DIOS ES APASIONADO Y COMPASIVO
Sábado 18 de enero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 103: 13; Isaías 49: 15; Oseas 11:1-9; Mateo 23: 37; 2 Corintios 11: 2; 1 Corintios 13: 4-8.
PARA MEMORIZAR
«¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti!» (Isa. 49: 15).
A menudo se considera que las emociones son indeseables y deben evitarse. Para algunos, son intrínsecamente irracionales y, por lo tanto, las personas de bien no deberían ser «emotivas». Según cierta escuela filosófica griega de la antigüedad, la persona ideal era «racional», insensible a las pasiones y soberana sobre sus emociones mediante el raciocinio.
Las emociones desenfrenadas pueden ser problemáticas. Sin embargo, Dios nos creó con la capacidad de experimentar emociones. Además, él mismo es retratado en las Escrituras como quien experimenta emociones profundas. Si es así, estas no pueden ser intrínsecamente malas o irracionales, pues el Dios de la Biblia posee una bondad y una sabiduría perfectas.
Aunque hay hermosas verdades derivadas del hecho de que el amor de Dios por nosotros es profundamente emocional, no debe perderse de vista que ese amor no es idéntico a las emociones humanas.
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