32. APASIONAMIENTO Y AMOR CIEGO
En el noviazgo
se necesita el sentido común.
Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deberían entregarse demasiado
presto ni dejarse cautivar tan pronto por el exterior atrayente del objeto de
su afecto. El noviazgo tal cual se realiza en esta época es una farsa e
hipocresía con la cual el enemigo de las almas tiene más que ver que el Señor.
Si en algo se necesita el buen sentido es en esto, pero el hecho es que éste
tiene poco que ver en el asunto. - RH , 26 de enero de 1886; MJ 447, 448.
Desarrollar los rasgos más nobles.
Las ideas sobre el noviazgo tienen su fundamento en conceptos erróneos con
respecto al matrimonio. Siguen el impulso y la pasión ciega. El noviazgo es
conducido con un espíritu de flirteo. Las parejas con frecuencia violan las
reglas de la modestia y la reserva y son culpables de indiscreción, si es que
no quebrantan la ley de Dios. No perciben el supremo, elevado y noble propósito
de Dios al instituir el matrimonio; por lo tanto los afectos más puros del
corazón, los rasgos más nobles del carácter no se desarrollan. - MM 141 (1885).
El afecto puro es más celestial que terrenal.
No debería pronunciarse ni una sola palabra, ni realizarse un solo acto que
ustedes no quisieran que los santos ángeles contemplaran y registraran en los
libros celestiales. Deberían estar atentos sólo a la gloria de Dios. El corazón
debería tener sólo un afecto puro y aprobado, digno de los seguidores de
Jesucristo, de naturaleza elevada y más celestial que terrenal. Cualquier otra
cosa en el noviazgo es degradante; y el matrimonio no puede ser santo y
honorable a la vista de un Dios puro y santo a menos que siga los elevados
principios de las Escrituras. - MM 141 (1885).
El peligro de las altas horas de la noche.
El hábito de estar levantados hasta altas horas de la noche es habitual; pero
no agrada a Dios, aunque ambos sean cristianos. Estas horas inoportunas
perjudican la salud, incapacitan la mente para las tareas del día siguiente, y
ofrecen la apariencia del mal. Hermano mío, espero que usted tenga suficiente
respeto propio como para evitar esta forma de noviazgo. Si está atento sólo a
glorificar a Dios, avanzará con cuidadosa precaución. Usted no permitirá que un
sentimentalismo enfermizo le ciegue su visión de modo que no pueda percibir las
elevadas demandas que Dios tiene sobre usted como cristiano. - 3T 44, 45
(1872).
El apasionamiento es una base muy pobre para el matrimonio.
En esta era de depravación, esas horas de disipación nocturna llevan con
frecuencia a ambas partes a la ruina. Satanás se regocija y Dios queda
deshonrado cuando hombres y mujeres se deshonran a sí mismos. Sacrifican su
buen nombre y honor bajo el ensalmo de la infatuación, y el casamiento de tales
personas no puede solemnizarse bajo la aprobación divina. Se casaron porque la
pasión los impulsó, y pasada la novedad del caso, empezarán a comprender lo que
hicieron.- RH , 25 de sept. de 1888; HAd 47.
El amor falsificado es incontrolable.
El amor que no tiene mejor fundamento que la simple satisfacción sensual será
obstinado, ciego e ingobernable. El honor, la verdad y toda facultad noble y
elevada del espíritu caen bajo la esclavitud de las pasiones. Con demasiada
frecuencia el hombre atado por las cadenas de esa infatuación resulta sordo a la
voz de la razón y de la conciencia; ni los argumentos ni las súplicas le
inducirán a ver la insensatez de su conducta. - ST , 1º de julio de 1903; HAd
42.
El amor no santificado descarría.
El afecto humano no santificado siempre descarría, porque conduce hacia otros
senderos que los que Dios ha señalado. - Carta 34, 1891.
La repetición del pecado debilita el poder de resistir.
El que cedió una vez a la tentación cederá con más facilidad la segunda vez.
Toda repetición del pecado aminora la fuerza para resistir, ciega los ojos y
ahoga la convicción. Toda simiente de complacencia propia que se siembre dará
fruto. Dios no obra milagros para impedir la cosecha.- PP 274 (1890).
