PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Lee el capítulo titulado «No se turbe vuestro corazón», páginas 633 a 650 de El Deseado de todas las gentes, de Elena G. de White.
«El Señor se chasquea cuando su pueblo se tiene en estima demasiado baja. Desea que su heredad escogida se estime según el valor que él le ha atribuido. Dios la quería; de lo contrario no hubiera mandado a su Hijo a una empresa tan costosa para redimirla. Tiene empleo para ella y le agrada cuando le dirige las más elevadas demandas a fin de glorificar su nombre. Puede esperar grandes cosas si tiene fe en sus promesas.
»Pero orar en nombre de Cristo significa mucho. Significa que hemos de aceptar su carácter, manifestar su espíritu y realizar sus obras. La promesa del Salvador se nos da bajo cierta condición. “Si me amáis —dice— guardad mis mandamientos”. Él salva a los hombres no en el pecado, sino del pecado; y los que le aman mostrarán su amor obedeciéndole.
»Toda verdadera obediencia proviene del corazón. La de Cristo procedía del corazón. Y si nosotros consentimos, se identificará de tal manera con nuestros pensamientos y fines, amoldará de tal manera nuestro corazón y mente en conformidad con su voluntad, que cuando le obedezcamos estaremos tan solo ejecutando nuestros propios impulsos. La voluntad, refinada y santificada, hallará su más alto deleite en servirle. Cuando conozcamos a Dios como es nuestro privilegio conocerle, nuestra vida será una vida de continua obediencia. Si apreciamos el carácter de Cristo y tenemos comunión con Dios, el pecado llegará a sernos odioso» (Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, p. 637).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué puede significar «recibir desinteresadamente»? ¿Cómo crees que será la relación de dar y recibir en el Cielo y en la Tierra Nueva?
2. Provenientes de una parte lejana del cosmos (quizá más allá del alcance del telescopio espacial James Webb), los mensajeros celestiales se refirieron al profeta Daniel como jamudot: en hebreo, «amado, deseable, precioso ». Y lo hicieron tres veces. En Daniel 9: 23, Gabriel dice: «Porque tú eres muy amado» (ki jamudot attah). En Daniel 10: 11, un ser celestial (tal vez nuevamente Gabriel) lo llama, «varón muy amado» (ish jamudot), una frase repetida a Daniel más tarde (Dan. 10: 19). Piensa en lo que esto dice de Dios y de cuán cerca está de nosotros. ¿Qué esperanza puedes extraer para ti mismo de esta asombrosa verdad?
3. ¿Cómo se relacionan los ejemplos de los héroes de la fe de los que se habla en Hebreos 11 con el contenido de la lección de esta semana? Específicamente, ¿qué revelan tales ejemplos acerca de cómo es posible «agradar a Dios» por la fe? ¿Qué puedes aprender y aplicar a tu vida diaria de esos ejemplos de fe y fidelidad?
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