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CAPÍTULO 13 | PREPARACIÓN PARA LA CRISIS | Preparación para la crisis final


 CAPÍTULO 13. PREPARACIÓN PARA LA CRISIS.

Nota introductoria — Seriedad del tiempo y necesidad de una preparación — Factores en la preparación.

NOTA INTRODUCTORIA

EL TEMA de este capítulo final es de vital importancia. Sin lugar a dudas, el mero conocimiento teórico de los acontecimientos tremendos que caracterizarán los últimos días de la historia de nuestro mundo, no nos beneficiará mucho si no nos conduce a una experiencia de arrepentimiento y de confesión y limpieza del pecado: a una experiencia de victoria sobre las debilidades y completa entrega a Dios, así como a una consagrada actividad en favor del mundo que necesita el mensaje.

La necesidad que todos tenemos de la preparación para la gran crisis final es tan vital que justificaría que nos extendiéramos aquí en numerosos comentarios. Pero los límites de esta obra no nos lo permiten.

Por ello, lo único que podremos hacer será transcribir los párrafos de la pluma inspirada, y dejarlos a la meditación de cada lector, rogando que el Espíritu Santo mueva a cada cual a tomar los pasos que lo conduzcan más cerca que nunca del cielo y lo habiliten a recibir el sello del Dios vivo, para pasar incólume por el terrible tiempo de angustia y por fin recibir a Cristo en paz en su segunda venida.

SERIEDAD DEL TIEMPO Y NECESIDAD DE UNA PREPARACIÓN

En Mat. 25:5 leemos que todas las vírgenes se durmieron. La diferencia existente entre los dos grupos residía en la preparación previa. Las fatuas, a semejanza de las prudentes, también se durmieron, pero éstas gozaban de una experiencia con Dios. Ellas tenían el aceite del Espíritu Santo. Las fatuas carecían de esta condición vital para la salvación.

Esas vírgenes representan a la iglesia de los últimos días. Sus miembros creen las mismas verdades y esperan al mismo Señor. Pero no todos están preparándose para ese acontecimiento tan glorioso. Aquellos que no se preparen valiéndose de la ayuda de Dios, no recibirán la lluvia tardía. Serán como las vírgenes fatuas. Estas no representan a personas hipócritas. Tienen el mismo sincero deseo que las prudentes, pero les falta la preparación. Muchos consejos han sido escritos para mostrar a la iglesia su gran necesidad.

“El ‘tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente’ se iniciará pronto; y para entonces necesitaremos tener una experiencia que hoy por hoy no poseemos y que muchos no pueden lograr debido a su indolencia” (CS 680).

“Hermanos míos, ¿comprendéis que vuestra propia salvación, como también el destino de otras almas, depende de los preparativos que hagáis para la prueba que nos espera? ¿Tenéis el celo intenso, la piedad y devoción que os capacitarán para subsistir cuando hayáis de hacer frente a la oposición? Si alguna vez Dios habló por mí, llegará el momento cuando seréis llevados ante concilios, y se criticará severamente todo punto de verdad que sostenéis. El tiempo que tan pródigamente se desperdicia ahora, debiera dedicarse al encargo que Dios nos ha hecho de prepararnos para la crisis inminente” (JT 2:324).

“Vi que los hijos de Dios están en terreno encantado, y que algunos han perdido casi todo sentido de cuán corto es el tiempo y de cuánto vale el alma” (PE 120).

“Es necesario despertar al pueblo acerca de los peligros del tiempo actual, los centinelas están durmiendo” (JT 2:322).

“Satanás está reuniendo sus huestes. ¿Estamos nosotros individualmente preparados para el terrible conflicto que tenemos a las puertas? ¿Estamos preparando a nuestros hijos para la gran crisis?” (El hogar adventista, 164).

“Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe capaz de soportar el cansancio, la demora y el hambre, una fe que no desmaye a pesar de las pruebas más duras” (CS 679).