La pasión destruye todo.
Siempre deberían recordarse las palabras de Cristo: "Como fue en los días
de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían"
(Luc. 17: 26, 27). El apetito domina la mente y la conciencia en esta época.
Prevalecen la glotonería, la ebriedad, la ingestión de licores, y el uso del
tabaco, pero los seguidores de Cristo serán temperantes en el comer y en el
beber. No complacerán el apetito a expensas de la salud y del crecimiento
espiritual.
"Se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el
arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos" (vers. 27). Ahora vemos
las mismas manifestaciones con respecto al matrimonio. Los jóvenes, y aun los
hombres y las mujeres que deberían ser sabios y juiciosos actúan como si estuvieran
hechizados en este asunto. Un poder satánico parece haber tomado posesión de
ellos. Se constituyen los matrimonios más imprudentes. No se consulta a Dios.
Los sentimientos humanos, los deseos y pasiones derriban todo lo que está
delante de ellos, hasta que el molde está puesto. El resultado de este estado
de cosas es una miseria indescriptible, y se deshonra a Dios. Los votos
matrimoniales cubren toda clase de abominaciones lujuriosas. ¿No habrá un
cambio decidido en lo referente a este asunto? - Carta 74, 1896.
El amor ciego afecta todas las facultades.
Cada facultad de los que llegan a estar afectados por esta enfermedad
contagiosa -el amor ciego- queda sometida a ella. Parecen privados del sentido
común y sus actos son repugnantes para todos los que los contemplan. Hermano
mío, usted ha provocado que se hable de usted y se ha rebajado en la estima de
aquellos cuya aprobación debería apreciar.
Para muchos la crisis de esta enfermedad resulta en un matrimonio inmaduro, y
cuando ha pasado la novedad y el poder hechizador del enamoramiento ha
terminado, uno o ambos despiertan a su verdadera situación. Entonces descubren
que no son el uno para el otro, pero ya están unidos para toda la vida.
Ligados el uno al otro por los votos más solemnes, contemplan con corazones
deprimidos la vida miserable que deben arrostrar. Deberían entonces sacar el
mejor partido de su situación; pero muchos no lo harán. Como resultado, serán
infieles a sus votos matrimoniales, o harán que el yugo que se impusieron a sí
mismos sea tan amargo que no pocos, cobardemente, pondrán fin a su existencia.
- 5T 110, 111 (1882).
Amor adolescente.
Satanás controla las mentes de los jóvenes en general. A sus hijas no se les
enseñó la abnegación y el dominio propio. Han sido mimadas, y se ha fortalecido
su orgullo. Se les ha permitido salirse con la suya hasta que se han vuelto
tercas y obstinadas, y usted no sabe qué hacer para salvarlas de la ruina.
Satanás las está conduciendo para llegar a ser un proverbio en la boca de los
incrédulos por causa de su osadía, su falta de reserva y de modestia femeninas.
A los jovencitos también se les permite hacer su voluntad. Apenas han entrado a
la adolescencia cuando se ponen junto a las niñas de su misma edad, las
acompañan a sus casas y les hacen el amor. Y los padres están tan completamente
atados por su propia complacencia y su equivocado amor por sus hijos que no se
atreven a tomar la decisión de cambiar las cosas y frenar a sus hijos demasiado
apresurados en esta época veloz. - 2T 460 (1870).
Noviazgos clandestinos.
Los jóvenes deben aprender muchas lecciones, y la más importante de ellas es
aprender a conocerse a sí mismos. Deberían tener ideas correctas de sus
obligaciones y deberes para con sus padres y estar continuamente aprendiendo a
ser mansos y humildes de corazón en la escuela de Cristo. Aunque han de honrar
y amar a sus padres, también deben respetar el juicio de los hombres de
experiencia con quienes se relacionan en la iglesia.
