Ir al contenido principal

Lección 7: INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS PARTE 1 | Libro de Marcos | Libro complementario

 

Lección 7:

INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS

PARTE 1

Todos tenemos momentos de transición en nuestra vida: la primera vez que nos vamos de casa, la graduación, el primer trabajo, el matrimonio, el nacimiento de un hijo, un ascenso o la muerte de un ser querido. Estos momentos son memorables porque representan un cambio en lo que somos y en nuestra forma de entender la vida. Los celebramos cuando representan esperanza y progreso. Los lamentamos cuando representan una pérdida.

El Evangelio de Marcos está dividido en dos secciones principales: los capítulos 1 a 8 y los capítulos 8 a 16. El punto de inflexión se encuentra en el capítulo 8, donde se pasa del énfasis en quién es Jesús para centrarse en a donde va. Esta transición no fue fácil de asimilar para los discípulos porque no respondía a sus expectativas. Jesús iba al Calvario, un destino que nunca concibieron como apropiado para él.

Abriendo los ojos de ellos

La transición a la segunda mitad del Evangelio de Marcos es hecha de una forma poco habitual, con una historia exclusiva de Marcos: la curación de un ciego. Por supuesto, Jesús curó a menudo a ciegos en su ministerio: a Bartimeo (Mar. 10:46-52), a un ciego de nacimiento (Juan 9) y a dos ciegos (Mat. 20:29-34), por nombrar algunos. Lo inusual aquí es que no cura completamente la ceguera de una vez, sino que, como parte del proceso, le pregunta al hombre qué ve. El hombre responde que ve hombres caminando, pero que parecen árboles. Jesús vuelve a tocarle los ojos, y el hombre ve ahora con claridad. ¿Qué ocurre aquí? Parece que se trata de una parábola actuada que ilustra el proceso por el que los discípulos llegan a comprender mejor la misión de Jesús y su propio discipulado.

A continuación, Marcos 8:27 al 10:52 constituye una sección del evangelio centrada en la enseñanza a los discípulos acerca del discipulado. Los tres capítulos siguen un patrón bastante organizado.

En primer lugar, Jesús predice su muerte y, a continuación, da instrucciones a sus discípulos. Este patrón aparece tres veces, con cada predicción de su muerte (Mar. 8:31; 9:31; 10:33, 34). En cada caso, Jesús acompaña su declaración con lecciones para sus discípulos. En Marcos 8:34 al 9:1 habla del costo del discipulado. En Marcos 9:33 al 50 explica en qué consiste la verdadera grandeza y la cooperación con quienes trabajan para Jesús, además de advertir acerca de las tentaciones a pecar. En Marcos 10:35 al 45 responde a una petición de Santiago y Juan enseñándoles que el servicio a los demás es la verdadera grandeza.

Alrededor de toda esta sección están las curaciones de dos ciegos: el ciego sanado con dos toques en Marcos 8:22 al 26 y la curación del ciego Bartimeo en Marcos 10:46 al 52. La curación del primer ciego ilustra cómo los discípulos aprenden poco a poco quién es Jesús y qué significa seguirlo. La curación de Bartimeo ilustra el valor de seguir a Jesús después de haber recibido la vista espiritual.

El costo del discipulado

Desde el principio, el Evangelio de Marcos deja claro que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios (Mar. 1:1). Sin embargo, los personajes del relato evangélico, aparte de los endemoniados, no reconocen quién es él. Este hecho nos da una perspectiva que no tenían los personajes de la primera mitad del evangelio. Nuestra perspectiva ventajosa nos ayuda a apreciar qué ocurre en la narración y cómo avanzan progresivamente los discípulos hacia una comprensión más profunda de quién es Jesús.

Pero en Marcos 8:27 al 30, el telón se descorre cuando Jesús pregunta solemnemente: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?" (vers. 27). Los discípulos responden con algunas de las opiniones equivocadas que la gente tiene acerca de Jesús (Mar. 6:14-16). Pero Jesús insiste con la verdadera pregunta acerca del discipulado: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?" (vers. 29). Es Pedro quien responde con una confesión clara: "Tú eres el Cristo" (vers. 29). Podríamos pensar que, llegados a este punto, Jesús diría: "¡Así es! ¡Difundan la noticia!" Pero en lugar de eso, dice a sus discípulos que guarden para sí ese conocimiento. Esta orden puede parecemos desconcertante en el siglo XXI, pero, en el siglo I, afirmar ser un mesías tenía connotaciones políticas peligrosas para quien lo decía. Esto explica el mandato de Jesús desde un punto de vista histórico. Proclamar abiertamente esta verdad habría acortado su ministerio.

