Martes 22 de abril | Lección 4
RECIBIÓ LO QUE PIDIÓ
Según lo establecido originalmente por Dios, Israel no habría de tener un monarca humano como las otras naciones. Con el tiempo, sin embargo, la fe de Israel flaqueó y anhelaron ser como «las naciones» paganas.
Lee 1 Samuel 8: 4 al 18. ¿Por qué los ancianos o líderes querían un rey? ¿De qué manera podemos caer en tentaciones similares?
1Sa 8:4 Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel,
1Sa 8:5 y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.(A)
1Sa 8:6 Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová.
1Sa 8:7 Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
1Sa 8:8 Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo.
1Sa 8:9 Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.
1Sa 8:10 Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey.
1Sa 8:11 Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro;
1Sa 8:12 y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.
1Sa 8:13 Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras.
1Sa 8:14 Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos.
1Sa 8:15 Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos.
1Sa 8:16 Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras.
1Sa 8:17 Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos.
1Sa 8:18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día.
Es importante notar que el hecho de que pidieran un rey implicaba rechazar a Dios como su gobernante. Según lo establecido, la nación debía responder directamente al Creador, y su relación con él se ponía de manifiesto, entre otras cosas, por medio del Santuario y sus servicios. Al solicitar un rey, traerían sobre sí los mismos padecimientos que experimentaban los reinos paganos: reclutamiento militar para las guerras del rey, confiscación de bienes, impuestos y otros males. Descubrirían que los poderosos tienden a gobernar para su propio beneficio, no benévolamente, como Dios.
Además, el nuevo arreglo sería permanente. Se daría a Israel lo que pidiera, pero cuando se diera cuenta de que se había equivocado, el nuevo sistema de gobierno seguiría en pie. «En ese día clamarán a mí a causa del rey que habrán elegido, pero el Señor no los oirá» (1 Sam. 8: 18).
Dios conoce la debilidad de su pueblo y predijo desde el principio que Israel pediría un rey humano. Así lo hicieron, y gran parte de la historia sagrada es el relato de las consecuencias de esa decisión.
Lee Deuteronomio 17: 14 al 20. Nota que Dios no dice: «Les daré un rey», sino que es su pueblo quien quiere uno. Dios estableció medidas de protección para cuidar a su pueblo de algunos de los males asociados con los gobiernos humanos. Sin embargo, como lo demuestra la historia de la nación y sus reyes, esas medidas a menudo fueron ignoradas.
Basta con mirar la historia de Israel después de que decidió tener un monarca para ver cuán penosos fueron los resultados para ellos bajo sus reyes. Aunque algunos de estos fueron mejores que otros, incluso los «buenos» hicieron lo malo (piensa en David y Betsabé). En muchos casos, la nación vivió bajo el gobierno de un rey tras otro que hizo «lo malo a los ojos del Señor» (ver 1 Rey. 11: 6; 15: 26; 16: 30; 2 Rey. 3: 2, etc.).
Hoy como ayer, todos los gobiernos humanos tienen algo en común: pecadores gobiernan a pecadores. En vista de ello, no debería sorprendernos que las cosas no resulten bien.
Amén amén solo él gobierno de Dios es el único que debemos obedecer que pongamos en primer lugar a nuestro padre celestial Amén gloria a Dios
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