35. LA INFLUENCIA DE LA PERCEPCIÓN
Una ley en los
mundos intelectual y espiritual.
Hay una ley de la naturaleza intelectual y espiritual según la cual modificamos
nuestro ser mediante la contemplación. La inteligencia se adapta gradualmente a
los asuntos en que se ocupa. Se asimila lo que se acostumbra a amar y a
reverenciar. - CS 611 (1888).
Contemplar el mal corrompió a los antediluvianos.
Al contemplar el mal, los hombres fueron cambiados a su semejanza, hasta que
Dios no pudo soportar su maldad por más tiempo, y fueron barridos por el
diluvio. - FE 422,1896.
Transformados para lo mejor.
Mirando a Jesús obtenemos vislumbres más claras y distintas de Dios, y por la
contemplación somos transformados. La bondad, el amor por nuestros semejantes,
llegan a ser nuestro instinto natural. Desarrollamos un carácter que será la
copia del carácter divino. Creciendo a su semejanza, ampliamos nuestra capacidad
de conocer a Dios. Entramos cada vez en mayor relación con el mundo celestial,
y llegamos a poseer un poder creciente para recibir las riquezas del
conocimiento y la sabiduría de la eternidad. - PVGM 289, 290 (ed PP); 250 (ed
ACES) (1900).
Transformados para lo peor.
Por medio de la contemplación nos transformamos. Pero como esos sagrados
preceptos en los cuales Dios reveló a los hombres su perfección y santidad son
tenidos en poco y el espíritu del pueblo se deja atraer por las enseñanzas y
teorías humanas, nada tiene de extraño que en consecuencia se vea un
enfriamiento de la piedad viva en la iglesia. El Señor dice: "Dejáronme a
mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no
detienen aguas" (Jeremías 2: 13).- CS 532 (1911).
La vida cambia por el mirar.
La Palabra de Dios es una lámpara para nuestros pies y una luz para nuestra
senda. "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra
ti" (Sal. 119: 11). El corazón preocupado con la Palabra de Dios es fortalecido
contra Satanás. Los que hacen de Cristo su compañero diario y su amigo familiar
sentirán que los poderes de un mundo invisible los rodean completamente, y
mirando a Jesús llegarán a ser semejantes a su imagen. Contemplándolo llegan a
ser transformados según el modelo divino; su carácter es suavizado, refinado y
ennoblecido para el reino celestial. - 4T 616 (1881).
Percepción selectiva.
Dios no desea que escuchemos todo lo que se puede oír, o miremos todo lo que se
puede ver. Es una gran bendición cerrar los oídos para no oír, y los ojos para
no ver. La mayor ansiedad debería ser tener una visión clara para discernir
nuestras propias limitaciones y un oído atento para captar toda reprensión e
instrucción necesarias, no sea que por nuestra falta de atención y nuestro
descuido las dejemos escapar y lleguemos a ser oidores olvidadizos y no
hacedores de la obra. - 1T 707, 708 (1868).
Mantener los poderes de la percepción alerta.
Si se le pide que asista a una reunión del concilio, pregúntese si sus
facultades de percepción están en condiciones apropiadas para pesar la
evidencia. Si no está en condiciones apropiadas, si su cerebro está confundido,
no tiene derecho de tomar parte en la reunión. ¿Es usted indócil? ¿Es su
temperamento dulce y fragante, o está perturbador y es desagradable de modo que
sea conducido a tomar decisiones apresuradas? ¿Siente como que le gustaría
pelear con alguien? Entonces no vaya a la reunión; porque si va seguramente
deshonrará a Dios.
Tome un hacha y corte leña o realice algún ejercicio físico hasta que su
espíritu sea suave y fácil de recibir una súplica. Tan ciertamente como su
estómago está creando una perturbación en su cerebro, sus palabras crearán un
disturbio en la asamblea. Se producen más dificultades por órganos digestivos
perturbados de lo que muchos perciben. - MM 295 (1900).
Los hábitos físicos controlados por la conciencia influyen sobre la
percepción.
Los que quieran tener mentes despejadas para discernir las estratagemas de
Satanás deben poner sus apetitos físicos bajo el dominio de la razón y de la
conciencia. La acción virtuosa y vigorosa de las facultades superiores de la
mente es esencial para la perfección del carácter cristiano. Y la fuerza o
debilidad de la mente tienen mucho que ver con nuestra utilidad en este mundo y
con nuestra salvación final. - RH , 8 de sept. de 1874; MJ 235.