“El Señor tendrá un pueblo tan leal como el acero y de fe tan firme como el granito. Sus miembros han de ser sus testigos en el mundo, instrumentos que han de realizar una obra especial y gloriosa en el día de su preparación” (JT 1:590).

“Por lo tanto, debemos acercarnos más y más al Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria que nos habilite para permanecer firmes en la batalla, en el día del Señor. Recuerden todos que Dios es santo y que únicamente seres santos podían morar alguna vez en su presencia” (PE 71).

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo... Tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efe. 6:10-13).

“Los que resisten en cada punto, que soportan cada prueba y vencen, a cualquier precio que sea, han escuchado el consejo del Testigo fiel y recibirán la lluvia tardía, y estarán preparados para la traslación” (JT 1:66).

“Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando que el tiempo del ‘refrigerio’ y la ‘lluvia tardía’ los preparase para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡Y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia! Habían descuidado la preparación necesaria, y por lo tanto no podían recibir el refrigerio indispensable para sobrevivir a la vista de un Dios santo... Vi que nadie podrá participar del ‘refrigerio’ a menos que haya vencido todas las tentaciones y triunfado del orgullo, el egoísmo, el amor al mundo y toda palabra y obra malas” (PE 71).

“Necesitamos humillarnos ante el Señor, ayunar, orar y meditar mucho en su Palabra, especialmente acerca de las escenas del juicio” (CS 659).

“Los que no hacen esfuerzos decididos, sino que simplemente esperan que el Espíritu Santo los fuerce a obrar, perecerán en las tinieblas. No habéis de sentaros tranquilamente y permanecer ociosos en la obra de Dios” (SC 283).

FACTORES EN LA PREPARACIÓN

1. Estudio de la Palabra de Dios (en la Biblia y en el espíritu de profecía)

“Se me ha mostrado que muchos de los que profesan conocer la verdad presente no saben lo que creen. No comprenden las evidencias de su fe. No tienen justo aprecio de la obra para el tiempo actual. Cuando venga el tiempo de prueba, habrá hombres que, si bien están predicando ahora a otros, al examinar sus creencias hallarán que hay muchas cosas de las cuales no pueden dar una razón satisfactoria. Hasta que no sean así probados, no conocerán su gran ignorancia. Y en la iglesia son muchos los que se figuran comprender lo que creen, y no se percatarán de su propia debilidad mientras no se levante una controversia. Cuando estén separados de los que sostienen la misma fe, y estén obligados a destacarse solos para explicar su creencia, se sorprenderán al ver cuán confusas son sus ideas de lo que habían aceptado como verdad” (JT 2:312).

“Los que quieran permanecer firmes en estos tiempos de peligro deben comprender por si mismos el testimonio de las Escrituras” (CS 616).

“Los que busquen sinceramente el conocimiento de la verdad, y se esfuercen en purificar sus almas mediante la obediencia, haciendo así lo que pueden en preparación para el conflicto, encontrarán seguro refugio en el Dios de verdad” (CS 617).

“Sólo los que hayan estudiado diligentemente las Escrituras y hayan recibido el amor de la verdad en sus corazones, serán protegidos de los poderosos engaños que cautivarán al mundo” (CS 683).

“Cuando llegue el tiempo de la prueba, los que hayan seguido la Palabra de Dios como regla de conducta, serán dados a conocer. En verano no hay diferencia notable entre los árboles de hojas perennes y los que las pierden: pero cuando vienen los vientos de invierno los primeros permanecen verdes en tanto que los otros pierden su follaje” (CS 660).

“Sólo los que hayan fortalecido su espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el Último gran conflicto. . . La hora critica se acerca” (CS 651).

“‘Escudriñad las Escrituras’ (Juan 5:39). Estudiad vuestra Biblia como nunca la habéis estudiado antes. A menos que subáis a un nivel más elevado y santo en vuestra vida religiosa, no estaréis listos para la aparición de nuestro Señor” (JT 2:321).

“Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se relacionan con los últimos días requieren en forma especial nuestro estudio” (PVGM 122).

“El Espíritu de Dios ha iluminado toda página de la Sagrada Escritura, pera hay personas sobre las cuales ésta hace poca impresión, porque es imperfectamente comprendida” (TM 109).

“Cuando Dios manda a los hombres avisos tan importantes que las profecías los representan como proclamados por santos ángeles que vuelan por el cielo, es porque él exige que toda persona dotada de inteligencia les preste atención. Los terribles juicios que Dios pronunció contra los que adoran la bestia y su imagen (Apoc. 14:9-11) deberían inducir a todos a estudiar diligentemente las profecías para saber lo que es la marca de la bestia y cómo pueden evitarla” (CS 652).

“Las profecías nos anuncian el porvenir con la misma claridad con que Cristo predijo su propia muerte a los discípulos. Los acontecimientos relacionados con el fin del tiempo de gracia y la preparación para el tiempo de angustia han sido presentados con claridad. Pero hay miles de personas que comprenden estas importantes verdades de modo tan incompleto como si nunca hubiesen sido reveladas. Satanás procura arrebatar toda impresión que podría llevar a los hombres por el camino de la salvación, y el tiempo de angustia no los encontrará listos” (CS 652).

“Nos esperan tiempos peligrosos. Todo aquel que tiene conocimiento de la verdad deberá despertarse y entregarse en cuerpo, alma y mente, bajo la disciplina de Dios. El enemigo nos persigue: debemos estar bien despiertos y prevenidos contra él; debemos revestir la armadura completa de Dios; debemos seguir las direcciones que nos han sido dadas por el espíritu de profecía. Debemos amar la verdad presente y obedecerla. Esto nos preservará de aceptar graves errores. Dios nos Ii3 hablado por su Palabra, por los testimonios enviados a la iglesia y por los libros que han contribuido a explicar nuestro deber presente y la posición que debiéramos ocupar actualmente. Debemos prestar atención a las advertencias que nos han sido dadas línea tras línea, precepto tras precepto: si las descuidamos, ¿de qué excusa nos valdremos?” (JT 3:275).

La comprensión incompleta reconoce como causa la falta de un estudio diligente y acompañado de oración de las verdades y profecías divinas, tanto en la Biblia como en los mensajes del espíritu de profecía.

“Muchos actúan directamente en contra de la luz que el Señor ha dado a su pueblo, porque no leen los libros que contienen la luz y el conocimiento en forma de palabras de cautela, reproches y amonestaciones” (4 T 391).

2. Comunión con Dios: oración fervorosa

“De cuando en cuando Jesús enviaba un rayo de luz a los que angustiosamente oraban, para iluminar su rostro y alentar su corazón. Vi que algunos no participaban en esta obra de acongojada demanda, sino que se mostraban indiferentes y negligentes, sin cuidarse de resistir a las tinieblas que los envolvían, y éstas los encerraban como una nube densa. Los ángeles de Dios se apartaron de ellos y acudieron en auxilio de los que anhelosamente oraban. Vi ángeles de Dios que se apresuraban a auxiliar a cuantos se empeñaban en resistir con todas sus fuerzas a los ángeles malos y procuraban ayudarse a si mismos invocando perseverantemente a Dios. Pero nada hicieron sus ángeles por quienes no procuraban ayudarse a si mismos, y los perdí de vista” (PE 270).

“Las personas a quienes Dios ha hecho depositarías de su ley... deben interceder poderosamente con Dios para obtener ayuda ahora. El amor de Cristo debe difundirse en su propio corazón. El Espíritu de Cristo debe ser derramado sobre ellos, y deben prepararse para subsistir en el juicio” (JT 2:154).

Necesitamos aprender a orar con la misma intensidad y el mismo fervor con que lo hizo Jacob en la noche de angustia. Sólo cuando luchamos de esta manera con Dios nuestra vida es transformada, nuestro carácter es cambiado, y por lo tanto también nuestro nombre, y obtenemos la preparación tan necesaria.