Un joven que goza de la sociedad y gana la amistad de una señorita, sin que lo
sepan los padres de ella, no actúa en forma noble y cristiana hacia ella o sus
padres. Mediante comunicaciones y encuentros secretos puede obtener influencia
sobre la mente de ella, pero al hacerlo deja de manifestar esa nobleza e
integridad que cada hijo de Dios debe poseer. A fin de cumplir sus propósitos,
actúan en forma que no es franca y abierta ni de acuerdo con las normas
bíblicas, y se demuestran desleales a los que los aman y tratan de ser sus
fieles protectores. Los casamientos realizados en estas circunstancias no están
en armonía con la Palabra de Dios. El [joven] que quiere apartar a una hija del
sendero del deber, que confunde las ideas de ella con respecto al claro y
positivo mandato de Dios de obedecer y honrar a sus padres, no será fiel a sus
obligaciones matrimoniales. - RH , 26 de enero de 1886; FE 101, 102.
No jugar con los corazones.
Jugar con los corazones es un crimen no pequeño a la vista de un Dios santo. Y
sin embargo hay quienes manifiestan preferencia por ciertas jóvenes y
conquistan sus afectos, luego siguen su camino y se olvidan por completo de las
palabras que pronunciaron y de sus efectos. Otro semblante los atrae, repiten
las mismas palabras y dedican a otra persona las mismas atenciones. RH , 4 de
nov. de 1884; HAd 48.
Hablan de los temas que pasan por su mente.
Muchas señoritas conversan acerca de los muchachos; y los muchachos de las
niñas. "De la abundancia del corazón habla la boca" (Mat. 12: 34).
Hablan de los temas en los cuales sus mentes piensan mayormente. El ángel
registrador anota las palabras de estos jóvenes y señoritas cristianos
profesos. ¡Cuán confundidos y avergonzados estarán cuando las tengan que
enfrentar en el día de Dios! Muchos hijos son hipócritas piadosos. Los jóvenes
que no han profesado la religión tropezarán con estos hipócritas y se
endurecerán contra los esfuerzos que hagan los que se interesan por su
salvación. - 2T 460 (1870).
Por qué los jóvenes prefieren la compañía de los jóvenes.
Cuando los jóvenes sienten más libertad al estar ausentes los mayores, es
porque están con los de su clase. Cada uno piensa que es tan bueno como el
otro. Todos quedan por debajo de lo que debieran ser, pero se miden por sí
mismos, se comparan entre sí y descuidan la única norma perfecta y verdadera.
Jesús es el verdadero Modelo. Su vida de abnegación es nuestro ejemplo. 1JT 47
(1857).
Consejo a una señorita para que cuide sus afectos.
Usted es demasiado liberal con sus afectos y, si pudiera hacer su voluntad,
cometería un error para toda la vida. No se venda a bajo precio. No se sienta
libre con cualquier joven estudiante. Considere que usted se está preparando
para trabajar para el Maestro, que para poder actuar bien su parte, y devolver
los talentos a quien se los entregó, y escuchar la preciosa felicitación de sus
labios: "Bien, buen siervo y fiel" (Mat. 25: 23), usted debe prestar
atención y no ser descuidada con quienes se asocia.
A fin de hacer bien su parte en el servicio de Dios debe salir con las ventajas
de una educación intelectual tan completa como sea posible. Usted necesita un
desarrollo vigoroso y simétrico de sus capacidades mentales, el desarrollo de
una cultura cristiana, agradable y polifacética, para ser una leal servidora de
Dios. Necesita que su gusto y su imaginación sean depurados y refinados, y
todas sus aspiraciones purificadas por el dominio propio habitual. Usted
necesita actuar con motivaciones elevadas y superiores. Reúna toda la
eficiencia que pueda, aprovechando sus oportunidades al máximo para obtener una
educación y preparación del carácter que le permitan ocupar cualquier cargo que
el Señor le asigne. Usted necesita el contrapeso de un consejo sabio. No
desprecie los consejos. - Carta 23, 1893.
Disciplínese a sí misma.
Usted se inclinará a aceptar las atenciones de quienes son inferiores a usted
en todo. Usted debe llegar a ser más sabia mediante la gracia de Cristo. Usted
debe considerar cada paso a la luz [del hecho] de que usted no es propiedad
suya; fue comprada por precio. Sea el Señor su consejero. No haga nada que
perjudique o disminuya su eficiencia. Trate fielmente consigo misma; con
persistente esfuerzo disciplínese a sí misma. La gracia de Jesucristo le
ayudará a cada paso si está dispuesta a ser enseñada y ser considerada.
