Ir al contenido principal

CAPÍTULO 4 | EL ZARANDEO | Preparación para la crisis final

 
CAPÍTULO 4: EL ZARANDEO

Síntesis — Descripción del proceso — Causas — El tiempo — Para no caer — La iglesia no caerá. Los pecadores serán zarandeados.

SÍNTESIS

EL INSPIRADO profeta habla de un zarandeo del pueblo de Dios en las siguientes palabras simbólicas: “He aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel [la iglesia] sea zarandeada entre las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra” (Amós 9:9).

Y en una hora crítica el Señor Jesús le dijo a Pedro: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Luc. 22:31, 32).

Todo hijo de Dios en forma individual, y la iglesia entera como conjunto, pasarán por una prueba especial que sacudirá su fe y a la cual se denomina “zarandeo”. Esto que ha acontecido en épocas pasadas, ha de repetirse en esta hora del fin de una manera muy específica, porque el enemigo sabe que le queda poco tiempo, y porque quiere hacer que apostaten tantos como sea posible.

“Zarandeo” es un vocablo figurativo que designa una experiencia particular de selección y apostasía en el pueblo de Dios. Se zarandea el grano para que caigan, por entre la malla de la zaranda, los granos rotos, los restos de cáscara, y cualquier cuerpo extraño, y se aviente la paja.

De la misma manera, ocurre, en la fase final de la historia de la iglesia, un sacudimiento que determinará el zarandeo de la iglesia. Las causas fundamentales de la caída de muchos serán: 1) el descuido y la indiferencia religiosa; 2) la persecución por la imposición de las leyes dominicales; 3) la falta de aceptación del mensaje de Cristo a la iglesia de Laodicea, mensaje de arrepentimiento y reforma; 4) el conocimiento superficial voluntario de la verdad divina, por lo que las falsas doctrinas los desviarán.

El resultado del zarandeo, que está ahora en proceso y que continuará en forma creciente, será la apostasía de un número de miembros de la iglesia, que tendrán una experiencia superficial, algunos de ellos en destacada posición. Un sector de estos apóstatas se convertirá en los peores enemigos de la verdad y del pueblo de Dios. Pero nadie que lleve una vida de plena consagración y de verdadera comunión con Dios necesitará ser afectado por este proceso.

DESCRIPCIÓN DEL PROCESO

“Dios está ahora zarandeando a su pueblo, probando sus propósitos o motivos. Muchos serán sólo paja: no trigo, pues no habrá valor en ellos” (4 T 51).

“Satanás ha bajado teniendo gran poder, para obrar con todas las seducciones de injusticia en aquellos qué perecen; y todo lo que es susceptible de ser removido lo será: solamente subsistirán aquellas cosas que no puedan serlo” (JT 3:312).

“Dios está zarandeando a su pueblo. Tendrá una iglesia pura y santa. No podemos leer en el corazón de los hombres. Pero el Señor ha provisto los medios para mantener una iglesia pura” (1 T 99).

“Un ángel que volaba por el medio del cielo puso el estandarte de Emmanuel en muchas manos, mientras que un poderoso general clamaba con voz fuerte: ‘Acudid a las lilas. Ocupen sus posiciones ahora los que son leales a los mandamientos de Dios y al testimonio de Cristo. Salid de entre ellos y separaos, y no toquéis lo inmundo, que yo os recibiré, y os seré por Padre y me seréis por hijos e hijas. Acudan todos los que quieran en auxilio de Jehová, en auxilio de Jehová contra los poderosos’” (JT 3:224).

CAUSAS

1. Descuido e indiferencia.

“Eres tibio” (Apoc. 3:16).

“Mi atención se fijó entonces en la hueste que antes había visto y que estaba fuertemente sacudida. Vi a los que antes gemían y oraban con aflicción de espíritu. Doble número de ángeles custodios los rodeaban, y una armadura los cubría de pies a cabeza. Marchaban en perfecto orden como una compañía de soldados. En su semblante expresaban el tremendo conflicto que habían sobrellevado y la congojosa batalla que acababan de reñir; pero los rostros antes arrugados por la angustia, resplandecían ahora, iluminados por la gloriosa luz del cielo. Habían logrado la victoria y esto despertaba en ellos profunda gratitud y un gozo santo y sagrado.