3. Limpieza del pecado y victoria sobre las debilidades

“Si Jacob no se hubiese arrepentido previamente del pecado que cometió al adueñarse fraudulentamente del derecho de primogenitura, Dios no habría escuchado su oración ni le hubiese salvado la vida misericordiosamente. Así, en el tiempo de angustia, si el pueblo de Dios conservase pecados aún inconfesos, cuando lo atormenten el temor y la angustia, sería aniquilado... “Satanás induce a muchos a creer que Dios no se fija en la infidelidad de ellos respecto a los asuntos menudos de la vida; pero, en su actitud con Jacob, el Señor demuestra que en manera alguna sancionará ni tolerará el mal. Todos los que tratan de excusar u ocultar sus pecados, dejándolos sin confesar y sin haber sido perdonados en los registros del cielo, serán vencidos por Satanás” (CS 677, 678).

“Ante la perspectiva de aquel gran día, la Palabra de Dios exhorta a su pueblo del modo más solemne y expresivo a que despierte de su letargo espiritual, y a que busque su faz con arrepentimiento y humillación: ‘¡Tocad trompeta en Sion, y sonad alarma en mi santo monte!’ (Joel 2:1, VM)” (CS 356).

“Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento” (Joel 2:12).

“Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús” (PE 71).

“Ninguno de nosotros recibirá jamás el sello de Dios mientras nuestros caracteres tengan una mancha. Nos toca a nosotros remediar los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma de toda contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como cayó la lluvia temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés” (JT 2:69).

“Dijo el ángel: ‘Dios irá probando cada vez más de cerca a cada uno de sus hijos’. Algunos están dispuestos a aceptar un punto: pero cuando Dios los prueba en otro, lo rehuyen y retroceden, porque hiere directamente algún ídolo suyo. Así tienen oportunidad de ver lo que hay en su corazón que los aísla de Jesús. Hay algo que aprecian más que la verdad y su corazón no está preparado para recibir a Jesús. Los individuos son probados durante cierto tiempo para ver si quieren sacrificar sus ídolos y escuchar el consejo del Testigo fiel” (JT 1:65, 66).

4. Una entrega completa a Dios

“Cuando el alma se entrega a Cristo, un nuevo poder se posesiona del nuevo corazón. Se realiza un cambio que ningún hombre puede realizar por su cuenta. Es una obra sobrenatural, que introduce un elemento sobrenatural en la naturaleza humana. El alma que se entrega a Cristo, llega a ser una fortaleza suya, que el sostiene en un mundo en rebelión, y no quiere que otra autoridad sea conocida en ella sino la suya. Un alma así guardada en posesión por los agentes celestiales es inexpugnable para los asaltos de Satanás” (DTG 291).

“Conságrale a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: ‘Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti’. Este es un asunto diario. Cada mañana, conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o aún donarlos, según te lo indicare su providencia. Podrás así poner cada día tu vida en las manos de Dios, y ella será cada vez más semejante a la de Cristo” (CC 70).

Nuestra entrega a Cristo, nuestra consagración a Dios, para que sea eficaz, debe renovarse cada día.

“Satanás quiere que nadie vea la necesidad de una completa entrega a Dios. Cuando el alma no hace esta entrega, no abandona el pecado: los apetitos y pasiones luchan por el predominio: las tentaciones confunden la conciencia, de manera que la verdadera conversión no se realiza. Si todos tuviesen un concepto del conflicto que cada alma debe sostener con los agentes satánicos que están tratando de entrampar, seducir y engañar, habría una labor diligente mucho mayor en favor de los que son jóvenes en la fe” (JT 2:390).

