esclavos
de la pasión cuando, como resultado de ello, las generaciones posteriores
tendrán que llevar la marca de sus deficiencias físicas, mentales y morales?
-2MS 488 (1865).
Transmiten energía disminuida.
Hombres y mujeres que han enfermado, en su relación matrimonial han pensado con
frecuencia egoístamente tan sólo en su propia felicidad. No han considerado
seriamente la cuestión desde el punto de vista de los principios nobles y
elevados y no han razonado que lo único que podían esperar de su posteridad era
una energía corporal y mental disminuida, que no elevaría a la sociedad sino
que la hundiría aún más. -2MS 487 (1865).
La enfermedad pasa de una generación a otra.
Hombres enfermos con frecuencia han ganado los afectos de mujeres que
aparentemente estaban sanas, y porque se amaban mutuamente se sentían con toda
libertad de casarse... Si esto afectase únicamente a los que participan en el
matrimonio, el pecado no sería tan grande. Pero obligan a sus hijos a sufrir a
causa de las enfermedades que les transmiten. Así es como la enfermedad se ha
perpetuado en una generación tras otra... Han dado a la sociedad una raza
debilitada, y han hecho su parte para deteriorar a la humanidad al hacer que la
enfermedad fuera hereditaria, con todo lo cual el sufrimiento humano se ha
acrecentado. -2MS 487 (1865).
La diferencia de edades es un factor.
Otra causa de la deficiencia de la generación actual en lo que concierne a la
fortaleza física y al poder moral, la constituyen los casamientos entre hombres
y mujeres cuyas edades varían ampliamente. . . Los hijos de tales uniones,
cuando las edades difieren ampliamente, con frecuencia han tenido mentes desequilibradas.
También su fuerza física ha sido deficiente. En tales familias se han
manifestado rasgos de carácter alterados, peculiares y hasta penosos. [Los
hijos] suelen morir prematuramente, y los que llegan a la madurez, en muchos
casos son deficientes en su fuerza física, en su poder mental y en su dignidad
moral... Así es como se ha arrojado al mundo una clase de seres que han sido
una carga para la sociedad. Sus padres eran responsables en gran medida por el
carácter desarrollado por sus hijos, el que se transmite de generación en
generación. -2MS 487, 488 (1865).
Dios nos tendrá por responsables por el descuido prenatal.
Las mujeres no siempre han seguido los dictados de la razón y en cambio han
obrado por impulso. No han sentido en elevado grado las responsabilidades que
descansaban sobre ellas y según las cuales debían elegir compañeros para la
vida que no estamparan sobre sus hijos un grado de baja moralidad y una pasión
por gratificar los apetitos pervertidos a expensas de la salud y hasta de la vida.
Dios las tendrá por responsables en gran medida por la salud física y el
carácter moral que de este modo han transmitido a las generaciones futuras...
Muchas personas que han pertenecido a esta clase se han casado y han
transmitido a sus hijos las taras dé su propia debilidad física y de su moral
depravada. La complacencia de las pasiones animales y de la tosca sensualidad
han constituido características notables de su posteridad, que se ha ido
rebajando de una generación a otra, aumentando las miserias humanas a un grado
terrible y apresurando la depreciación de la raza. -2MS 486, 487 (1865).
Los padres equipan al niño para la vida.
'Los hijos serán en gran medida lo que sean sus padres. Las condiciones físicas
de éstos, sus disposiciones y apetitos, sus aptitudes intelectuales y morales,
se reproducen, en mayor o menor grado, en sus hijos. -MC 287 (1905).
Moldean la sociedad del futuro.
Cuanto más nobles sean los propósitos que animen a los padres, cuanto más
elevadas sus dotes intelectuales y morales, cuanto más desarrolladas sus
facultades físicas, mejor será el equipo que para la vida den a sus hijos.
Cultivando en sí mismos las mejores prendas, los padres influyen en la
formación de la sociedad de mañana y en el ennoblecimiento de las futuras
generaciones.
Los padres y las madres deben comprender su responsabilidad. El mundo está
lleno de trampas para los jóvenes. Muchísimos son atraídos por una vida de
placeres egoístas y sensuales. No pueden discernir los peligros ocultos o el
fin temible de la senda que a ellos les parece camino de la felicidad. Cediendo
a los apetitos y pasiones, malgastan sus energías y millones quedan perdidos
para este mundo y para el venidero. Los padres deberían recordar siempre que
sus hijos tienen que arrostrar estas tentaciones. Deben preparar al niño antes
de su nacimiento para predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el
mal.