“El número de esta hueste había disminuido. En el zarandeo, algunos fueron dejados al latió del camino. Los descuidados e indiferentes que no se unieron con quienes apreciaban la victoria y la salvación lo bastante para perseverar en anhelarlas orando angustiosamente por ellas, no las obtuvieron, y quedaron rezagados en las tinieblas, y sus sitios fueron ocupados en seguida por otros, que se unían a las filas de quienes habían aceptado la verdad. Los ángeles malignos todavía se agrupaban en su derredor, pero ningún poder tenían sobre ellos...

“Pregunté por la causa de tan profundo cambio y un ángel me respondió: ‘Es la lluvia tardía; el refrigerio de la presencia del Señor; el potente pregón del tercer ángel’” (PE 271).

2. La persecución, por la imposición de la ley dominical.

“Se cumplirán a la letra las palabras de San Pablo: ‘Todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución’ (2 Tim. 3:12). Cuando los defensores de la verdad se nieguen a honrar el domingo, unos serán echados en la cárcel, otros serán desterrados y otros aun tratados como esclavos...

“Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe. e irán a engrosar las filas de la oposición” (CS 666).

“El potente zarandeo ha comenzado y proseguirá de suerte que aventará a cuantos no estén dispuestos a declararse por la verdad con valentía y tenacidad ni a sacrificarse por Dios y su causa” (PE 50).

“Los miembros de la iglesia serán probados individualmente. Serán puestos en circunstancias donde se verán obligados a dar testimonio por la verdad. Muchos serán llamados a hablar ante concilios y tribunales, tal vez por separado y a solas. Descuidaron de obtener la experiencia que les habría ayudado en esta emergencia, y su alma queda recargada de remordimiento por las oportunidades desperdiciadas y los privilegios descuidados” (JT 2:164).

“Pronto los hijos de Dios serán probados por intensas pruebas, y muchos de aquellos que ahora parecen ser sinceros y fieles resultarán ser vil metal. En vez de ser fortalecidos y confirmados por la oposición, las amenazas y los ultrajes, se pondrán cobardemente del lado de los opositores” (JT 2:31).

3. Rechazo del mensaje de Laodicea.

“Por lo mismo que eres tibio —dice Jesús, el Testigo fiel—, y ni caliente ni frío, estoy a punto de escupirte [vomitarte] de mi boca” (Apoc. 3:16, VM). Los que perseveren en su indiferencia, y no reciban la amonestación de Cristo en el mensaje a Laodicea, serán “vomitados”, despedidos del cuerpo de Cristo en el tiempo del zarandeo. Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostró que lo motivaría el testimonio directo que exige el consejo que el Testigo fiel dio a la iglesia de Laodicea. Moverá este consejo el corazón de quien lo reciba y le inducirá a exaltar el estandarte y a difundir la recta verdad. Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se levantarán contra él, y esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios” (PE 270).

“Vi que el testimonio del Testigo fiel había sido escuchado tan sólo a medias. El solemne testimonio del cual depende el destino de la iglesia se tuvo en poca estima, cuando no se lo menospreció por completo. Ese testimonio ha de mover a profundo arrepentimiento. Todos los que lo reciban sinceramente lo obedecerán y quedarán purificados” (PE 270).

4. Conocimiento superficial que hará que muchos sean desviados por falsas doctrinas.

“‘Tendré sobre el terreno [dice el engañador], como agentes míos, a hombres con falsas doctrinas mezcladas con suficiente cantidad de verdad como para engañar a las almas. Tendré también incrédulos presentes que expresarán dudas con respecto a los mensajes de amonestación que envía el Señor a su iglesia. Si el pueblo lee y cree estas admoniciones, podemos tener la esperanza de vencerlo. Pero si podemos distraer su atención de estas advertencias, permanecerán ignorantes con respecto a nuestro poder y astucia, y por fin los aseguraremos en nuestras filas’” (TM 483).