Le escribo esto ahora, y le escribiré de nuevo dentro de poco, porque como el
error de su vida pasada me fue presentado, no me atrevo a retener mis súplicas
más fervorosas a fin de que se someta a la disciplina más estricta. . .
No se deje arrastrar a ningún sendero falso y no muestre preferencias por la
asociación con los jóvenes, porque no sólo dañará su propia reputación y sus
posibilidades futuras, sino despertará esperanzas y expectativas en las mentes
de aquellos por quienes muestra preferencia, y ellos llegarán a ser hechizados
con un sentimentalismo enfermizo y arruinarán su vida estudiantil. Usted y
ellos están en el colegio con el propósito de obtener una educación que los
capacite en el intelecto y el carácter para una mayor utilidad en esta vida y para
la futura vida inmortal. No cometa el error de recibir atenciones de cualquier
joven o de darle esperanzas. El Señor ha decidido que tiene una obra para que
usted haga. Permita que su motivación sea responder a la mente y a la voluntad
de Dios, y no seguir sus propias inclinaciones y ligarse en su destino futuro
con cuerdas que sean como bandas de acero. - Carta 23, 1893.
Lazos equivocados pueden debilitar los poderes de la mente (consejo a una
niña de dieciocho años).
Usted no tiene el derecho de poner sus afectos en ningún joven sin el
consentimiento pleno de su padre y de su madre. Usted es sólo una niña, y el
que usted muestre una preferencia por algún joven sin el conocimiento y la
aprobación plenos de sus padres es para ellos una deshonra. Los lazos que la
unen con este joven le quitan a usted la paz mental y el sueño saludable. Está
llenando su mente con locas fantasías y sentimentalismo. La está demorando en
sus estudios y está dañando seriamente sus poderes mentales y físicos. Si
alguien se le opone, se vuelve irritable y sin ánimo. - Carta 9, 1904.
Los reglamentos del colegio.
Las reglas de este colegio [del norte de California] custodian estrictamente la
asociación de jóvenes y señoritas durante el período lectivo. Sólo cuando estas
reglas se suspenden temporariamente, como a veces ocurre, se les permite a los
caballeros acompañar a las damas a las reuniones públicas y al regresar de
ellas.
Nuestro propio colegio en Battle Creek tiene reglas similares aunque no tan
severas. Tales reglas son indispensables para proteger a los jóvenes de los
peligros de un galanteo prematuro y un matrimonio imprudente. Los padres envían
a los jóvenes al colegio para obtener una educación, no para coquetear con el
sexo opuesto. El bien de la sociedad como también los más elevados intereses de
los alumnos, requiere que no intenten seleccionar un compañero para la vida
mientras su propio carácter no está desarrollado, su juicio es inmaduro, y
mientras al mismo tiempo están privados del cuidado y la conducción de sus
padres. - ST , 2 de marzo de 1882; FE 62.
La edad, las condiciones y la disposición mental.
En todo trato con los estudiantes, debemos tener en cuenta la edad y el
carácter. No podemos tratar exactamente igual a los jóvenes y a los viejos. En
ciertas circunstancias, hombres y mujeres de sana experiencia y buena conducta
pueden recibir algunos privilegios que no se darían a los estudiantes más
jóvenes. La edad, las condiciones y la disposición mental deben tomarse en
cuenta. Debemos ser sabiamente considerados en todo lo que hacemos. Pero no
debemos disminuir nuestra firmeza y vigilancia al tratar con los estudiantes de
todas las edades, ni nuestra severidad al prohibir el trato sin provecho e
imprudente de los alumnos jóvenes y poco maduros. CM 97, 98, (ed PP); 80 (ed
ACES) (1913).
Los peligros del apasionamiento.
Algunos de los que asisten al colegio no aprovechan debidamente su tiempo.
Llenos de la vitalidad de la juventud, desprecian las restricciones que se les
imponen. Especialmente se rebelan contra las reglas que no permiten que los
varones den atenciones a las señoritas. Demasiado bien se conocen los males de
tal conducta en esta época degenerada.