Pero, a nivel teológico, el llamado al secreto tiene un enfoque diferente. A lo largo de Marcos, vemos que la revelación y el secreto van de la mano (ver Mar. 5:21 al 43, donde Jairo y la mujer con hemorragia ilustran la revelación y el secreto: él empieza en público, pero termina en secreto; ella empieza en secreto y lo cuenta todo ante la multitud). Aquí, en Marcos 8, no es diferente. Jesús acaba de ser revelado y confesado como el Mesías, pero ello debe mantenerse en secreto por el momento. A medida que avanza el Evangelio de Marcos, la verdad emerge, junto con la responsabilidad de los discípulos de proclamar la buena noticia acerca de su Señor resucitado.

Tras la confesión mesiánica de Pedro acerca de Jesús, este comienza a revelar a sus discípulos hacia dónde se dirige: a una cruz romana. Esto no es lo que querían oír. Pedro incluso reprende (griego epitimao, "reprender, advertir o censurar", la misma palabra griega que Jesús empleó en su respuesta a la confesión de Pedro, cuando advirtió a los discípulos que no dijeran quién era) a Jesús. Pedro, por su parte, advirtió a Jesús que no siguiera por el camino del sufrimiento, lo que provocó una fuerte reprimenda del Maestro, quien llamó "Satanás" a Pedro por sugerir algo que no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios (vers. 33).

Después de este intercambio, Jesús explica a los Doce y a los demás qué implica ser un discípulo suyo: la abnegación total, tomar la cruz y seguirlo. Lo sorprendente, sin embargo, es la forma en la que Jesús apoya su llamado al discipulado. En Marcos 8:35 al 38 señala el provecho de ser un discípulo: salvar la vida perdiéndola, cambiar la muerte por la vida eterna y no avergonzarse cuando Jesús regrese. Desde este punto de vista, la abnegación es el camino que conduce a la verdadera ganancia y da sentido a lo que la gente considera una insensatez: desprenderse de las ganancias mundanas.

El monte y la multitud

El relato de la transfiguración y el encuentro con el muchacho endemoniado aparecen inmediatamente después de la confesión de Pedro y la explicación de Jesús acerca del costo del discipulado. En Marcos 9:1, Jesús se refiere a algunos de los presentes "que no gustarán la muerte hasta que no vean el Reino de Dios después de haber venido con poder". Esta afirmación incomoda a quienes piensan que sugiere que los cristianos del primer siglo esperaban que Jesús regresara en sus días y que incluso el propio Jesús tenía esa expectativa.

Dos detalles de Marcos 9:1 apuntan en una dirección diferente. En primer lugar, Jesús afirma que algunos de los que estaban allí verían llegar el Reino con poder. El Nuevo Testamento enseña claramente que todos verán a Jesús cuando regrese (Mat. 24; Mar. 13; Luc. 21; 1 Tes. 4:13-18; Apoc. 1:7). Por lo tanto, el hecho de que algunos lo verían entonces sugiere que ello habría de ser un anticipo del gran y glorioso día de su regreso.

En segundo lugar, Jesús afirma claramente que algunos de los que verían el Reino venir en gloria morirían más tarde: "No gustarán la muerte hasta que hayan visto el Reino de Dios venir con poder" (Mar. 9:1; énfasis añadido). Verían el Reino venir con poder, pero no entrarían en él. Y después de eso, morirían. Cuando Jesús regrese, los santos ya no morirán (1 Tes. 4:13-18; 1 Cor. 15). Por lo tanto, ver "el reino venir con poder" se refiere a un anticipo del gran día en el que nuestro Señor regresará en gloria. El relato de la transfiguración que aparece en Marcos 9:2 al 13 cumple exactamente esa predicción y, por tanto, es a lo que Jesús se refería.

No se especifica exactamente dónde ocurre la transfiguración. Dos lugares posibles son el monte Hermón, la mayor elevación cercana a Cesarea de Filipo, donde ocurrió la confesión de Pedro, y el monte Tabor, más al sur, cerca del valle de Jezreel. Puesto que en el texto no se identifica el monte, no es posible saber a ciencia cierta si la transfiguración ocurrió en alguno de ellos. Sin embargo, lo importante es lo que ocurrió allí.