“Se están acercando rápidamente los días en los que habrá gran perplejidad y confusión. Satanás, vestido con ropas angelicales, engañará, de ser posible, hasta a los mismos escogidos. Habrá muchos dioses y muchos señores. Los vientos de todas las doctrinas estarán soplando... El Señor tiene siervos líeles, que durante el tiempo del zarandeo y las pruebas saldrán a escena” (5 T 80, 81).

“El Espíritu de Dios ha iluminado toda página de la Sagrada Escritura, pero hay personas sobre las cuales ésta bate poca impresión, porque es imperfectamente comprendida. Cuando venga el zarandeo, por la introducción de falsas teorías, estos lectores superficiales, que no están anclados en ningún lugar, serán como la arena movediza” (TM 109).

“Los sofismas concernientes a Dios y la naturaleza, que inundan al mundo de escepticismo, son inspirados por el ángel caído. El estudia la Biblia: conoce la verdad necesaria a la humanidad, y procura distraer las mentes de las grandes verdades destinadas a prepararla para los acometimientos que vendrán sobre el mundo...

“Lo experimentado en lo pasado se repetirá. En lo porvenir, las supersticiones satánicas cobrarán formas nuevas. El error será presentado de un modo agradable y halagüeño. Falsas teorías, revestidas de luz. serán presentadas al pueblo de Dios. Así procurará Satanás engañar a los mismos escogidos, si fuere posible. Se ejercerán influencias extremadamente seductoras; se hipnotizarán las mentes” (JT 3:270, 271).

“Cuando la ley de Dios resulte anulada, la iglesia se verá sacudida por pruebas severas y un sector más numeroso del que hemos pensado dará oídos a espíritus seductores y doctrinas de demonios. En vez de ser fortalecidos al ser puestos en dificultades, muchos revelarán que no son pámpanos vivientes de la vid verdadera; no dan frutos y el labrador los echará fuera” (E. G. de White, GCB, año 1891, 257, republicado en 2 SM 368).

EL TIEMPO

“Vi que estamos ahora en el tiempo del zarandeo” (1 T 429).

“El potente zarandeo ha comenzado y proseguirá de suerte que aventará a cuantos no estén dispuestos a declararse por la verdad con valentía y tenacidad ni a sacrificarse por Dios y su causa” (PE 50).

“Vi que estamos ahora en el tiempo del zarandeo. Satanás está trabajando con todo su poder para arrebatar a las almas de las manos de Cristo y hacer que estas pisoteen al Hijo de Dios. Un ángel repitió en forma lenta y enfática estas palabras: ‘¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?’ Se está desarrollando el carácter. Los ángeles de Dios están pesando el mérito moral. Dios está probando a su pueblo. Estas palabras me fueron presentadas por el ángel: ‘Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día. entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio’” (1 T -129).

“Dios está ahora zarandeando a su pueblo, probando sus propósitos y motivos. Muchos serán solamente cual el tamo —no el trigo; por lo tanto, no hay valor en ellos” (4 T 51).

PARA NO CAER

El apóstol Pablo amonesta: “El que piensa estar firme, mire que no taiga” (1 Cor. 10:12). Todos seremos probados, pero ninguno necesita caer.

La única manera de pasar incólumes por la prueba del zarandeo consiste en mantener una constante y profunda comunión con el cielo, una vida de oración continua, el abandono de ambiciones egoístas, y una actitud de estudio incesante de las Escrituras y del espíritu de profecía, así como la entrega completa de la vida a Dios para obedecerle y trabajar por los perdidos.