En un colegio donde se asocian tantos jóvenes, imitar las costumbres del mundo
a este respecto sería dirigir los pensamientos por un canal que les estorbaría
en la búsqueda de los conocimientos y en su interés por las cosas religiosas.
El apasionamiento tanto de los jóvenes como de las señoritas al poner así sus
afectos el uno sobre el otro durante sus días escolares muestra una falta de
buen juicio. Como en su propio caso, el impulso ciego controla la razón y el
juicio. Bajo este fascinador engaño se ponen a un lado las trascendentes
responsabilidades que siente cada cristiano, la espiritualidad muere, y el
juicio y la eternidad pierden su majestuoso significado. - 5T 110 (1882).
Cuando el amor humano prevalece.
En muchos el amor al humano eclipsa el amor al Divino. Dan el primer paso en el
camino de la apostasía al aventurarse a pasar por alto el expreso mandato del
Señor; y la apostasía completa es a menudo el resultado. Siempre ha sido
peligroso para el hombre cumplir su propia voluntad en oposición a los
requerimientos de Dios. No obstante, les resulta duro a los hombres aprender
que Dios realmente quiere decir lo que dice. Por lo general, los que eligen
como amigos y compañeros a personas que rechazan a Cristo y pisotean la ley de
Dios, eventualmente adoptan la misma mentalidad y el mismo espíritu. - ST , 19
de mayo de 1881; HHD 167.
Casamientos mixtos.
Si usted, hermano mío, es tentado a unir los intereses de su vida con una niña
joven e inexperta, que realmente es deficiente en su educación en los deberes
diarios, comunes y prácticos de la vida, cometerá un gran error; pero esta
deficiencia es pequeña comparada con su ignorancia respecto de sus deberes para
con Dios. Ella no ha estado privada de luz; ha tenido privilegios religiosos, y
sin embargo no ha sentido su miserable pecaminosidad sin Cristo. Si, en su
apasionamiento, puede alejarse repetidamente de la reunión de oración -donde
Dios se encuentra con su pueblo- a fin de gozar de la asociación con quien no
ama a Dios y no ve atractivo en la vida religiosa, ¿como puede usted esperar
que Dios prospere tal unión? - 3T 44 (1872).
El casamiento con incrédulos.
Hay en el mundo cristiano una indiferencia asombrosa y alarmante para con las
enseñanzas de la Palabra de Dios acerca del casamiento de los cristianos con
los incrédulos. Muchos de los que profesan amar y temer a Dios prefieren seguir
su propia inclinación antes que aceptar el consejo de la sabiduría infinita. En
un asunto que afecta vitalmente la felicidad y el bienestar de ambas partes,
para este mundo y el venidero la razón, el juicio y el temor de Dios son
puestos a un lado, y se deja que predominen el impulso ciego y la determinación
obstinada.
Hombres y mujeres que en otras cosas son sensatos y concienzudos cierran sus
oídos a los consejos; son ciegos a las súplicas ruegos de amigos y parientes, y
de los siervos de Dios. La expresión de cautela o amonestación es considerada
como entremetimiento impertinente, y el amigo que es bastante fiel para hacer
una reprensión, es tratado como enemigo. Todo esto está de acuerdo con el deseo
de Satanás. El teje su ensalmo en derredor del alma, y ésta queda hechizada,
infatuada. La razón deja caer las riendas del dominio propio sobre el cuello de
la concupiscencia, la pasión no santificada predomina, hasta que, demasiado
tarde, la víctima se despierta para vivir una vida de desdicha y servidumbre.
Este no es un cuadro imaginario, sino un relato de hechos ocurridos. Dios no
sanciona las uniones que ha prohibido expresamente. - 2JT 123 (1885).
La definición de un incrédulo.
Aunque el compañero de su elección fuese digno en todos los demás respectos (y
me consta que no lo es), no ha aceptado la verdad para este tiempo; es
incrédulo, y el Cielo le prohibe a usted unirse con él. Usted no puede, sin
peligro para su alma, despreciar esta recomendación divina. 2JT 121 (1885).