El ejercicio mejora la percepción.
El cerebro y los músculos deben utilizarse proporcionalmente si se quiere
conservar la salud y el vigor. Los jóvenes pueden entonces aportar al estudio
de la Palabra de Dios una percepción sana y nervios bien equilibrados. Tendrán
pensamientos saludables y podrán retener las cosas preciosas deducidas de la
Palabra. Se asimilarán sus verdades y como resultado tendrán fuerza intelectual
para discernir lo que es verdad. Luego, según la ocasión lo requiera, podrán
dar, con mansedumbre y temor, a todo aquel que lo demande, razón de la
esperanza que hay en ellos. - 2JT 446 (1900).
Aumentando la perfección se aumenta la percepción.
Cuanto más se acerca el hombre a la perfección moral, tanto más delicada es su
sensibilidad, tanto más vivo su sentimiento del pecado y tanto más profunda su
simpatía por los afligidos. - CS 626 (1911).
El dolor debilitó la percepción de María.
Entonces ella se apartó, hasta de los ángeles, pensando que debía encontrar a
alguien que le dijese lo que habían hecho con el cuerpo de Jesús. Otra voz se
dirigió a ella: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas?" A través
de sus lágrimas, María vio la forma de un hombre, y pensando que fuese el
hortelano dijo: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y
yo lo llevaré". - DTG 734 (1898).
Percibió a Jesús por su voz.
Pero ahora, con su propia voz familiar, Jesús le dijo: "¡María!"
Entonces supo que no era un extraño el que se dirigía a ella y, volviéndose,
vio delante de sí al Cristo vivo. En su gozo, se olvidó que había sido
crucificado. Precipitándose hacia él, como para abrazar sus pies, dijo:
"¡Rabboni!". - DTG 734 (1898).
El apetito disminuye las facultades de percepción.
El Redentor del mundo sabía que la complacencia del apetito estaba produciendo
debilidad física y disminuyendo las facultades de percepción de modo que no se
puedan discernir las cosas sagradas y eternas. El sabía que la complacencia
propia estaba pervirtiendo las facultades morales y que la gran necesidad del
hombre era la conversión tanto del corazón, la mente y el alma, como de una
vida de complacencia propia a una de negación y sacrificio propios. - Carta
158, 1909; MM 264.
El pecado ofusca nuestras percepciones.
El pecado entenebrece nuestras mentes y ofusca nuestras percepciones. Cuando el
pecado es eliminado de nuestro corazón, la luz del conocimiento de la gloria de
Dios en la faz de Jesucristo, que ilumina su Palabra y es reflejada por la
naturaleza, declarará en forma más y más cabal que Dios es
"misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y
verdad" "(Éxodo 34: 6).
En su luz veremos luz, hasta que la mente, el corazón y el alma estén transformados
a la imagen de su santidad. - MC 370 (1905).
Las facultades de percepción se oscurecen.
El orgullo, el amor a sí mismo, el egoísmo, el odio, la envidia y los celos han
oscurecido los poderes de percepción. - 2T 605 (1871).
Cómo afrontó Cristo las percepciones enturbiadas por el pecado.
Cristo se rebajó hasta revestirse de la naturaleza humana, a fin de alcanzar a
la especie caída y elevarla. Pero la mente de los hombres había sido
obscurecido por el pecado, sus facultades estaban embotadas y sus percepciones
enturbiadas, de manera que no podían discernir su carácter divino debajo del
manto de la humanidad. Esta falta de aprecio de parte de los hombres
obstaculizó la obra que él deseaba realizar por ellos; y a fin de dar fuerza a
su enseñanza se vio con frecuencia en la necesidad de definir y defender su
posición.
Refiriéndose a su carácter misterioso y divino, trató de encauzar su mente
hacia pensamientos que fuesen favorables al poder transformador de la verdad.
Además, empleó las cosas de la naturaleza con las cuales estaban
familiarizados, para ilustrar las verdades divinas. El terreno del corazón
quedó así preparado para recibir la buena semilla. Hizo sentir a sus oyentes
que sus intereses se identificaban con los suyos, que su corazón simpatizaba
con ellos en sus goces y aflicciones. Al mismo tiempo vieron en él la
manifestación de un poder y una excelencia que superaban en mucho a los que
poseían los rabinos más alabados.
Las enseñanzas de Cristo se caracterizaban por su sencillez, una dignidad y un
poder hasta entonces desconocidos para ellos, y exclamaron involuntariamente:
"Nunca ha hablado hombre así como este hombre" (Juan 7: 46). El
pueblo le escuchaba gustosamente. - 2JT 344, 345 (1889).