En tal estado espiritual, nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios o separarnos de la fuente suprema de nuestra fortaleza, el Señor Jesús. Fue el mismo apóstol el que preguntó: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?” Y entonces pasó a enumerar las peores calamidades que pueden acontecerle al hombre: “¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” Luego respondió con énfasis y completa seguridad: “En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni la alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 8:35-39).

Gracias al Señor por esta hermosa seguridad. Escribió la pluma inspirada:

“Vi que algunos, con fe robusta y gritos acongojados, clamaban ante Dios. Estaban pálidos y sus rostros demostraban la profunda ansiedad resultante de su lucha interna. Gruesas gotas de sudor bañaban su frente; pero con todo, su aspecto manifestaba firmeza y gravedad. De cuando en cuando brillaba en sus semblantes la señal de la aprobación de Dios, y después volvían a quedar en severa, grave y anhelante actitud.

“Los ángeles malos los rodeaban, oprimiéndolos con tinieblas para ocultarles la vista de Jesús y para que sus ojos se fijaran en la oscuridad que los rodeaba, a fin de inducirlos a desconfiar de Dios y murmurar contra él. Su única salvaguardia consistía en mantener los ojos alzados al cielo” (PE 269).

“Estamos en el tiempo del zarandeo, en el tiempo en que todo lo que pueda ser sacudido será sacudido. El Señor no disculpará a los que conocen la verdad y no obedecen a sus órdenes en palabras y acciones. Si no hacemos esfuerzo para ganar almas para Cristo, seremos tenidos por responsables de la obra que podríamos haber hecho pero no hicimos por nuestra indolencia espiritual. Los que pertenecen al reino del Señor deben orar fervientemente para la salvación ele las almas. Deben hacer su parte para atar la ley y sellarla entre los discípulos” (JT 2:547, 548).

Acerca de los vencedores se nos dice:

“Marchaban en perfecto orden como una compañía de soldados. En su semblante expresaban el tremendo conflicto que habían sobrellevado y la congojosa batalla que acababan de reñir: pero los rostros antes arrugados por la angustia, resplandecían ahora, iluminados por la gloriosa luz del cielo. Habían logrado la victoria, y esto despertaba en ellos profunda gratitud y un gozo santo y sagrado” (PE 271).

“En el gran zarandeo que pronto ha de ocurrir podremos medir mejor la fuerza de Israel. Las señales revelan que está cerca el tiempo en que el Señor manifestará que su aventador está en su mano, y que limpiará completamente su campo.

“Se acercan rápidamente los días cuando habrá gran perplejidad y confusión. Satanás, vestido de ángel de luz, engañará, si es posible, a los propios escogidos. Habrá muchos dioses y muchos señores. Soplará todo viento de doctrina. Aquéllos qué han rendido el supremo homenaje a la ‘falsamente llamada ciencia’ no serán entonces dirigentes. Los que han confiado en el intelecto, en el genio o en el talento no estarán entonces a la cabeza. No guardaron paso con la luz. A los que han demostrado ser infieles no se les confiará entonces el rebaño. En la obra final y solemne se ocupará a pocos hombres graneles. Ellos confían en su propia suficiencia, son independientes de Dios, y él no los puede usar. El Señor tiene siervos fieles, que serán descubiertos en el zarandeo, en el tiempo de prueba. Hay preciosos elementos, ahora ocultos, que no han doblado la rodilla ante Baal. [Hasta ahora] no han tenido la luz que ha estado brillando en forma concentrada sobre vosotros. Pero puede ser que a pesar de un aspecto exterior tosco e inatractivo se revele en ellos el brillo puro de un carácter cristiano genuino. Durante el día miramos al cielo, pero no vemos las estrellas. Están allí, fijas en el firmamento, pero el ojo no puede distinguirlas. Por la noche contemplamos su brillo genuino.

