RESEÑA
Enfoque del estudio: Isaías
5:1-4; Mateo 21:33-41; Romanos 3:25, 26; 5:8; Apocalipsis 15:3; 19:2.
Introducción: Se
nos invita a reconocer y proclamar la justicia de Dios y su amor hacia su
pueblo.
La lección de esta semana
enfatiza tres nociones importantes:
Debemos reconocer que Dios
es justo: En la parábola de la viña, la justicia de Dios es
aseverada y reconocida por la audiencia. Jesús cuenta la parábola de manera que
su público reconozca la legitimidad de las acciones del propietario del viñedo
en contraste con las de los viñadores.
Debemos reconocer las
intenciones amorosas de Dios: En Mateo 21:33 al 41.
el público reconoció que el dueño del viñedo había hecho todo lo posible antes
de ejecutar su juicio contra los malvados. De la misma manera, Dios señala en
Isaías 5 que había hecho todo lo posible por su pueblo. La pregunta: "¿Qué
más se podía hacer a mi viña que yo no haya hecho en ella?" es un llamado
a reconocer que las intenciones de Dios en favor de su pueblo eran amorosas y
que él había agotado todas las opciones (Isa. 5:4).
Debemos proclamar la
justicia y las intenciones amorosas de Dios: La Biblia nos
invita no solo a reconocer la justicia de Dios y sus acciones amorosas, sino
también a proclamar que Dios es perfectamente justo y recto. En Apocalipsis
15:3, los santos proclaman: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, Señor
Dios Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las
naciones!"
¿Cómo podemos reconocer y
proclamar la justicia y las intenciones amorosas de Dios en nuestra vida
cotidiana y en nuestras conversaciones acerca de Dios?
Debemos
reconocer que Dios es justo
Según las Escrituras,
nosotros, criaturas débiles y limitadas, no estamos en condiciones de juzgar
los caminos de Dios (ver el discurso de Dios en Job 38 al 42 y también Rom.
9:20). Al mismo tiempo, se nos invita a reconocer que Dios es justo. Romanos
3:25 indica que la sangre de Cristo es una demostración (el término griego
utilizado es ende/x/'s) de la justicia de Dios, quien pacientemente no tuvo en
cuenta "los pecados pasados" (Rom. 3:25). Por lo tanto, la sangre de
Cristo demuestra que Dios no solo es perdonador o justificador, sino también
justo. Cabe destacar que el sustantivo griego ende/x/'s, traducido en distintas
versiones bíblicas como "para demostración" o "para
mostrar" lleva en sí la idea de "lo que obliga intelectual o emocionalmente
a aceptar algo como demostración o prueba" (Danker, A
Greek-English lexicón ofthe New Testament and other Early Chrístian Uterature, p.
332).
De allí que el uso de este
sustantivo en Romanos 3:26 enfatice el hecho de que Dios no solo es justo, sino
también pretende demostrarnos que lo es. Thomas Schreiner sostiene que en este
pasaje encontramos el "deseo de Dios de demostrar su justicia". En
otras palabras, el Señor desea dejar en claro que él es justo. Este mismo autor
añade que, "al demostrar su justicia salvadora y evaluadora, Dios ha
vindicado su nombre ante el mundo" (Romans [Baker Books,
1998], pp. 198,199).
En la parábola de la viña
(Mat. 21:33-41; ver también Mar. 12:1-12 y Luc. 20:9-19), la justicia de Dios
es aseverada y reconocida por el auditorio. En la secuencia narrativa de la
parábola, Jesús presenta una progresión de decisiones razonables tomadas por el
propietario de la viña en respuesta a las actitudes irracionales de aquellos a
quienes la arrendó. Dado que el propietario se había marchado a un país lejano,
era razonable que enviara siervos a recibir el fruto de la viña cuando llegó el
tiempo de la vendimia. Por el contrario, el hecho de que los viñadores
maltrataran violentamente a los siervos en dos ocasiones e incluso mataran a
uno de ellos fue un comportamiento absurdo. Una vez más, era razonable que el
propietario enviara finalmente a su hijo, dando por sentado que los viñadores
le mostrarían respeto. Sin embargo, en una reacción aún más absurda, los
viñadores mataron también al hijo para robarle la herencia.
Jesús narra esta parábola de
tal manera que el público es capaz de seguir y reconocer progresivamente la
legitimidad de las acciones del dueño de la viña, en contraste con la
irracionalidad de los viñadores. Jesús logra incluso obtener la conclusión de la
parábola directamente de los labios del auditorio. Les pregunta:" 'Cuando
venga el señor de la viña, ¿qué hará a esos labradores?' Respondieron: 'Matará
sin compasión a esos malvados, y rentará su viña a otros labradores que paguen
el fruto a su tiempo'" (Mat. 21:40,41).
De allí que los oyentes de
la parábola concluyeran espontáneamente que no había nada más que el dueño del
viñedo pudiera hacer para tratar debidamente a los viñadores. Por eso reconocen
que el castigo de los viñadores malvados es justo. Como enseñanza figurativa
acerca de la justicia de Dios, esta parábola no solo muestra que él es justo,
sino también es percibido como tal. Esta percepción parece ser parte de la
intención de Jesús de juzgar, por la forma interactiva en que concluye la
parábola. Esta percepción de justicia a los ojos de la audiencia surge de un
claro reconocimiento de que el dueño del viñedo había hecho todo lo posible por
mantener una relación adecuada con los que actuaban de manera malvada antes de
juzgarlos punitivamente.