Esta responsabilidad recae principalmente sobre la madre, que con su sangre
vital nutre al niño y forma su armazón física, le comunica también influencias
intelectuales y espirituales que tienden a formar la inteligencia y el
carácter.-MC 287 (1905).
Los padres han dado su propio sello de carácter a sus hijos.
Los padres han dado su propio sello de carácter a sus hijos; y si algunos
rasgos están indebidamente desarrollados en un niño, y otro revela una fase
diferente del carácter que es desagradable, ¿quiénes deberían ser tan
tolerantes, pacientes y bondadosos como los padres? ¿Quiénes deberían ser tan
fervientes como para cultivar en sus hijos las preciosas gracias del carácter
reveladas en Cristo Jesús?
Las madres no aprecian ni la mitad sus privilegios y posibilidades. No parecen
comprender que pueden ser misioneras en el más alto sentido, colaboradoras con
Dios en ayudar a sus hijos a construir un carácter simétrico. Esta es la gran
tarea que Dios les ha dado. La madre es el agente de Dios para cristianizar a
su familia. - RH , 15 de sep. de 1891.
La responsabilidad de los padres por la influencia prenatal.
El primer gran objetivo que debe alcanzarse en la educación de los hijos es una
constitución vigorosa que los preparará en gran medida para la educación mental
y moral. La salud física y moral están estrechamente unidas. Qué enorme
responsabilidad descansa sobre los padres cuando consideramos que la conducta
que siguen antes del nacimiento de sus hijos tiene mucho que ver con el
desarrollo de su carácter después del nacimiento. -2MS 490 (1865).
Qué hacer con ella.
Los padres pueden haber trasmitido tendencias a sus hijos. . . las cuales harán
más difícil el trabajo de educar e instruir a estos niños a ser estrictamente
temperantes y a desarrollar hábitos puros y virtuosos. Si el apetito por
alimentos malsanos y por estimulantes y narcóticos les ha sido trasmitido como
un legado por sus padres, ¡qué responsabilidad terriblemente solemne recae
sobre los padres para contrarrestar las malas tendencias que les dieron a sus
hijos! ¡Cuán ferviente y diligentemente deberían trabajar los padres para
cumplir su deber, con fe y esperanza, en favor de su desafortunada
descendencia! -3T 567, 568 (1875).
Un día de ajuste de cuentas para los padres.
Cuando los padres y los niños se encuentren en el día final para rendir
cuentas, ¡qué escena se verá! Miles de niños que han sido esclavos de los
apetitos y de vicios degradantes, cuyas vidas han sido fracasos morales,
estarán frente a frente con sus padres que los hicieron lo que son. ¿Quiénes,
sino los padres, deben afrontar esta terrible responsabilidad? ¿Fue 145 el
Señor quien corrompió a estos jóvenes? ¡Oh, no! ¿Quién, entonces, ha hecho esta
terrible obra? ¿No fueron trasmitidos los pecados de los padres a los hijos por
apetitos y pasiones pervertidos? ¿Y no fue completada la obra por los que
descuidaron su adiestramiento de acuerdo con el modelo que Dios ha dado? Tan
ciertamente como que ellos existen, todos estos padres tendrán que pasar el
examen de Dios.- FE 140, 141 (1890).
Se necesita sabiduría más que humana.
Los padres deberían recordar siempre que sus hijos tienen que arrostrar. . .
tentaciones. Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento para
predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal. -MC 287 (1905).
Dichosos los padres cuyas vidas reflejan la divina.
Dichosos los padres cuya vida es un reflejo fiel de la vida divina, de modo que
las promesas y los mandamientos de Dios despierten en los hijos gratitud y
reverencia; dichosos los padres cuya ternura, justicia y longanimidad
interpreten fielmente para el niño el amor, la justicia y la paciencia de Dios;
dichosos los padres que al enseñar a sus hijos a amarlos, a confiar en ellos y
a obedecerles, les enseñen a amar a su Padre celestial, a confiar en él y a
obedecerle. Los padres que hacen a sus hijos semejante dádiva los enriquecen
con un tesoro más precioso que los tesoros de todas las edades, un tesoro tan
duradero como la eternidad. -MC 291 (1905).
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