5. Un trabajo diligente para Cristo

“Hemos de ser como hombres que aguardan a su Señor, no en ociosa expectativa, sino trabajando fervientemente, con fe inquebrantable. No es ahora el momento de permitir que nuestras mentes se enfrasquen en cosas de menor importancia” (JT 2:152).

“La obra que la iglesia no ha hecho en tiempo de paz y prosperidad, tendrá que hacerla durante una terrible crisis, en las circunstancias más desalentadoras y prohibitivas. Las amonestaciones que la conformidad al mundo ha hecho callar o retener, deberán darse bajo la más fiera oposición de los enemigos de la fe” (JT 2:164).

“Cristo ha confiado a vuestra custodia los talentos de recursos y de influencia, y os ha dicho: Aprovechadlos hasta que vuelva. Cuando el Maestro venga y haga cuentas con sus siervos, y todos sean llamados a rendir la más estricta cuenta acerca de la forma en que han empleado los talentos confiados a ellos, ¿cómo soportará Ud., mi querido hermano, la investigación?” (4 T 51).

6. Actividad en pro de la libertad religiosa

“Es nuestro deber hacer todo lo que está en nuestro poder para evitar el peligro que nos amenaza. Debemos esforzarnos por desarmar el prejuicio y colocarnos en la debida luz delante de la gente. Debemos presentarles realmente lo que está en cuestión, e interponer así la protesta más eficaz contra las medidas destinadas a restringir la libertad de conciencia. Debemos escudriñar las Escrituras para poder dar razón de nuestra fe. Dice el profeta: ‘Los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero entenderán los entendidos’ (Dan. 12:10)” (JT 2:152).

“Cuando los reformadores nacionales empezaron a insistir en que se adoptasen medidas para restringir la libertad religiosa, nuestros diligentes debieran haber comprendido la situación y haber trabajado seriamente para contrarrestar estos esfuerzos. No concuerda con la orden de Dios que nuestro pueblo haya sido privado de la luz, la verdad presente que necesita para este tiempo. No todos nuestros ministros que están dando el mensaje del tercer ángel comprenden realmente lo que constituye este mensaje. El movimiento de Reforma Nacional ha sido considerado por algunos como de tan poca importancia que no merece mucha atención, y hasta les ha parecido que si se la dedicase, estarían ocupando su tiempo en cuestiones distintas del mensaje del tercer ángel” (JT 2:322).

Este párrafo se refiere a un movimiento en pro de la reforma de la Constitución norteamericana, que a fines del siglo pasado proponía declarar a los Estados Unidos como nación cristiana, anulando en gran parte la separación de la iglesia y el estado. Las citas siguientes se refieren también a lo mismo:

“Pero con demasiada frecuencia, el caudillo ha estado vacilando y pareciendo decir: ‘No nos apresuremos demasiado. Puede haber un error. Debemos tener cuidado de no provocar una falsa alarma’. La misma vacilación e incertidumbre de su parte clama: ‘Paz y seguridad’ (1 Tes. 5:3). No os excitéis. No os alarméis. Se le da a esta cuestión de la Enmienda Religiosa más importancia de la que tiene. Esta agitación se apagará’. En esta forma se niega virtualmente el mensaje enviado por Dios; y la amonestación que estaba destinada a despertar la iglesia no realiza su obra” (JT 2:322, 323).

“Como pueblo no hemos hecho la obra que Dios nos ha confiado. No estamos listos para la crisis que nos impondrá la promulgación de la ley dominical. Es deber nuestro, mientras vemos las señales de que se acerca el peligro, levantarnos y obrar. Nadie se quede sentado en serena expectación... Elévense oraciones muy fervientes; y luego trabajemos en armonía con nuestras oraciones” (JT 2:320, 321).

Dios nos ayude, como pueblo suyo, a comprender la gravedad del tiempo en que vivimos, a advertir nuestra gran necesidad espiritual, y a procurar de todo corazón una verdadera experiencia con Dios, que nos habilite a pasar triunfantes por las últimas horas de zozobra y a encontrar al Señor en paz.

 

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