En la transfiguración, Jesús es glorificado y reafirmado por Dios Padre como su Hijo. Se reúne con Elías y Moisés. Elías fue trasladado vivo al Cielo (2 Rey. 2), y Moisés sirvió a Dios, murió y resucitó (Judas 9). Estos dos visitantes celestiales hablan con Jesús en el monte. Marcos no registra lo que dicen, pero el Evangelio de Lucas afirma que hablan de la "partida" (griego éxodos) de Jesús, que se cumplirá en Jerusalén (Luc. 9:31). Durante su permanencia en la Tierra, Moisés y Elías vieron la apostasía, el pecado y el fracaso, y animan a Jesús con miras a su gran sacrificio en la Cruz. Su calvario valdrá la pena por el gozo de ver a las almas redimidas en el Reino (comparar con Heb. 12:2).

Tres discípulos (Pedro, Santiago y Juan) son testigos de la transfiguración. Es una experiencia inolvidable. Pedro sugiere hacer tres tiendas: una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías. Pero entonces una nube los cubre, y la voz de Dios declara: "¡Este es mi Hijo amado! ¡Escúchenlo a él!" (Mar. 9:7). Esta escena recuerda el descenso de Dios sobre el monte Sinaí y su proclamación de los Diez Mandamientos. Se trata de una teofanía, una aparición de Dios.

Las teofanías bíblicas comparten cinco características: (1) la manifestación gloriosa, (2) el temor humano, (3) las palabras "no temas", (4) una revelación de parte de Dios, y (5) una respuesta humana. La mayoría de estas características aparecen en la escena de la transfiguración. La manifestación gloriosa es la aparición de

Jesús y la nube (vers. 3, 7). El temor humano es mencionado en el versículo 6. La revelación es la proclamación de Dios de que Jesús es su Hijo amado y que los discípulos deben escucharlo (vers. 7). La respuesta humana es la propuesta de Pedro de levantar tres tiendas (vers. 5) y la discusión que los discípulos mantienen con Jesús mientras descienden de la montaña (vers. 9-13).

El significado de la transfiguración es la afirmación de Jesús como Hijo de Dios. Confirma la fe de los discípulos en Jesús cuando se acerca la crucifixión. El lector lo sabe desde el principio del evangelio (1:1), pero es importante que los tres discípulos reconozcan la identidad de Jesús para ayudarlos así a capear el temporal de la Pasión. Jesús intenta deliberadamente prepararlos para la Cruz con referencias a su muerte y resurrección y a la desaparición de Juan el Bautista, el precursor (vers. 9, 12, 13).

Al pie del monte, la escena es muy diferente de la transfiguración. Jesús se encuentra con un muchacho endemoniado y su padre. Para su vergüenza, los nueve discípulos que habían permanecido al pie del monte no pudieron expulsar al demonio. Jesús responde lamentándose de la incredulidad de la gente e incluso de la de sus propios discípulos.

Encontrarse con la incredulidad tras la experiencia en la cima del monte no es muy diferente de la experiencia de Moisés cuando bajó del Sinaí con Josué y encontró a los israelitas adorando el becerro de oro (Éxo. 32:15-20). Al Igual que Moisés, Jesús vencerá al mal al pie del monte.

El muchacho con el que Jesús se encuentra está poseído por un espíritu inmundo. En Marcos 9:18 se utilizan varias expresiones específicas para describir su situación. El espíritu (1) se apodera de él y (2) lo arroja al suelo. El muchacho (3) echa espuma por la boca, (4) rechina los dientes y (5) se pone rígido. Los médicos ven aquí síntomas de epilepsia, pero los evangelios atribuyen el estado del muchacho a una posesión demoníaca. Esto no significa que los evangelistas se equivocaran al atribuir un trastorno neurológico a fuerzas espirituales. Es posible que la posesión demoníaca reflejara en muchos aspectos lo que hoy se conoce como epilepsia. Además, no debemos ir al extremo opuesto y llamar posesión demoníaca a la epilepsia y otros trastornos. Ambos tienen un origen distinto.1

Un aspecto interesante de esta historia es la actitud del padre del muchacho. Se siente abrumado por el fracaso de los discípulos al tratar de restaurar a su hijo. Cuando se encuentra con Jesús, su vacilante esperanza da paso a su súplica: "Si puedes algo, ayúdanos. Compadécete de nosotros" (vers. 22). Jesús replica: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible" (vers. 23). De repente, el padre se da cuenta de que el problema no es solo el estado de su hijo, sino su propia fe vacilante. Responde encomendándose a la misericordia del Salvador: "¡Creo! ¡Ayuda mi poca fe!" (vers. 24). Jesús restaura al muchacho.

Esta historia tiene lecciones importantes. Nuestro lugar en el ministerio no es simplemente estar con Jesús en la cima del monte en comunión con Dios; también está abajo, en el valle, con quienes padecen problemas reales. Nuestra vocación no es simplemente compartir el mensaje del evangelio, sino también vivirlo practicando el amor y la misericordia de Dios. Puede que la fe de algunos sea débil, pero aumenta cuando los ayudamos.