Debemos
reconocer las intenciones amorosas de Dios
Mientras que en la parábola
de la viña -narrada por Jesús en Mateo 21:33 al 41- la conclusión de la
audiencia implica que reconoce que el dueño de la viña hizo todo lo posible
antes de aplicar su juicio retributivo, en el "cántico de amor por su viña"
(Isa. 5:1), Dios mismo afirma que había hecho todo lo posible por su pueblo.
Mientras que en la parábola de la viña contada por Jesús el problema radicaba
en los viñadores, una referencia figurada a "los principales sacerdotes y
los fariseos" (Mat. 21:45), el maestro problema señalado en el canto de
Isaías 5 radica en la viña misma, símbolo de "la casa de Israel"
(vers. 7), de "los hombres de Judá" (vers. 3,7).
Al igual que el dueño de la
viña en la parábola, quien había hecho todo lo posible por mantener una
relación adecuada con los viñadores, el Amado de la canción hizo todo lo que
estuvo en su poder para que la viña produjera buenas uvas: seleccionó "una
ladera fértil" (vers. 1), "la había cavado, despedregado y plantado
de vides selectas. Había edificado en ella una torre y un lagar" (vers.
2). Todas estas acciones preparatorias se nutrieron de la expectativa de que la
viña "diese uvas buenas", pero lamentablemente "dio uvas
silvestres" (vers. 2). Concretamente, Dios "esperaba juicio" o
justicia entre su pueblo, pero lo que vio fue opresión. Buscaba
"justicia", pero lo que oyó fue "clamor" (vers. 7).
En la parábola que se
encuentra en Isaías, Dios invita al pueblo de Judá en Isaías a
"juzgar" entre él y su viña (vers. 3). De la misma manera, Jesús
pidió a su auditorio que dijera cuál sería la acción razonable del dueño de la
vid después de todo lo que había hecho en el contexto de la parábola. Este
juicio debe tener en cuenta la siguiente pregunta retórica: "¿Qué más se
había de hacer a mi viña, que yo no haya hecho?" (vers. 4), que debería
llevar a la conclusión de que Dios había hecho todo lo posible para que su
pueblo produjera "buenos frutos". Por lo tanto, esta pregunta es, en
última instancia, una invitación a reconocer las intenciones, acciones y
expectativas amorosas de Dios en favor de su pueblo.
Además, Dios no solo ama a
su pueblo, como subraya Romanos 5:8, sino también le demuestra su amor. Siempre
resulta más fácil reconocer algo cuando es demostrado. Romanos 3:26 emplea el
lenguaje de la demostración (endeixis) para afirmar que Dios es justo, a
la luz de la sangre de Cristo. Romanos 5:8 también utiliza este lenguaje en
relación con la muerte de Cristo por nosotros, aunque con el verbo synistemi, para
afirmar que Dios nos ama. Este verbo griego comunica la idea de mostrar,
realzar o resaltar algo en el sentido de proporcionar "evidencia acerca de
una característica o afirmación personal por medio de la acción"
(Danker, A Greek-English lexicón ofthe New Testament and other Early
Christian literature, p. 973). Diferentes versiones bíblicas enfatizan
esta idea usando palabras similares: "Dios prueba que nos ama" (DH
H), "Dios demuestra su amor hacia nosotros" (NRV-2000).
Debemos
proclamar la justicia y las intenciones amorosas de Dios
La Biblia no solo nos invita
a reconocer la justicia de Dios y sus amorosas intenciones hacia su pueblo.
También debemos proclamar lo que reconocemos acerca de Dios. Por ejemplo,
encontramos este tipo de proclamación en el cántico de los santos en Apocalipsis
15:3: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso!
¡Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones!" Del mismo
modo, en Apocalipsis 19:2 una gran multitud exclama en el Cielo: "Sus
juicios son verdaderos y justos. El Señor ha juzgado a la gran ramera, que
corrompía la tierra con su fornicación, y ha vengado en ella la sangre de sus
siervos".
Romanos 3:26 destaca que
Dios no solo es justo, sino también tiene la intención de mostrar, demostrar o
probar que es justo. Con esta idea en mente, analiza las siguientes preguntas
con tu clase:
1. ¿Cuán
tranquilizador resulta saber que todo lo que Dios hace tiene el propósito de
demostrar su rectitud y su justicia en su relación con su pueblo? ¿Cómo te hace
sentir esto respecto de Dios?
2. ¿Cómo
influye el reconocimiento de la justicia de Dios y de sus intenciones amorosas
hacia su pueblo en nuestra proclamación de su justicia a los demás? ¿Cómo puede
destacarse este reconocimiento en nuestra predicación del evangelio?
3. ¿Cómo
podemos demostrar nuestro amor a Dios incluso cuando sufrimos?
Comentarios
Publicar un comentario