El terreno prohibido de los caprichos no santificados (consejo a un
ministro).
Se me ha mostrado que usted está en un grave peligro. Satanás anda tras usted,
y a veces le ha susurrado fábulas agradables y le ha mostrado cuadros
encantadores de alguien que él le presenta como una compañera más apropiada
para usted que la esposa de su juventud la madre de sus hijos.
Satanás está trabajando sutil e incansablemente para provocar su caída mediante
sus engañosas tentaciones. Está decidido a llegar a ser su maestro, y usted necesita
ahora ponerse donde pueda obtener fuerzas para resistirlo. El espera conducirlo
a los laberintos del espiritismo. El espera desviar los afectos de usted a su
esposa y fijarlos sobre otra mujer. El desea que usted permita que su mente
considere a esta mujer hasta que por un afecto no santificado ella llegue a ser
su dios.
El enemigo de las almas ha ganado mucho cuando puede conducir la imaginación de
uno de los centinelas escogidos de Jehová a detenerse a considerar las
posibilidades de asociarse, en el mundo venidero, con algunas mujeres a quien
ama, y de formar allí una familia. No necesitamos esos cuadros halagadores.
Todos ellos se originan en la mente del tentador. . .
Se me ha mostrado que las fábulas espirituales están cautivando a muchos. Sus
mentes son sensuales, y a menos que se produzca un cambio, los llevarán a la
ruina. A todos los que se complacen en estas fantasías no santificadas les
diría: Deténganse; por amor a Cristo, deténganse donde están. Están en terreno
prohibido. Arrepiéntanse, les suplico, y conviértanse. - MM 100, 101 (1903).
El amor libre.
He visto el resultado de esas ideas fantásticas [espiritistas y panteístas] con
respecto a Dios; son la apostasía, el espiritismo, el amor libre. El amor
libre, al que tienden esas enseñanzas, estaba tan bien disimulado que era
difícil, al principio, darse cuenta de su verdadero carácter. Hasta que el
Señor me hubo presentado el asunto, no sabía cómo llamarlo, pero he recibido la
orden de llamarlo amor espiritual impío. - 3JT 270 1904).
El amor no es sentimentalismo.
El amor y la simpatía que Jesús quisiera que brindáramos a los demás no tiene
sabor a sentimentalismo, que es una trampa para el alma; es un amor de origen
celestial, que Jesús practicó por precepto y ejemplo. Pero en lugar de
manifestar ese amor, nos sentimos separados y enajenados los unos de los
otros... El resultado es una separación de Dios, una experiencia malograda, el
menoscabo del crecimiento cristiano. - YI , 20 de oct. de 1892; HHD 149.
Se identifica la falsificación.
El apóstol nos amonesta: "El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo,
seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a
honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (Rom. 12: 9, 10). Pablo
quisiera que distinguiéramos entre el amor puro y abnegado que es motivado por
el espíritu de Cristo, y la simulación engañosa y sin sentido que tanto abunda
en el mundo.
Esta vil falsificación ha desviado a muchas almas. Borraría la distinción entre
el bien y el mal, al concordar con el transgresor en vez de mostrarle fielmente
sus errores. Tal conducta nunca surge de una verdadera amistad. El espíritu que
lo origina sólo habita en el corazón carnal. Mientras el cristiano siempre será
bondadoso, compasivo y perdonador, no puede sentir armonía con el pecado.
Aborrecerá el mal y se aferrará a lo que es bueno, aun a costa de romper la
asociación o la amistad con los impíos. El espíritu de Cristo nos llevará a
odiar el pecado, mientras estaremos dispuestos a realizar cualquier sacrificio
para salvar al pecador. - 5T 171 (1882).
La elección de un compañero.
Acepte la joven como compañero de la vida tan sólo a un hombre que posea rasgos
de carácter puros y viriles, que sea diligente y rebose de aspiraciones, que
sea honrado, ame a Dios y le tema. Busque el joven como compañera que esté
siempre a su lado a quien sea capaz de asumir su parte de las responsabilidades
de la vida, y cuya influencia le ennoblezca, le comunique mayor refinamiento y
le haga feliz en su amor. - MC 277 (1905).
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