El rico en el infierno -

Al final del capítulo 9, Jesús aborda dos conceptos que preocupan a la gente (vers. 42-50). Uno es la idea de cortar una mano o un pie o sacar un ojo si eso hace pecar a una persona. ¿Debe este mandato ser tomado al pie de la letra? El otro es la cuestión de lo que parece ser un infierno eternamente ardiente, "donde el gusano de ellos no muere y el fuego no se apaga" (vers. 48, cita de Isa. 66:24).

Estos dos "textos problemáticos" son un ejemplo de cómo Jesús utiliza la hipérbole, o exageración, y la comedia para dar a entender algo.2 Jesús no enseña la automutilación, algo que era rechazado en el judaismo (Deut. 14:1; 1 Rey. 18:28)3 En cambio, está ilustrando el hecho de que deberíamos preferir perder una mano, un pie o un ojo antes que cometer un pecado. El pecado es un asunto serio y debemos evitarlo.

La comedia como recurso ilustrativo aparece luego del ejemplo de la "cirugía" drástica, cuando Jesús habla de personas cojas, ciegas y desfiguradas que entran en el Cielo porque "extirparon" el pecado de sus vidas, a diferencia de quienes terminan en el lago de fuego con ambos ojos, manos y pies por haberse apegado al mal. De nuevo, no se trata de una imagen literal, sino de una representación de la tragedia de aferrarse al pecado, que arruina la vida. Es menos grave perder metafóricamente un miembro o un ojo que aferrarse al pecado.

¿Cómo sabemos que no se trata de una imagen literal? Porque los que entren en el Reino celestial estarán sanos y salvos, no cojos, ciegos o desfigurados (1 Cor. 15). La hipérbole y la comedia nos ayudan a comprender que Jesús está insistiendo en la importancia de abandonar el pecado; no está recomendando la automutilación.


1  Ver el provechoso análisis que aparece en R. T. France, The Gospel of Mark, New International Greek Testament Commentary (Grand Ra-pids: Eerdmans, 2002), pp. 362, 363. Acerca de la epilepsia y su tratamiento, ver Mary J. England y otros eds., Epilepsy across the spectrum: Promoting health and understanding (Washington, D.C.: National Acade-mies Press, 2012), https://nap.nationalacademies.org/catalog/13379/ epilepsy-across-the-spectrum-promoting-health-and-understanding.

2  Aveces, pregunto a mis alumnos cuántos textos problemáticos hay en la Biblia. Es una pregunta capciosa. No hay textos problemáticos en la Biblia. El texto no es el problema. El problema es nuestra comprensión del texto.

3  Ver Mark L. Strauss, Mark, Zondervan Exegeticai Commentary on the New Testament (Grand Rapids: Zondervan, 2014), pp. 413, 414.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crucigrama - Hechos 15: 1-17

Hechos 15: 1-17 CONCILIO DE JERUSALÉN Hch 15:1  Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Hch 15:2  Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Hch 15:3  Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. Hch 15:4  Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Hch 15:5  Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Hch 15:6  Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asu

Descargar: Preparación para el tiempo del fin - 2 trimestre 2018

CRISTO Y EL FIN DE LOS DÍAS En las últimas horas de su estadía terrenal, el Jesús encarnado les dirigió estas palabras de consuelo a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino” (Juan 14:1-4). Aunque sin duda no entendieron completamente el significado de lo que les dijo, ni el tiempo en el que se cumpliría su promesa, los discípulos indudablemente obtuvieron consuelo de las palabras de Jesús. ¿Una habitación en la casa de su Padre? ¿Un lugar que Jesús mismo les estaba preparando? Seguramente, eso sería mejor que cualquier lugar de este mundo en el que se encontraban en ese momento. De hecho, no mucho antes, mientras estaba reunido con sus discípulos,

El Libro de Apocalipsis - 1º Trimestre 2019

EL LIBRO DE APOCALIPSIS  CONTENIDO Introducción ........................................................................................................ 2 1. El evangelio de Patmos.................................................................................... 5 2. En medio de los candeleros............................................................................ 12 3. Los mensajes de Jesús a las siete iglesias ..................................................... 19 4. Digno es el Cordero........................................................................................ 26 5. Los siete sellos................................................................................................ 33 6. El pueblo de Dios es sellado........................................................................... 40 7. Las siete trompetas.......................................................................................... 47 8. Satanás, un enemigo derrotado .......................