“No está muy distante el tiempo cuando cada alma afrontará la prueba. Se querrá imponer la marca de la bestia sobre nosotros. Los que paso a paso cedieron a las demandas del mundo y se conformaron a las costumbres mundanas hallarán que no es difícil rendirse a los poderes existentes, más bien que sujetarse al ridículo, el insidio, la amenaza de prisión y la muerte. El conflicto es entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hombres. En este tiempo el oro será separado de la escoria en la iglesia. La verdadera piedad se distinguirá claramente de la apariencia. Más de una estrella que hemos admirado por su brillo se apagará entonces en las tinieblas. La paja será llevada por el viento como una nube, aun en lugares donde vemos solamente campos de rico trigo. Todos los que asumen los ornamentos del santuario, pero no son revestidos de la justicia de Cristo, aparecerán con la vergüenza de su propia desnudez” (5 T 80, 81).

“Los que han tenido una gran luz y preciosos privilegios, pero no los han aprovechado, con uno u otro pretexto nos abandonarán. Por no haber recibido el amor de la verdad, serán atrapados por los engaños del enemigo; prestarán oído a espíritus seductores y a doctrinal de demonios, y se apartarán de la fe. Pero, por otra parte, cuando la tormenta de la persecución se desencadene realmente sobre nosotros, las verdaderas ovejas oirán la voz del verdadero pastor. Se realizarán abnegados esfuerzos para salvar a los perdidos, y muchos que se han apartado del redil volverán a seguir al gran Pastor. El pueblo de Dios estrechará lilas y presentará al enemigo un frente unido. En vista del peligro común, cesará la lucha por la supremacía; no habrá disputas en cuanto a quién será considerado mayor. Ninguno de los verdaderos creyentes dirá: “Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas”. El testimonio de cada uno y de todos será: ‘Me aferró a Cristo; me regocijo en él como mi Salvador personal’” (6 T 400, 401).

LA IGLESIA NO CAERÁ. LOS PECADORES SERÁN ZARANDEADOS.

“Satanás obrará milagros para engañar; ensalzará su poder como supremo. Puede parecer que la iglesia está por caer, pero no cae. Permanece, mientras los pecadores de Sion serán zarandeados y arrojados afuera: la paja será separada del trigo precioso. Esta es una prueba terrible, y sin embargo debe ocurrir. Nadie sino aquellos que han estado venciendo por medio de la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio serán hallados con los que son leales a la verdad, sin mancha ninguna de pecado, sin engaño en su boca. Debemos ser despojados de nuestra propia justicia y vestidos con la justicia de Cristo” (2 SM 380).

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crucigrama - Hechos 15: 1-17

Hechos 15: 1-17 CONCILIO DE JERUSALÉN Hch 15:1  Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Hch 15:2  Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Hch 15:3  Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. Hch 15:4  Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Hch 15:5  Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Hch 15:6  Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asu

Descargar: Preparación para el tiempo del fin - 2 trimestre 2018

CRISTO Y EL FIN DE LOS DÍAS En las últimas horas de su estadía terrenal, el Jesús encarnado les dirigió estas palabras de consuelo a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino” (Juan 14:1-4). Aunque sin duda no entendieron completamente el significado de lo que les dijo, ni el tiempo en el que se cumpliría su promesa, los discípulos indudablemente obtuvieron consuelo de las palabras de Jesús. ¿Una habitación en la casa de su Padre? ¿Un lugar que Jesús mismo les estaba preparando? Seguramente, eso sería mejor que cualquier lugar de este mundo en el que se encontraban en ese momento. De hecho, no mucho antes, mientras estaba reunido con sus discípulos,

El Libro de Apocalipsis - 1º Trimestre 2019

EL LIBRO DE APOCALIPSIS  CONTENIDO Introducción ........................................................................................................ 2 1. El evangelio de Patmos.................................................................................... 5 2. En medio de los candeleros............................................................................ 12 3. Los mensajes de Jesús a las siete iglesias ..................................................... 19 4. Digno es el Cordero........................................................................................ 26 5. Los siete sellos................................................................................................ 33 6. El pueblo de Dios es sellado........................................................................... 40 7. Las siete trompetas.......................................................................................... 47 8. Satanás, un enemigo derrotado .......................