Las pasiones incontroladas dañan las facultades de percepción.
Las pasiones inferiores deben ser estrictamente vigiladas. Las facultades de
percepción son maltratadas, terriblemente maltratadas, cuando se da rienda
suelta a las pasiones. Cuando uno se deja dominar por las pasiones, la sangre,
en vez de circular por todo el cuerpo, con lo que se alivia el corazón y se
aclara la mente, se concentra en cantidades indebidas en los órganos internos.
El resultado es la enfermedad. El hombre no puede ser sano hasta que vea el mal
y lo remedie. - CH 587 (1900).
Se puede educar la mente para aceptar el pecado.
Antes que el cristiano peque abiertamente, se verifica en su corazón un largo
proceso de preparación que el mundo ignora. La mente no desciende
inmediatamente de la pureza y la santidad a la depravación, la corrupción y el
delito. Se necesita tiempo para que los que fueron formados en la semejanza de
Dios se degraden hasta llegar a lo brutal o satánico. Por la contemplación nos
transformamos. Al nutrir pensamientos impuros en su mente, el hombre puede
educarle de tal manera que el pecado que antes odiaba se le vuelva agradable. -
PP 490 (1890).
Las facultades llegan a ser juguetes del enemigo.
Dios no da permiso al hombre para violar las leyes de su ser. Pero el hombre,
al ceder a las tentaciones de Satanás complaciéndose en la intemperancia, pone
las facultades superiores bajo el dominio de los apetitos y pasiones animales.
Cuando éstos logran ascendiente, el hombre, que fue creado poco inferior a los
ángeles, con facultades susceptibles del más elevado cultivo, se entrega al
control de Satanás, y éste tiene fácil acceso a aquellos que están esclavizados
por los apetitos. Por causa de la intemperancia, algunos sacrifican una mitad,
y otros los dos tercios, de sus facultades físicas, mentales y morales, y se
hacen juguetes del enemigo. RH , 8 de sept. de 1874; MJ 234.
Consejo a alguien que imaginaba tener un daño inexistente.
La Hna. D ha sido engañada en algunas cosas. Ella pensó que Dios le dio
instrucción en un sentido especial, y ambos han creído y actuado de acuerdo con
esto. El discernimiento que ella pensó que poseía en un sentido especial es un
engaño del enemigo. Ella por naturaleza es rápida para ver, rápida para
comprender y rápida para prever, y es de una naturaleza muy sensible. Satanás
ha aprovechado estos rasgos de carácter y los ha descarriado a ambos.
Hermano D, usted ha sido un esclavo por bastante tiempo. Mucho de lo que la
Hna. D pensó que era discernimiento ha sido celos. Ella ha estado dispuesta a
considerar todo con ojos celosos, a tener sospechas, imaginando el mal,
desconfiando de casi todas las cosas. Esto produce desdicha mental, desaliento
y dudas, donde deberían existir la fe y la confianza. Estos indeseables rasgos
de carácter encaminan sus pensamientos por un canal tenebroso, donde se
complace en anticipar el mal, mientras un temperamento altamente sensible la
conduce a imaginar la negligencia, el desprecio y el daño, cuando no existen. .
.
Estos rasgos de carácter desdichados, junto a una voluntad fuerte y decidida,
deben ser corregidos y reformados, o eventualmente lograrán que ambos sufran el
naufragio de su fe. 1T 708, 709 (1868).
No nos espaciemos en el poder de Satanás.
Contemplando es como somos transformados. Espaciándonos en el amor de Dios y de
nuestro Salvador, admirando la perfección del carácter divino y apropiándonos
la justicia de Cristo por la fe, hemos de ser transformados a su misma imagen.
Por lo tanto, no reunamos todos los cuadros desagradables, las iniquidades, las
corrupciones y los desalientos, evidencias del poder de Satanás, para grabarlos
en nuestra memoria, para hablar de ellos y lamentarlos hasta que nuestra almas
estén llenas de desaliento. Un alma desalentada está en tinieblas, y no sólo
deja de recibir ella misma la luz de Dios, sino que impide que llegue a otros.
Satanás se deleita viendo los cuadros de los triunfos que obtiene al restar fe
y aliento a los seres humanos. - 2JT 341, 342 (1889).
La influencia del ambiente.
Cuanto más tiempo esté el paciente afuera, menos cuidados exigirá. Cuanto más
alegre sea la atmósfera en que se encuentre, más esperanzado estará. Por muy
elegantemente amueblada que esté la casa, al estar encerrado en ella se volverá
irritable y sombrío. Ponedlo en medio de las bellezas de la naturalezas donde
pueda ver crecer las flores y oír cantar a los pajarillos, y su corazón
prorrumpirá en cantos que armonicen con los de las aves. Su cuerpo y su mente
obtendrán alivio. La inteligencia se le despertará, la imaginación se le
avivará, y su mente quedará preparada para apreciar la belleza de la Palabra de
Dios.- MC 204 (1905).
El ambiente afecta la experiencia.
Se me mostró entonces a una jovencita... que se había apartado de Dios y estaba
envuelta en tinieblas. Dijo el ángel. "Ella corrió bien por un tiempo;
¿qué la estorbó?" Se me indicó que mirara hacia atrás y vi que fue un
cambio de ambiente. Ella se estaba asociando con jóvenes como ella misma,
quienes estaban llenos de hilaridad y alegría, orgullo y amor al mundo. Si
hubiera tomado en cuenta las palabras de Cristo, no hubiera necesitado ceder
ante el enemigo. "Velad... y orad, para que no entréis en tentación".
La tentación puede estar a nuestro alrededor, pero esto no nos obliga a entrar
en tentación. La verdad tiene muchísimo valor. Su influencia tiende no a
degradar sino a elevar, refinar, purificar y exaltar a la inmortalidad y al
trono de Dios. Dijo el ángel: "¿Quieres tener al mundo o a Cristo?"
Satanás presenta al mundo con sus encantos más seductivos y lisonjeros a los
pobres mortales, y ellos lo contemplan, y su brillo y oropel eclipsan la gloria
del cielo y de esa vida que es tan duradera como el trono de Dios. Una vida de
paz, de felicidad, de gozo indecible, que no conocerá el pesar, la tristeza, el
dolor o la muerte, es sacrificada por una corta vida de pecado. - 2T 1001 101
(1868).
Mirar modela la personalidad.
Lo que vieron sus ojos y oyeron sus oídos pervirtieron su corazón. - 4T 108
(1876).
Las percepciones se confunden al elegir las ventajas temporales.
Lot escogió a Sodoma como lugar de residencia porque se preocupó más de las
ventajas temporales que iba a lograr que de las influencias morales que lo
rodearían a él y a su familia. ¿Qué ganó en lo que a las cosas de este mundo se
refiere? Fueron destruidas sus propiedades, algunos de sus hijos perecieron en
la destrucción de la impía ciudad, su esposa se convirtió en una estatua de sal
por el camino, y él mismo se salvó "así como por fuego". Y no
terminan aquí los malos resultados de su elección egoísta; la corrupción moral
del lugar estaba tan entretejida con el carácter de sus hijos, que no pudieron
distinguir entre el bien y el mal, el pecado y la rectitud. - ST , 29 de mayo
de 1884; MJ 417.
Las percepciones oscurecidas para las realidades eternas.
A los que han usado mal los medios dedicados a Dios se les exigirá dar cuenta
de su mayordomía. Algunos han tomado egoístamente esos medios por su amor a la
ganancia. Otros no tuvieron una conciencia sensible; llegó a estar cauterizada
por el egoísmo por largo tiempo acariciado...
Sus mentes han corrido por tanto tiempo en un canal bajo y egoísta que no
pueden apreciar las cosas eternas. No valoran la salvación. Parece imposible
elevar sus mentes hasta apreciar correctamente el plan de salvación o el valor
de la expiación. Los intereses egoístas han acaparado el ser entero; como un
imán han capturado la mente y los afectos, y los han mantenido en un nivel
bajo. Algunas de estas personas nunca alcanzarán la perfección del carácter
cristiano porque no ven el valor y la necesidad de tener tal carácter. Sus
mentes no pueden ser elevadas de modo que queden embelesadas con la santidad.
El amor a sí mismo y los intereses egoístas han distorsionado de tal manera el
carácter que no pueden distinguir lo sagrado y eterno de lo común. - 2T 519,
520 (1870).
Lo que aviva las percepciones.
Cuando los corazones son purificados del egoísmo y del egocentrismo, están en
armonía con el mensaje que Dios les envía. Las percepciones se avivan, la
sensibilidad se refina. Las cosas similares se aprecian entre sí. "El que
es de Dios, las palabras de Dios oye" (Juan 8: 47).- 5T 696 (1889).
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